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Archive for the ‘Felicitación’ Category

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Agradecemos profundamente a la Asociación Espírita Internacional CEPA, el envío que nos ha hecho de una tarjeta de felicitación con motivo del 38º Aniversario del registro como Asociación formalizada y legalizada del Grupo Espírita de La Palma.

No obstante, hay que precisar que el Grupo Espírita de La Palma tiene una trayectoria bastante más dilatada en su actividad, si bien no formalizada, dado que en aquellos momentos la situación sociopolítica española no lo permitía, una trayectoria que se proyecta en el tiempo hasta rondar los 60 años.

Fue fundado el Grupo Espírita de La Palma bajo el impulso de varios compañeros que habían sido emigrantes en el país hermano de Venezuela, junto a otros que residían en la isla, pues los primeros conocieron allá el Espiritismo, iniciándose en estos estudios y asimilándose completamente con sus ideas emancipadoras de la conciencia. De tal forma que una vez regresados a la isla finalizada su etapa de emigrantes, buscaron por todos los medios contactar con otras personas con intereses similares, creándose el núcleo inicial de nuestro Grupo. Desde entonces las reuniones de estudio y experimentación no han cesado hasta la actualidad, salvo en un corto periodo que sirvió de reflexión y afianzamiento.

Hoy ya no queda encarnado ninguno de aquellos pioneros e iniciadores de nuestro Grupo, habiendo pasado todos al plano espiritual. Por eso quiero ahora recordar sus nombres: Severo, Segundo Francisco, Marcos, Ceferino, Rosa… Y también a otros compañeros y compañeras que si bien no estuvieron en aquella lejana primera etapa, se incorporaron después alzándose como puntales esenciales de nuestro Grupo, y que también han abandonado el plano físico, como son los casos de Romualdo y Amada... A todos un gran abrazo fraterno que espero llegue hasta allí donde ahora moráis como espíritus en libertad.

https://www.cepainternacional.org/site/es/

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NOTA INTRODUCTORIA

Quienes llevamos muchos años participando en el Grupo Espírita de La Palma, conservamos muy vivo en el recuerdo, imborrable diríamos mejor, la imagen y la labor de compañeros nuestros que si bien hoy ya no están físicamente entre nosotros, fueron maestros indiscutibles, modelos en los que inspirarnos, ventanas del amor en el mundo, y que pasado el tiempo cobran un significado trascendente al ser más conscientes de la huella que dejaron. Conocerlos fue para nosotros un regalo, tratarlos y compartir tareas y esfuerzos un orgullo, recordarlos ahora, es un deber y un honor.

Uno de esos maestros fue para nosotros ROMUALDO SEGURA PICHER. Desde su Alcoy natal, se trasladó a la isla de La Palma, donde fundó familia y moró muchos años. Ya hace más de una década que dejó su envoltura corporal, pero su dimensión intelectual y moral, su compromiso y humildad, siguen muy presentes en el corazón de los que tuvimos la fortuna de compartir su amistad. Por eso y aprovechando las fechas en que nos encontramos de tránsito entre dos anualidades, queremos traer aquí uno de sus escritos (no será el último de su autoría que insertemos en este blog) que él realizase y leyese en una de nuestra habituales reuniones próximas a cada fin de año, donde hacemos revisión de las tareas grupales de los meses precedentes y en un clima de fraternidad y sana alegría, compartimos ideas, sentimientos, anhelos y vituallas.

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REFLEXIONES PARA UN NUEVO AÑO QUE EMPIEZA

Por: Romualdo Segura Picher

Cada año es un ciclo de vida marcado por las cuatro estaciones y cada entrada de año estrenamos un nuevo ciclo. Todos los seres humanos deberíamos hacer propósito de Vida Nueva en el inicio de un nuevo año. Esto, por lo menos, es lo que aconseja un refrán que vengo oyendo desde niño y que dice así: “Año nuevo, vida nueva”. Esto aparentemente tan sencillo, es en realidad muy difícil de realizar. ¿Por que? Porque hay pocos seres humanos verdaderamente interesados en hacerlo si tenemos en cuenta la gran masa de personas que constituimos la humanidad.

Hay en las personas dos actividades de vida posibles, que se pueden ver si nos tomamos el trabajo de observar. Una es la actividad mecánica, vida repetitiva que se hace por costumbre establecida y es mantenida por rutina, de la cual somos, en general, inconscientes. La otra es la vida creadora, porque es una actividad que siempre esta creando «algo nuevo», cosas, objetos de uso y de consumo, servicios, máquinas, en fin todas aquellos elementos que de una forma u otra contribuyen a aumentar nuestro confort, nuestra seguridad y comodidad en la vida mate­rial. También podemos incluir dentro de esta denominación a las creaciones literarias, artísticas, científicas, las Bellas Artes y todo cuanto contribuya a que el ser humano se eleve por encima del plano de la animalidad; esto es, cultivo de valores humanos o espirituales.

Crear es dar vida a «algo» que sirva para la mejor expresión o desenvolvimiento de la vida. Una vida iluminada por la Razón y el Amor es verdaderamente Vida, es decir, creación. Porque Crear es dar Luz y Amor, la luz ilumina, el Amor propulsa. La Vida Universal es inmensurable llama que se renueva constantemente en novedosas formas y expresiones. La vida del ser humano solo es parcialmente creadora mientras no se haya realizado en totalidad como Ser Humano. Él forma parte de la Llama Eterna de la Vida; él es un destello de esa Llama, él es Centro Creador, él es un Generador de Amor y Luz constituido a imagen y semejanza del Padre Universal.

