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Archive for the ‘artículos’ Category

El Hua Hu Ching es la recopilación de 81 enseñanzas orales taoístas ―el mismo número que en el Tao Te Ching― que la tradición también atribuye a Lao Tse. En la etapa de luchas políticas en China durante el siglo XIV, este libro fue prohibido y quemados los ejemplares existentes. Afortunadamente, la práctica taoísta, basada en la transmisión oral de sus enseñanzas, permitió que el maestro Ni Hua-Ching las reprodujera después de su salida de China en 1976, colaborando en su posterior redacción y traducción, evitando así que se perdieran para siempre. En relación con su contenido, este se refiere al logro de la iluminación, la maestría y la paz de espíritu, transmitiendo su mensaje una enorme autoridad que revela el más puro origen taoísta.

El siguiente texto está extraído de esta pequeña – en extensión – obra, pero maravillosa por la profundidad y alcance de las enseñanzas que contiene. Pero, como ocurre con todo, esas enseñanzas pueden saborearse sólo cuando se comprenden.

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«Las personas de espíritu superior pueden despertar en tiempos de agitación, para sacar a los demás del lodo. ¿Pero cómo puede uno solo liberar a muchos? Primero, liberando su propio ser.

No hace esto elevándose a sí mismo, sino rebajándose a sí mismo. Se rebaja a sí mismo a lo que es simple, modesto y verdadero, integrándolo en sí mismo llega a ser maestro de la simplicidad, de la modestia, de la verdad. Emancipado totalmente de su previa vida falsa, descubre su naturaleza original pura, que es la naturaleza pura del universo.

Desprendiendo libre y espontáneamente su energía divina, trasciende constantemente situaciones complicadas y arrastra todo lo que le rodea de nuevo a su unidad integral.

Por ser una divinidad viviente, cuando actúa, el universo actúa».

Hua Hu Ching

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«(…) La mediumnidad no está vinculada a tal o cual individuo1. Es una facultad fugitiva, subordinada a la facultad de los espíritus que quieren comunicarse, que se posee hoy y que al día siguiente puede faltar, que nunca es aplicable a todos los espíritus sin distinción, y por lo mismo, no constituye un mérito personal como lo sería el talento adquirido por el trabajo y los esfuerzos de la inteligencia. Los médiums sinceros, aquéllos que comprenden la gravedad de su misión, se consideran como instrumentos que la voluntad de Dios puede romper cuando le plazca, si no obran según sus miras. Son felices por tener una facultad que les permite hacerse útiles, pero no se envanecen por ello.»

De la obra “Cielo e Infierno” (Prefacio), Allan Kardec

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1.- Nota del Grupo Espírita de La Palma: Es decir, la mediumnidad no es “propiedad” de ningún individuo, algo que pueda usar al antojo y conveniencia de cada cual

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«Un discípulo se quedó dormido y soñó que había llegado al paraíso. Pero, para su asombro, vio que allí estaban sentados el Maestro y los demás discípulos, absortos en la meditación.

»¿Y esto es la recompensa del paraíso?, exclamó.

»¡Si es exactamente lo que hacíamos en la tierra!

»Entonces oyó una voz que exclamaba: ¡Insensato, ¿Acaso piensas que esos que ves meditando están en el paraíso? Pues bien, es justamente lo contrariao, el paraíso está en ellos.

Anthony de Mello

La Iluminación no es un lugar geográfico o un evento externo, no requiere de parajes especiales o de aislamientos. Más bien, acontece cuando la Realidad es percibida sin filtros ni descripciones intermediarias.

Cuando un niño nace, su percepción no se encuentra estructurada. Tanto sus padres corno la comunidad y la escuela se encargan de conformar su percepción de acuerdo con los moldes establecidos. Aquellas formas de sentir y ver el mundo que son aceptadas por la sociedad son recompensadas y las que no se ajustan, se oponen o contradicen las normas comunitarias, son castigadas.

Poco a poco y en un lapso que dura años, el niño aprende a permanecer en el estado que se le ha impuesto y a negar o reprimir las formas de ser cuya manifestación se ha castigado.

Cuando este proceso se completa, la Realidad y el sujeto que la percibe se separan y en lugar de una percepción fresca y directa de la Realidad, ésta se filtra utilizándose una descripción del mundo. Esta descripción no solamente limita la percepción, sino que la transforma y acomoda haciéndola congruente con las estructuras conceptuales que se han internalizado. El proceso de internalización hace innecesarios los controles externos; los premios y castigos de la sociedad. El sujeto se ha convertido en un defensor y un exponente de las mismas estructuras que ahora actúan desde su interior sin darse cuenta de ellas. En otras palabras, la Realidad se confunde con la estructura y la descripción aprendida, y ésta última se fija y considera como la única válida. Se crea así un tema básico o un mito que no se puede ver como tal porque es él quien determina el sentir y la forma de ver. Puesto que la mayoría de los componentes de la misma comunidad han internalizado un similar mito y una parecida descripción, se sostiene ésta por el acuerdo interpersonal.

Sabemos ya por los últimos descubrimientos neurofisiológicos, que los patrones de la actividad cerebral de un sujeto se transfieren a otros sujetos. El hecho de que un ser humano viva en un espacio en el cual se inscriban modos similares de actividad cerebral, hace que sus propios patrones se refuercen y mantengan.

