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Estación Espacial 02

Mediante un nuevo experimento que se está  llevando a cabo desde la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), ahora es posible ver en directo y en alta definición, nuestro planeta desde el espacio como nunca antes se había visto.

Lo que se observa desde la ISS lo pueden contemplar los internautas a través de un canal por internet creado por la NASA, donde se puede ver en directo nuestro querido planeta azul.  Cuatro cámaras de alta definición introducidas en una carcasa para aislarlas de las extremas temperaturas exteriores, ofrecen esta extraordinaria posibilidad. Las imágenes se envían directamente a la Tierra donde, además, se podrá escuchar las trasmisiones de la tripulación.

El proyecto llamado ‘Vista en Alta definición de la Tierra’ (High Definition Earth Viewing), tiene una fecha para su terminación: octubre del 2015. Hasta ese momento el canal estará accesible las 24 horas. Muchas veces las imágenes aparecerán en negro cuando la Estación Espacial Internacional esté orbitando sobre la parte de nuestro planeta no iluminada por el Sol, algo que ocurre cada 90 minutos.

Según la NASA, el objetivo es evaluar el rendimiento y resistencia de cuatro cámaras de alta definición disponibles en el mercado para averiguar cuáles usar en el futuro.

Sigue este enlace. Una vez en la página, para tener una mejor visión puedes expandir la pequeña pantalla de la parte superior. Puedes escuchar, incluso, conversaciones de los astronautas.

http://spacestationlive.nasa.gov/timeline/

Tierra entre nubes

«OVERVIEW EFFECT»: CUANDO VER LA TIERRA DESDE FUERA 

SE CONVIERTE EN UNA EXPERIENCIA DE UNIDAD

Grilla sobre el planeta

Cuando los astronautas viajan al espacio y se quedan absortos mirando el paisaje que les rodea por alguna ventanilla de la nave, o cuando aquel pequeño grupo de elegidos pudieron contemplar nuestro pequeño planeta azul desde la mayor distancia a la que unos seres humanos se han desplazado fuera del hogar planetario –  nos referimos a los participantes del Programa Apolo, que permitió la llegada del hombre a la Luna – sucede y sucedió con frecuencia algo extraño en sus mentes y cuerpos: vivieron una sensación muy fuerte y poderosa que a muchos de ellos llevó a cambiar la vida por completo, de forma que una vez que estuvieron allí arriba, ya no volvieron a ser los mismos.

Esto es lo que se ha convenido en llamar Overview Effect, es decir, «el efecto de la visión desde arriba», o también «Efecto Perspectiva General».  Acuñado oficialmente por primera vez por el escritor Frank White en 1987 en un libro con ese mismo título,  este autor recogió bellísimos testimonios de los astronautas. Su lectura produce en nosotros un fuerte impacto y despiertan  un profundo sentimiento de reverencia. Veamos algunos de ellos.

Mirando La Tierra

El astronauta James Irwin decía: «La Tierra parece un árbol de navidad colgado del fondo negro del universo; cuanto más nos alejamos de ella, tanto más va disminuyendo su tamaño, hasta quedar reducida a una pequeña bola, la más bella que se pueda imaginar. Ese objeto vivo tan bello y tan cálido parece frágil y delicado; contemplarlo cambia a quien lo hace, pues empieza a apreciar la creación de Dios y a descubrir el amor de Dios».

Eugene Cernan, confesaba: «Yo fui el último hombre que pisó la luna en diciembre de 1972. Desde la superficie lunar miraba con temor reverencial hacia la Tierra en un trasfondo muy oscuro; lo que yo veía era demasiado bello para ser aprehendido, demasiado ordenado y lleno de intención para ser fruto de un mero accidente cósmico; uno se sentía, interiormente, obligado a alabar a Dios. Dios debe existir por haber creado aquello que yo tenía el privilegio de contemplar; espontáneamente surge la veneración y la acción de gracias; para eso existe el universo».

Joseph P. Allen, otro astronauta, dijo: «Se discutió mucho sobre los pros y los contras de los viajes a la luna, no oí a nadie argumentar que deberíamos ir a la Luna para ver la Tierra desde allí, desde fuera de la Tierra; después de todo, ésta debe haber sido seguramente la verdadera razón de haber ido a la Luna».