Creo que todos deberíamos hacer unas reflexiones al entrar en un año nuevo y hacer un esfuerzo para hacer entrar nuestras vidas en una etapa de renovación, de vida nueva, de claridad. La renovación a que me refiero es fundamental, pues es aquella que produce transformación o cambio profundo en el sentido del Ser, en la dirección de la vida, del Ser y del Hacer. Para entender esto, es preciso que cada cual se conteste dos preguntas: ¿Qué soy? ¿Qué hago? Si contestamos la primera, veremos que somos seres humanos en vía de realización, veremos que no somos animales (aunque hagamos muchas animaladas aún, al identificarnos con la parte animal), no lo somos porque tenemos Inteligencia y facultad autoconsciente, porque tenemos poder Creador, o sea capacidad para crear o destruir, para conocer y conocernos, (cosa que no tiene el animal), somos un reino Superior al animal, o un «destello» del Creador o de Dios. Si contestarnos a la segunda pregunta, averiguaremos lo que hacernos, en qué actividades estamos enfrascados, y si lo que hacemos es creativo, luminoso, liberador, armonioso, pacífico, amoroso, unificador… o lo contrario.

Concluido este breve preámbulo, estamos ahora en condiciones de afrontar el tema Año Nuevo, Vida Nueva. San Pablo en una de sus epístolas nos dice: “Transformaros por la renovación de vuestra mente.» Esto tiene un sentido básico, pues nadie puede renovarse o renovar su vida, si no cambia «su pensar», o sea, la índole de sus pensamientos. Es nuestra forma de pensar lo que nos hace ser viejos o nos abre la posibilidad de ser seres humanos nuevos iniciando un cambio.

¿Qué es lo viejo en el hombre? Todas aquellas actividades primarias que ha vivido y que sigue repitiendo inconscientemente de forma mecánica porque se han constituido en hábitos de pensar, de sentir y de actuar. Y muchos de nuestros pensamientos, hechos hábito, son dañinos, son verdaderos venenos psicológicos, como «Todos buscan dañarme», “La gente me humilla», «Nadie me aprecia» «No confío en nadie», “Yo valgo más que todos», «Tengo que tener seguridad”, etc. Esta es la tendencia «vieja», la que suscita desconfianza, miedo, rivalidad, astucia y afán de poder, lo cual entraña violencia, conflictos y enfrentamientos que conducen a la guerra. Esto ha sido la base de nuestro pasado, viejo pasado donde hemos cultivado, activado y mantenido valores animales, que son los que ahora nos estorban y nos impiden hacer una Vida Nueva. Esa es la vida vieja que debemos abandonar renovando nuestra mente, cambiando nuestra intencionalidad, la que nos empuja a buscar constantemente el provecho propio sin importarnos el daño que podamos causar a los demás.

Toda vida es antes proyecto, y si no hacemos un nuevo proyecto o propósito, no habrá vida Nueva. Necesitamos en verdad esa vida nueva más que nunca, pero para que sea radicalmente nueva, tiene que, obviamente, dejar de ser vieja. Si la rivalidad y la guerra fueron en el pasado necesarias para poner en relación a los pueblos y continentes, para forjar los caracteres nacionales y relacionar y fusionar culturas, hoy ya no son necesarias; es más, son un obstáculo para la unificación de la humanidad y el establecimiento de correctas relaciones humanas.

¿Es que necesitamos devastar totalmente el planeta para comprender que nuestro destino como humanidad es entendernos? Si seguimos los viejos derroteros impulsados por los rivalismos – ya sean individuales, nacionales, o internacionales -, el enfrentamiento será inevitable y la implacable destrucción nos aguarda. De nada servirá que oremos por la paz si no somos pacíficos, pues seguiremos generando conflictos y causas de confrontaciones. Por eso, la entrada de un Año Nuevo tendría que ser la iniciación de un cambio de actitud en los individuos y en las políticas de las naciones. Lamentablemente esto es aún una utopía pero no un imposible, aunque por el momento parece improbable.

Con motivo de la entrada de un Año Nuevo es costumbre desear felicidad y prosperidad a todos. Eso es bueno, pero no basta, si queremos que la vida sea nueva en nosotros es preciso que nuestras actividades estén orientadas hacia el respeto de la Libertad de cada ser humano, hacia la paz, hacia la Justicia. Porque la Igualdad ante la Ley solo existe en la Ley divina, y este ES el ÚNICO CAMINO para que surja la fraternidad entre los humanos. Somos una humanidad que cojea, por ello no anda correctamente, pues estamos cojos de AMOR. La, gran mayoría de los pueblos están cansados de guerras y desean la Paz, y si los gobernantes tienen alguna duda al respecto que se lo pregunten a sus pueblos respectivos con un plebiscito. Son los viejos y bastardos intereses que un grupo de gentes retorcidas y siniestras desea mantener para conservar las viejas actitudes y las estructuras de la explotación y la degradación humanas. Esto puede conducirnos hacia un genocidio.

La Ley de Vida para la humanidad es la ley de la Inteligencia y del Amor, de la cual surge el Poder Creador. Esa Ley Divina ya la expresó Jesús hace 2.000 años: «Amaos los unos a los otros como yo os amo”. Sólo podemos decir, ante las horas angustiosas que están viviendo los pueblos de la Tierra por las terribles amenazas que pesan sobre todos, que sólo cumpliendo esa ley divina de Amor, habrá posibilidad de vernos libres de las tribulaciones que nos atenazan, de instaurar un orden nuevo y de ofrecer, por tanto, a las generaciones venideras un mundo adecuado para que puedan alcanzar su «destino”, que no es otro que realizarse como SERES HUMANOS COMPLETOS.

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