En un experimento publicado en la década de los 80, el autor y E. Roy John, del Brain Research Laboratory de la ciudad de Nueva York, demostramos que las expectativas que un sujeto tiene acerca de la realidad que percibe, determinan cambios en su actividad cerebral acordes con las expectativas (las descripciones y estructuras conceptuales que posee) y no con la realidad.

En otros experimentos realizados en la Universidad de México, el autor y Julieta Ramos demostramos que los patrones cerebrales específicos de un sujeto afectan a otros sujetos, los cuales mimetizan en su cerebro la actividad de los cerebros circundantes. Por lo tanto, la forma de interpretar el mundo modifica la actividad cerebral y esta modificación se transfiere de cerebro a cerebro.

Cuando alguien es capaz de darse cuenta de que su percepción de la Realidad no es pura, sino determinada por el mito que ha hecho suyo y puede darse cuenta de las características y del poder de este último, da un primer paso hacia la Iluminación.

El estado de Iluminación implica la desaparición de todo filtro en la percepción, tanto del entorno como de sí mismo. Esta desaparición hace que no exista preconcepción ni estructura de separación entre el sujeto y la Realidad. Por lo mismo, el estado de Iluminación no puede describirse, puesto que trasciende el razonamiento lineal.

“Si uno pudiese aniquilarse a sí mismo aunque fuera por un instante —yo digo que aún menos que por un instante— todo sería suyo, junto con todo lo que es en sí mismo, pero mientras que en cualquier grado tu mente esté en ti o en cualquier otra cosa, sabrás tan poco de Dios como mi boca sabe del color o mi ojo acerca del sabor, Así de poco sabes lo que es Dios

Meister Eckhart

La aniquilación a la que se refiere Eckhart es la del mito de identidad sostenido por las estructuras introyectadas, aquellas que confundimos con nuestra naturaleza real y que compartimos con los seres humanos que, como nosotros, han sido educados en forma similar y que, por lo tanto, perciben también de forma similar a nosotros.

“La modalidad de la época es el determinado conjunto de campos de energía que los seres humanos perciben.

»…La época determina el modo de percibir; determina cuál conjunto de campos de energía, en particular, de entre un número incalculable de ellos, será percibido.

»Manejar la modalidad de la época, ese selecto conjunto de campos de energía, absorbe toda nuestra fuerza, dejándonos sin nada que pueda ayudarnos a percibir otros campos de energía, otros mundos.”

Don Juan Matus

Pero la Iluminación no sólo determina un cambio en la percepción externa sino, sobre todo, un descubrimiento acerca de la naturaleza de quien percibe y un contacto íntimo con un sí mismo puro y libre de ataduras.

“Buda es el Yo Puro.”

Lama Lhundup

La identidad personal sufre una verdadera expansión durante el proceso de desarrollo que desemboca en la Iluminación.

Generalmente nos identificamos con nuestro cuerpo creyendo que la muerte del mismo conllevará nuestra desaparición total. Esta identidad se refuerza por la percepción que los otros tienen de uno mismo. Sin embargo, esta identidad es ilusoria y no corresponde a nuestra naturaleza esencial.

“Acerca de mi propia actualización estos días, es verdaderamente creativa y destructiva. Juego con transformaciones milagrosas, penetrando todas las circunstancias y en donde me encuentre no tengo más que buscar.

»Las circunstancias ya no son capaces de cambiarme. Si vienen estudiantes a buscarme, yo salgo para verlos. Ellos no me ven. Así me visto con toda clase de vestiduras. Los estudiantes inmediatamente empiezan a especular acerca de ellas, tomándolas con mis palabras. Todo esto es muy triste. Ciegos y rapados, hombres sin ojos; depende de las vestiduras que uso, verdes, amarillas, rojas o blancas. Cuando me las quito y sólo me pongo la vestidura de la pureza, los estudiantes ven un reflejo y se reúnen entre ellos con gozo. Y cuando me desvisto, ellos se desilusionan y corren sorprendidos, asustados, y se quejan de mi desnudez. Así es que yo les digo: ¿Conocen en verdad a ‘mí”, quien se viste con todas estas vestiduras? Y súbitamente ellos vuelven sus caras y me reconocen.

Rinzai Gigen

El cuerpo, la mente, las emociones, son otras tantas vestiduras del verdadero Yo, el cual se viste con ellas, pero se encuentra en un lugar “fuera” del espacio y tiempo, más allá de todo concepto y explicación. El contacto con quien verdaderamente somos es la Iluminación. En ella no desaparece la individualidad, sino que se expande para abarcarlo todo.

“Todos los Budas y todos los seres sintientes no son otra cosa sino la Única Mente fuera de la cual nada existe. Esta Mente, la cual no tiene inicio, no tuvo nacimiento y es indestructible, no es verde ni amarilla y no posee forma o apariencia. No pertenece a la categoría de las cosas que existen o no existen, ni tampoco puede considerársele en términos de nuevo o viejo. No es ni larga ni corta, grande o pequeña, porque trasciende lodos los límites, medidas, nombres, trazos y comparaciones. Es lo que ves en frente de ti. Comienza a razonar sobre ello e inmediatamente caerás en el error.

Es como el vacío sin límites que no puede ser medido. La Única Mente en sí es el Buda y no existe diferencia entre Buda y los seres sintientes excepto que estos últimos están apegados a las formas y buscan en el exterior la Budeidad. Por el solo hecho de buscarla, lo pierden, porque implica usar el Buda para buscar al Buda y usar lo mente pare encontrar la Mente. Aun cuando lo intenten por un eón completo, no serán capaces de lograrlo. Ellos no saben que si pusieran un alto al pensamiento conceptual y olvidaran su ansiedad, el Buda aparecería frente a ellos porque esta Mente es el Buda y el Buda es todos los seres vivos. No disminuye por manifestarse en seres ordinarios y no se engrandece por manifestarse en los Budas.»