En 1969, durante la misión Apolo 9, el astronauta Rusty Schweikart se encontraba haciendo una serie de maniobras en el espacio que darían paso a las futuras misiones que permitieron llevar al hombre a la Luna. Schweikart rodeaba el planeta Tierra cada 90 minutos y, sin previo aviso, un sentimiento de euforia, éxtasis y paz le asaltó: “Cuando das la vuelta a la Tierra en una hora y media, empiezas a reconocer que tu identidad se relaciona con todo lo que ves”, explicó Schweikart.

astronautas

Eugene Cernan                           Joseph P. Allen                                Rusty Schweikart 

Al pasar por una experiencia tan singular como ésta, ese ser humano despierta a la comprensión de que él y la Tierra forman una unidad y que esta unidad pertenece a otra mayor, aumentando la escala hasta el infinito…. hasta las puertas del misterio de la Creación.

«Desde allá arriba», observaba también Eugene Cernan, «no son perceptibles las barreras del color de la piel, de la religión y de la política que aquí abajo dividen al mundo». Todo está unificado en un único planeta Tierra.

Por su parte, el astronauta Salman al-Saud comentaba: «El primero y el segundo día, señalábamos hacia nuestro país, el tercero y cuarto hacia nuestro continente, después del quinto día solamente teníamos conciencia de la Tierra como un todo».

Estos testimonios nos reafirman en el convencimiento de que Tierra y Humanidad forman en realidad, un todo indivisible. Exactamente esto fue lo que escribió Isaac Asimov en un artículo en el periódico The New York Times del 9 de octubre de 1982, con ocasión del 25 aniversario del lanzamiento del Sputnik,  primer satélite artificial en dar la vuelta a la Tierra. El título era: “El legado del Sputnik: el globalismo”. Y decía Asimov: «se impone en nuestras mentes reluctantes la visión de que Tierra y Humanidad forman una única entidad».

El ruso Anatoly Berezovoy, que estuvo 211 días en el espacio, afirmó la misma cosa. No podemos separar en un lado la Tierra y en el otro la humanidad. Formamos un todo orgánico y vivo; nosotros, los humanos, somos aquella parte de la Tierra que siente, piensa, ama, cuida y venera, somos la NATURALEZA HACIÉNDOSE CONSCIENTE DE SI MISMA, como decía el poeta inglés Thomson, aunque mientras no «despertamos» completamente a esa realidad, nos convertimos durante un tiempo en su mayor enemigo.

El astronauta de la misión Apolo 14, Ed Mitchell, también pasó por esta experiencia. Tras un exitoso alunizaje en la Luna, Mitchell, junto con sus otros dos compañeros, estaba regresando a la Tierra. Dio la casualidad de que  ya había completado todas sus tareas y, por tanto, en el viaje de retorno a casa tuvo más tiempo para disfrutar del paisaje que se dibujaba a través de la ventanilla de la nave.

Tripulación Apolo XIV

Como la nave giraba sobre sí misma completando una vuelta cada 2 minutos (un modo que le llaman el modo barbacoa), Mitchell pudo contemplar por primera vez la Tierra, la Luna, el Sol y las estrellas en un panorama de 360º que le dejó ensimismado.

Además, él mismo comprendía que todas sus moléculas y las de sus compañeros se formaron en antiguas estrellas que, al morir, esparcieron sus cenizas por el espacio, de las cuales estamos constituidos; y, de repente, ahí estaba de nuevo esa emoción que Schweikart había experimentado antes, esa sensación de euforia, de conexión con el Universo, que le cambiaría para toda la vida.

Otros muchos astronautas también sintieron este misterioso efecto. Entre otros, Tom Jones, Mike Massimino y el famosísimo Chris Hadfield,  uno de los últimos astronautas en percibir este curioso efecto. De hecho, en sus últimos días a bordo de la Estación Espacial Internacional, Hadfield llegó incluso a realizar su propia versión de la canción Space Oddity, de David Bowie, para canalizar, de alguna manera, todo lo que él había sentido allí y compartirlo con todos nosotros.

«Curiosamente», el psíquico vidente argentino Benjamín Solari Parravicini – ver artículo que dedicamos a sus previsiones o profecías en este mismo blog – parece referirme a este peculiar fenómeno en uno de su dibujos:

Dibujo astronautas Parravicini

TEXTO: «Cosmonautas terráqueos que en el alto quedaron, darán la pauta de cierta invisible mano gobernante del Universo Astral. El cosmonauta, «bala humana», que hiciera proezas sin ver allá la existencia de Dios, ni pensar en la creación de las maravillas descubiertas, de pronto gritarán arrobados ¡Dios!» (1969)

 

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