Huang Po

Por lo tanto, el concepto de la Iluminación indica que ésta aparece cuando un sujeto logra percibirse a sí mismo en Unidad con una naturaleza que se encuentre en todo. Lo Realidad a la que tiene acceso el Iluminado es esa misma naturaleza que no admite separación alguna entre el Observador y lo observado.

Por otro lado, la Iluminación no puede describirse, sino solamente vivirse. Cuando alguien trata de llegar a la Iluminación a través del pensamiento racional fracasa puesto que la Iluminación trasciende a la mente condicionada.

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La Declaración Universal de Derechos Humanos, firmada en París el 10 de diciembre de 1948, buscó enfrentar los grandes males que en las décadas anteriores conoció la humanidad. Como nunca antes, se manifestaron e hicieron visibles las posibilidades de destrucción de los seres humanos mediante la utilización del Estado y sus poderes políticos y jurídicos. La Declaración buscó eliminar tales atrocidades mediante la reafirmación de la dignidad de todas las personas a partir del reconocimiento de derechos postulados como innatos. Un generoso listado de ellos quedó establecido en la Declaración. A partir de entonces, conjuntamente con otros instrumentos internacionales, se buscó alcanzar el mismo objetivo. Todos estos ordenamientos buscaban evitar la instrumentalización de los seres humanos y dotarlos de amplias posibilidades para construir su existencia. Pensar, crear, elegir y ser quisieron garantizarse con derechos particulares susceptibles de enfrentarse a las administraciones públicas, identificadas entonces como causa de grandes males.

El otorgamiento de derechos ha logrado aliviar algunos de los problemas individuales y sociales, pero no ha sido capaz de resolver otras muchas situaciones. El pasar de los años ha puesto de manifiesto que la mera titularidad de derechos no es suficiente para transformar la realidad cotidiana; que los poderes públicos y privados no van a cambiar su actuación por el solo reconocimiento de derechos en favor de personas o colectivos. Los titulares de derechos tenemos que asumir nuestra situación no como algo dado de una vez y para siempre, sino como un atributo que requiere ejercerse y actualizarse cada día. Por paradójico que parezca, tenemos que obligarnos con nosotros mismos y con nuestras comunidades a ejercer nuestros derechos. Tenemos, también, que reconocer que nuestra condición de personas conlleva el cumplimiento de deberes y obligaciones para con nosotros mismos, la colectividad y las generaciones futuras.

De manera escueta, pero no por ello menor, la Declaración Universal de los Derechos Humanos nos impuso en su artículo 29 deberes para con nuestra comunidad, al asumir que solo así podíamos desarrollar libre y plenamente nuestra personalidad. Las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial que acababa de dejarse atrás y el reconocimiento de sus barbaridades, llevó a fijar la atención en los derechos relegando los deberes.

El compromiso con los otros y con la sociedad en la que se vivía, fue pospuesto en la búsqueda de la afirmación individual. Nada hubo de reprochable en momentos tan dolorosos. Sin embargo, el pasar de los años ha mostrado la necesidad de que las personas como individuos y parte de colectividades luchen por afirmar sus derechos y condición social. Igualmente se ha puesto de manifiesto la urgencia de aceptar a plenitud la observancia de su precondición: el cumplimiento de los deberes y obligaciones que a cada cual le corresponden jurídica y moralmente.

A lo largo de las últimas décadas asistimos efectivamente a una toma de conciencia: los derechos son una herramienta indispensable para la construcción de la individualidad, pero ello requiere, a su vez, de la construcción de lo social, del todo en el que se está. Para lograr un desarrollo pleno y auténtico, y realizar cabalmente el proceso de humanización, necesitamos pensar y pensarnos como partes de ese todo y asumir la cosa pública como el hábitat social que nos da posibilidades porque nuestra contribución es una fuente de sentido. Nosotros, en lo individual o en las agrupaciones a las que hemos decidido incorporarnos, necesitamos entender que junto a la exigencia de cumplimiento de nuestros derechos, tenemos que cumplir con deberes y obligaciones que incluyen demandar a nuestros Estados el respeto y garantía de los mismos, porque el Estado nunca queda eximido de su responsabilidad de garante.

La mencionada toma de conciencia se ha reflejado en distintas iniciativas tendentes a explicitar los deberes de las personas en el plano nacional e internacional. La primera de todas, de corte estrictamente regional, fue la inclusión del segundo capítulo, destinado a los Deberes, en la “Declaración de los Derechos y Deberes del Hombre”, de 1948. Los Estados americanos reunidos en la IX Conferencia Internacional Americana advirtieron que: mientras los derechos resaltan la libertad, los deberes expresan la dignidad con la que se ejerce la libertad. En 1988, un grupo de notables personalidades formularon la “Declaración de Responsabilidades y Deberes Humanos”, la cual tuvo como propósito, en sus propias palabras, subrayar:

que la asunción de las obligaciones y responsabilidades implícitas en los derechos humanos y libertades fundamentales recae en todos los miembros de la comunidad mundial, incluyendo los Estados, las organizaciones internacionales, las regionales y subregionales, así como las intergubernamentales, los sectores privado y público, las organizaciones no gubernamentales, las asociaciones de ciudadanos, otros representantes de la sociedad civil así como todos los miembros individuales de la familia humana.

En el año de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la “Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones, de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidas”, en Declaración Universal de Deberes Humanos cuyo artículo 18 se reiteró la importancia de que cada cual asuma sus deberes y obligaciones como eje para la transformación individual y colectiva. En febrero de 2002, la propia Asamblea General emitió una nueva resolución a fin de exhortar a los Estados miembros a lograr el cumplimiento de esos derechos, deberes y obligaciones.

A partir de esos años, diversos esfuerzos nacionales se han llevado a cabo para incluir en los respectivos textos constitucionales un mayor número de obligaciones y responsabilidades para sus ciudadanos.

En 2016, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Fundación José Saramago y la World Future Society (Capítulo México), recogieron los esfuerzos precedentes a fin de darle un nuevo impulso al establecimiento de deberes, obligaciones y responsabilidades de seres humanos y colectivos sociales. Como conclusión de los distintos encuentros realizados, se señaló que:

La proliferación en el reconocimiento de derechos ha provocado una comprensión equivocada. Numerosas personas han supuesto que los derechos no tienen correspondencia con las obligaciones. Es como si se pensara que un individuo ha asumido todos los derechos para su crecimiento y la obtención de sus satisfactores, sin que ello le implique asumir carga alguna para consigo mismo, sus semejantes, el entorno que lo rodea o para con el Estado. Es necesario pensar el mundo de los derechos en clave de corresponsabilidad.

Desde los esfuerzos de la UNESCO, de la Asamblea General de Naciones Unidas o de las Constituciones nacionales y hasta la fecha presente, se han planteado nuevas posibilidades y retos. Por una parte, las expectativas de vida de la población han aumentado considerablemente; las redes sociodigitales han abierto posibilidades liberadoras de comunicación e intercambio de información; los procesos democráticos formales se han incrementado; el derecho internacional y sus posibilidades supervisoras se ha extendido en algunos espacios; la toma de responsabilidades de ciertos sectores se ha hecho presente; algunas diversidades y la centralidad de la igualdad de género han sido reconocidas y están transformando nuestra convivencia.

Sin embargo, el medio ambiente se encuentra actualmente más amenazado y deteriorado; el avance de los procesos democráticos es cuestionado por quienes piensan que no siempre llevan a elegir a las mejores personas para el desempeño de los cargos públicos; el derecho tiene componentes que lo han hecho parte del proceso mismo de dominación; el empleo y sus condiciones de realización se han degradado y resultan enajenantes para muchos; las corporaciones cuentan con mayores espacios para instrumentalizar a individuos y gobiernos abriéndoles la globalización a nuevas formas de evasión de sus deberes y responsabilidades; las amenazas nucleares han reaparecido con particular virulencia; las opciones de ideologías políticas no ofrecen para muchos respuestas adecuadas; las personas se encuentran más solas y están siendo degradadas por una alarmante cantidad de causas; las desigualdades crecen y se institucionalizan.

El panorama vigente y previsible lleva a preguntarnos por las posibilidades de liberación y emancipación y, en concreto, nos hace plantearnos si todo pasa por la exigencia de nuevos y mayores derechos o si, antes bien, tal exigencia debe ir acompañada de la plena asunción de un conjunto básico de deberes y obligaciones con especificación de distintos grados de responsabilidad. No debe perderse de vista, además, que la tendencia de la sociedad a construir relaciones en la Web, sin conocer el rostro de los otros, a vivir en “modernidad líquida” o en espacios públicos que apelan más a las emociones que a los hechos o al sentido de la responsabilidad colectiva, exigen una construcción ética que incida tanto en el ejercicio de los derechos como en los deberes. Las relaciones personales y con la naturaleza deberían estar presididas por esa manera de administrar nuestros derechos.

Retomando las visiones y los esfuerzos de muchas y valiosas personas, la presente propuesta pretende contribuir a la toma de posición de individuos y agrupaciones frente a su realidad presente y ante aquella que habremos de dejar a las futuras generaciones. Quiere identificar las obligaciones que debemos cumplir con respecto a nosotros mismos, nuestros semejantes, la sociedad y el medio ambiente en que habitamos también de cara a las generaciones futuras. La propuesta quiere hacer explícito aquello que en ocasiones se da por sentado o simplemente se ignora, aunque es condición indispensable para la realización de la individualidad y de la vida en comunidad. Se sustenta en la premisa de que la reiterada asunción y exigencia de derechos es condición necesaria para el desarrollo humano, pero no es suficiente para lograr los ambiciosos horizontes que como especie debemos alcanzar, ni para garantizar la sostenibilidad de las instituciones democráticas y del Estado de derecho.

Nuestra propuesta entiende y asume, antes que nada, las obligaciones del Estado para realizar los derechos reconocidos a las personas nacional e internacionalmente. Al hablar de los deberes y las obligaciones de individuos o agrupaciones, de ninguna manera se busca privar de responsabilidad a lo que en nuestro tiempo sigue siendo la forma más relevante de organización política y social. Muy por el contrario. Por su posición, el Estado debe ser el sujeto central de cumplimiento de los derechos y, en consecuencia, de satisfacción de las correspondientes obligaciones. Pensar en el Estado, dentro de este contexto, no es sino asumir que, al final, quienes actúan en nombre de él son personas físicas, reconocidas como funcionarios públicos y, por tanto, es en sus actividades donde se exige, con mayor énfasis, el ejercicio responsable de sus deberes: si el Estado es el espacio de lo público por antonomasia, sus funcionarios son los mejores canales para propiciar construcciones éticas en acciones colectivas. Como lo dispone el artículo 2.1 de la citada “Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones, de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidas” de 1999:

Los Estados tienen la responsabilidad primordial y el deber de proteger, promover y hacer efectivos todos los derechos humanos y las libertades fundamentales, entre otras cosas, adoptando las medidas necesarias para crear las condiciones sociales, económicas, políticas y de otra índole, así como las garantías jurídicas requeridas para que toda persona sometida a su jurisdicción, individual o colectivamente, pueda disfrutar en la práctica de todos esos derechos y libertades.

Sin dejar de reconocer y de exigir el cumplimiento estricto de lo que se ha determinado como propio del Estado, es indispensable reconocer que algunos de los deberes jurídicos y obligaciones éticas indispensables para el cultivo del bien común trascienden a tal entidad política pues sin una ciudadanía activa y plenamente consciente de su posición en el mundo, será difícil llevar a cabo cualquier proceso de transformación. Igualmente se reconoce que los distintos colectivos y agrupaciones, y no sólo los individuos aisladamente, pueden tener, por el poder que acumulan o la función social que desarrollan, distintos grados de responsabilidad. Desde estas premisas nos preguntamos:

¿A qué estamos obligados para con nosotros mismos y con quienes nos sobrevendrán, los sujetos y organizaciones de nuestro tiempo? ¿Qué deben hacer además de afirmar sus innegables derechos, los grupos económico empresariales, las asociaciones civiles, las comunidades religiosas, los medios de comunicación, los partidos políticos o los individuos concretos que habitan la tierra? Más allá de desesperanzas y posibilidades particulares de realización, ¿a qué debiéramos estar obligados cada uno de nosotros, en función de nuestras circunstancias, capacidades y posibilidades, para con nosotros mismos, con los demás, con nuestra comunidad, con nuestro sistema de gobierno o con el espacio que habitamos? Que alguien o muchos lo sepan, no es suficiente para lograr acciones en la dirección correcta. Es necesario decirlo, postularlo, comprometerlo, para que las cosas empiecen a marchar en tal sentido. Así como desde hace años se viene pregonando la necesidad de que cada cual se asuma como sujeto pleno de derechos y sea capaz de entenderlos y ejercerlos, así también se hace necesario, a través de un ejercicio de educación cívica, hablar de los deberes y las obligaciones que tales titularidades imponen.

Este es, finalmente, el objeto de esta propuesta: ayudarnos a tomar consciencia de que nuestra condición humana pasa, desde luego, por la plena titularidad de los derechos que hemos admitido como innatos a todos los seres humanos, pero también por la aceptación de deberes, obligaciones y responsabilidades para con nosotros mismos y para con los demás. Como lo expresó José Saramago en uno de los discursos pronunciados con motivo de la recepción del Premio Nobel de Literatura en 1998, refiriéndose al 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

Nos fue propuesta una Declaración Universal de los Derechos Humanos y con eso creíamos que lo teníamos todo, sin darnos cuenta de que ningún derecho podrá subsistir sin la simetría de los deberes que le corresponden. El primer deber será exigir que esos derechos sean no sólo reconocidos sino también respetados y satisfechos. No es de esperar que los Gobiernos realicen en los próximos cincuenta años lo que no han hecho en estos que conmemoramos. Tomemos entonces, nosotros, ciudadanos comunes, la palabra y la iniciativa. Con la misma vehemencia y la misma fuerza con que reivindicamos nuestros derechos, reivindiquemos también el deber de nuestros deberes. Tal vez así el mundo comience a ser un poco mejor.

Preámbulo

Considerando que los derechos humanos son la mayor conquista jurídica y social de nuestro tiempo para garantizar la dignidad de todas las personas sin distinción alguna de sus condiciones individuales, sociales o culturales,

Considerando la necesidad de reconocer la emergencia de nuevos derechos así como de realizar una lectura actualizada, intergeneracional, relacional y solidaria de los mismos que enfatice debidamente su función social,

Reiterando que los principales obligados al cumplimiento de los derechos humanos son los Estados nacionales y los organismos internacionales y regionales,

Subrayando la importancia de que todos los individuos y las organizaciones cumplan también con tales derechos, Declaración Universal de Deberes Humanos

Atendiendo a las crecientes desigualdades y violaciones a los derechos humanos y a las dificultades de alcanzar las metas planteadas para lograr el desarrollo armónico de la humanidad en su conjunto,

Entendiendo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos dispone en su artículo 29 que todas las personas deben cumplir con sus deberes jurídicos respecto a sus comunidades,

Asumiendo que en el cumplimiento de los deberes jurídicos no se agotan las posibilidades de alcanzar el pleno desarrollo de las personas, siendo las obligaciones éticas igualmente indispensables para el sostenimiento de las instituciones democráticas y el Estado de derecho,

Admitiendo la necesidad de que la totalidad de los individuos y organizaciones sociales en que éstos decidan participar deben cumplir sus deberes jurídicos y obligaciones éticas, sin que en ningún caso su incumplimiento pueda servir de pretexto para que el Estado se exima de sus propias obligaciones,

Reconociendo que las personas y los distintos actores sociales pueden tener por su poder, capacidad o función social, diferentes grados de responsabilidad en su contribución a las condiciones de garantía del disfrute de derechos por parte de todos.

Declaramos

Uno

Todas las personas tenemos el deber de cumplir y exigir el cumplimiento de los derechos reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el resto de instrumentos nacionales e internacionales y las obligaciones necesarias para garantizarlos con efectividad.

Dos

Todas las personas tenemos el deber y la obligación de un ejercicio solidario y no abusivo de los derechos y del disfrute responsable de los bienes y servicios.

Tres

Todas la personas, y en especial las organizaciones sociales, económicas y culturales, tenemos el deber y la obligación de no discriminar y de exigir que se combata la discriminación por motivo de raza, color, sexo, edad, género, identidad y orientación sexual, idioma, religión, opinión política o ideología, origen nacional, étnico o social, discapacidad, propiedad, nacimiento u otros motivos similares.

Cuatro

1. Todas las personas tenemos la obligación y el deber de respetar y exigir que se respete la vida y la integridad física, psíquica y moral de las personas.

2. Todas las personas, organizaciones económico-empresariales y organizaciones sociales y culturales, tenemos el deber, la obligación y la responsabilidad de no participar ni condonar prácticas de desaparición forzosa, esclavitud, trata de niños y adultos, tortura, tratos inhumanos, crueles y degradantes, violencia de género, explotación infantil y trabajo forzoso. Declaración Universal de Deberes Humanos

Cinco

1. Todas las personas, organizaciones económico-empresariales, organizaciones sociales y culturales, entidades religiosas y centros educativos, tenemos el deber y la obligación de respetar y exigir que se respete la identidad, autonomía e indemnidad sexual de las personas, menores y adultos.

2. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de no participar ni condonar las prácticas de abusos y violencia sexual, esclavitud sexual, trata de personas con fines de prostitución y explotación pornográfica.

Seis

1. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de respetar y exigir el respeto de la autonomía corporal y la vida privada y familiar de las personas.

2. Todas las personas y entidades religiosas tenemos el deber y la obligación de respetar las distintas formas de relación que cada quien elija libremente.

Siete

1. Todas las personas, organizaciones sociales, económicas y culturales y, en especial, las autoridades eclesiásticas y creyentes, medios de comunicación, centros educativos, organizaciones económico empresariales y empleadores, tenemos el deber y la obligación de respetar y exigir el respeto a la libertad ideológica y religiosa de las personas y de no incitar al odio y a la discriminación.

2. Todos los practicantes, creyentes y seguidores de cualquier ideología y religión tenemos el deber y la obligación de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales en sus prácticas o manifestaciones.

Ocho

1. Todas las personas y organizaciones, en especial los medios de comunicación, tenemos el deber y la obligación de respetar y exigir el respeto a la libertad de expresión e información y de contribuir al acceso de todos los grupos y colectivos a los mismos con pleno respeto al pluralismo.

2. Todas las personas tenemos, en la medida de nuestras condiciones y posibilidades, el deber y la obligación de informarnos y participar responsablemente en los asuntos públicos.

3. Todas las personas y los medios de comunicación, incluidos los participantes de redes sociales, tenemos el deber y la obligación de velar por la veracidad de la información transmitida, por la salvaguardia de la intimidad y respetabilidad de las personas y por el uso responsable del ciberespacio.

4. Todas las personas y los medios de comunicación, incluidos los participantes de redes sociales, tenemos el deber y la obligación de no incitar a la violencia o discriminación.

Nueve

1. Todas las personas tenemos el deber y la obligación, dentro de nuestras condiciones y posibilidades, de participar responsablemente en los asuntos públicos y en la toma de decisiones colectivas.

2. Todas las personas, y en particular las organizaciones económico-empresariales, los partidos políticos y demás organizaciones sociales, económicas y culturales, tenemos el deber y la obligación de respetar y exigir el respeto de las reglas de financiación de las campañas electorales y de los partidos políticos.

3. Todos los partidos y organizaciones políticas tienen el deber y la obligación de contribuir a la Declaración Universal de Deberes Humanos articulación democrática de la sociedad, a la integración de la representación política, con especial atención al objetivo de la paridad de género.

Diez

1. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de exigir educación gratuita de acceso universal y la responsabilidad de instruirse aprovechando debidamente los recursos educativos.

2. Los padres o tutores y centros educativos tienen el deber y la obligación de educar sin incurrir en discriminación de tipo alguno.

3. Las instituciones académicas y educativas y los docentes tienen el deber y la obligación de promover y desarrollar la conciencia de los derechos humanos, la democracia, la paz, el pluralismo, la igualdad de género y el respeto a las distintas formas de diversidad y al medio ambiente.

Once

1. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de respetar y exigir el respeto a la cultura y lenguas propias y ajenas, así como a la memoria colectiva de los pueblos y su patrimonio cultural material e inmaterial y de transmitir ese patrimonio común a las generaciones futuras.

2. Las organizaciones económico-empresariales tienen el deber y la obligación de respetar los recursos naturales de los que dependen las prácticas culturales de los pueblos indígenas y otros grupos autóctonos.

3. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de proteger la biodiversidad y de respetar y fomentar la multiculturalidad.

Doce

1. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de respetar la creación cultural y las producciones científicas, literarias o artísticas y de velar por el respeto de los derechos morales y materiales de los autores y creadores.

2. Los investigadores, científicos, centros de investigación y las empresas y demás organizaciones sociales, económicas y culturales tienen el deber y la obligación de promover el conocimiento, el desarrollo y la innovación científica y tecnológica responsable en beneficio de la humanidad, y de proceder de conformidad con las mejores prácticas éticas.

Trece

1. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de prevenir enfermedades y contagios, así como de hacer un uso racional y responsable de los servicios de salud.

2. Todas las empresas y empleadores tienen el deber y la obligación de velar por las condiciones salubres del trabajo.

3. Todas las personas tenemos el deber de exigir prestaciones de salud de carácter gratuito y universal así como la regulación adecuada de los precios de los medicamentos.

4. Todas las empresas farmacéuticas y médicas tienen el deber y la obligación de compartir conocimiento científico y técnico y de fijar los precios de los medicamentos de forma que no se impida el acceso de la población a condiciones básicas de salud. 5. Todas las personas, organizaciones económico-empresariales y organizaciones sociales y culturales, tenemos el deber y la obligación de distribuir equitativamente los alimentos y de no desperdiciarlos a fin de erradicar el hambre.

Catorce

1. Todas las personas y empresas dondequiera que ubiquen la sede de su actividad, tenemos el deber y la obligación de promover y de exigir un trabajo en condiciones dignas y seguras, con una retribución justa, no discriminatoria y con pleno respeto a la prohibición del trabajo infantil.

2. Los empleadores tienen el deber y la obligación de garantizar la igualdad de oportunidades y la no discriminación en el empleo, de respetar el derecho de los trabajadores a organizarse colectivamente y a la libertad sindical, de promover el pleno empleo y el acceso de los jóvenes al trabajo y de proporcionar medidas de acomodo razonable a las personas con discapacidades y necesidades específicas.

3. Los empleadores tienen el deber y la obligación de contribuir al sistema de seguridad social.

4. Los empresarios tienen el deber y la obligación de respetar y promover el cumplimiento de los derechos humanos dentro de sus esferas de influencia y, en especial, de abstenerse de formas de explotación humana. 5. Todas las personas tenemos el deber de desempeñar nuestro trabajo y profesión con sujeción a los respectivos códigos deontológicos.

Quince

1. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de respetar el derecho a la propiedad individual y colectiva.

2. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de aceptar los límites que imponga la función social de la propiedad.

Dieciséis

1. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de respetar la libertad de movimientos y de exigir que se vele por los derechos de los migrantes, solicitantes de asilo y refugio.

2. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de hospitalidad para con los migrantes, refugiados y asilados, así como de exigir la contribución al desarrollo y la paz de los países de origen o proveniencia.

Diecisiete

Todas las personas y organizaciones económico-empresariales tenemos el deber y la obligación de conservar y exigir el cuidado del medio ambiente y la protección de la biodiversidad para el disfrute de las generaciones presentes y futuras, haciendo un uso racional y eficiente de las energías y recursos naturales y garantizando el desarrollo sostenible.

Dieciocho

Todas las personas tenemos el deber y la obligación de respetar y exigir el respeto del hábitat y formas y condiciones de vida de los animales no humanos, así como de abstenerse de cualquier forma de crueldad en la producción de alimentos.

Diecinueve

En reconocimiento de la interdependencia humana, todos, sin distinción de sexo, tenemos el deber y la obligación de contribuir al cuidado de personas dependientes, vulnerables y en situación de vulnerabilidad, así como la obligación de exigir prestaciones públicas que contribuyan al desarrollo de la especie humana.

Veinte

1. Todas las personas, organizaciones económico-empresariales y organizaciones sociales y culturales, tenemos la obligación de contribuir al sostenimiento del gasto público y a la reducción de la desigualdad de forma proporcional, progresiva y suficiente para garantizar la satisfacción de los derechos, y en particular los sociales, culturales, económicos y ambientales.

2. Todas las personas, organizaciones económico-empresariales y organizaciones de todo tipo, tenemos el deber y la obligación y exigir a las autoridades que luchen contra la evasión fiscal.

Veintiuno

1. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de velar por el cumplimiento de las normas del orden jurídico nacional e internacional y de acatamiento de la autoridad legítima.

2. Todas las personas tenemos el deber y la obligación de contribuir y exigir la buena gobernanza, la erradicación de la corrupción y la impunidad.

3. Todas las personas y organizaciones económico-empresariales tenemos el deber y la obligación de colaborar con la administración de justicia y la persecución de la criminalidad nacional e internacional.

Veintidós

Todas las personas y organizaciones tenemos el deber y la obligación de contribuir a la resolución pacífica de los conflictos y a la paz, en particular las empresas productoras y comercializadoras de armas y municiones.

Veintitrés

Todas las personas tenemos el deber y la obligación de contribuir a la defensa de los intereses fundamentales de su comunidad y de no permitir el reclutamiento y participación de menores.

31 de julio de 2017

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Lilian Pérez Toledo (izquierda), biznieta del «Cojo de las Lirias», y María Victoria Hernández (derecha)

Acaba de publicarse en el diario online «La Palma Ahora» (9/12/2023), un completo artículo de la periodista, historiadora y cronista oficial de Los Llanos de Aridane, María Victoria Hernández, dedicado a la figura del pionero palmero del Espiritismo y de la aviación José Antonio Toledo (1861 -1936). Ya en su momento publicamos en este mismo blog (Ver artículo en el siguiente enlace: https://grupoespiritaisladelapalma.wordpress.com/2010/01/05/jose-antonio-toledo/) un trabajo glosando su figura, revelando en él detalles que eran deconocidos hasta ese momento de su biografía, especialmente en relación con sus convicciones y trabajos espíritas, detalles que descubrimos en nuestras labores de investigación

María Victoria Hernández se había puesto en contacto conmigo hace unos días solicitándome la información que había descubierto en relación con nuestro protagonista. Le agradecemos el reconocimiento que nos hace citando debidamente los datos que le facilitamos. Asimismo, por nuestra parte, le damos las gracias por los documentos que nos proporcionó, caso de las partidas de nacimiento y defunción de D. José Antonio Lirio Toledo.

CLICA EN EL SIGUIENTE ENLACE PARA VER EL ARTÍCULO DE MARÍA VICTORIA HERNÁNDEZ

https://www.eldiario.es/canariasahora/lapalmaahora/antonio-jose-lirio-1861-1936-cojo-lirias-maquina-voladora_129_10753748.html

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NOTAS BIOGRÁFICAS SOBRE FRANCISCO PI Y MARGALL

Francisco Pi y Margall (Barcelona, 29 de abril de 1824 – Madrid, 29 de noviembre de 1901) fue un político, ensayista e historiador español de ideología republicana federal, presidente del Poder Ejecutivo durante la Primera República.

Estudió Derecho y fue partidario de un modelo federal para el Estado, conjugando influencias de Proudhon, el Socialismo democrático y el socialismo libertario. Contrario a la monarquía en cualquiera de sus variantes y formas, participó activamente en la oposición a la misma, por lo que sufrió censura, cárcel y exilio. Después de la Revolución Gloriosa fue diputado en Cortes, donde dirigió el Partido Federal, y ministro de la Gobernación con Estanislao Figueras. Tras la dimisión de este, las Cortes le eligieron presidente, cargo que asumió el 11 de junio de 1873 y desde el cual se enfrentó a la Tercera Guerra Carlista y la Revolución Cantonal, defendiendo el Proyecto de Constitución Federal de 1873. Se vio obligado a dimitir poco más de un mes después, el 18 de julio, ante la imposibilidad de desarrollar su labor de gobierno.

Como intelectual se dedicó esencialmente a la historia, la filosofía y el arte. Se le considera como uno de los intelectuales representativos del pensamiento más avanzado de la segunda mitad del siglo xix. Escribió multitud de obras y fue redactor y director de varios periódicos. Tuvo contacto con las grandes figuras de la intelectualidad europea de la época, lo que le granjeó una enorme reputación en España y fuera de ella. Con una biografía intachable debida a su honradez, acompañada por una dedicación intensa a sus principios políticos, se ha convertido en un referente de la tradición democrática española.

Repercusión histórica

Francisco Pi y Margall es el pensador político de aquella generación que ha ejercido una influencia más profunda y duradera. Destacó como historiador, periodista, crítico de arte, filósofo, jurista y economista. En su obra está presente la tradición hispana de Frsncisco Suárez y los ilustrados de finales del siglo XVIII, los enciclopedistas franceses, el Romanticismo en su vertiente política y el socialismo utópico de Pierre- Joseph Proudhon. Profundo conocedor de la historia y la literatura de los pueblos peninsulares, en todos sus escritos late un profundo conocimiento de su psicología colectiva y de su realidad política y social.

Pi y Margall defendió siempre su ideología republicana federalista contra todos los problemas que se derivaran de ello; y cuando sobrevino el desastre de 1898, en medio de un patrioterismo desaforado, su voz resonó clara: libre autodeterminación de los pueblos, no a las aventuras coloniales y regeneración ciudadana mediante la educación, la cultura y el trabajo.

Como político y como intelectual fue de una honradez a toda prueba, incluso elogiada por sus enemigos. De su honestidad y progresismo políticos dan fe testimonios de autores muy dispares ideológicamente.​


HABLA PI Y MARGALL SOBRE EL ESPIRITISMO

»Creen los espiritistas en Dios y en la eternidad del espíritu; pero no imponen divinidad alguna ni ven el espíritu, sino una substancia más sutil que la del cuerpo. Ignoramos si dirán con Edgardo Foe, que Dios no es sino una materia sutilísima dentro de la cual viven los seres todos del Universo.

»Son, después de todo, librepensadores, puesto que piensan y raciocinan fuera de todo dogma. Como dicen en una de sus conclusiones, invitan al estudio, no a la creencia.

»Es verdad que pretenden comunicarse con los espíritus de los que murieron; mas no aceptan como artículo de fe lo que esos espíritus les dicen, y ponen, por lo tanto, su propia razón sobre la de sus reveladores. Su comunicación con los espíritus les inspira, por otra parte, ideas amplias y generosas hasta el punto de querer, no sólo la fraternidad entre los hombres, sino también la universal comunión de los seres. No limitan aquí nuestra perfectibilidad; creen que sigue más allá de la muerte, tal vez en otros planetas que suponen habitados, tal vez en la inmensidad del espacio, idea vertida hace poco menos de cuarenta años por un autor mejicano de fácil palabra y brillante fantasía.

»No juzgamos aquí, como el lector comprenderá, el fondo de sus doctrinas; tratamos sólo de fijar lo mucho que disienten de los católicos por su tolerancia y su influjo en la marcha de la civilización y del progreso. No sólo no ponen trabas a las manifestaciones del pensamiento y la conciencia, quieren libres la prensa, la tribuna y la cátedra, libre la facultad de asociarse para difundir toda idea humanitaria y progresiva; libre, laica e integral la enseñanza, lo mismo para el varón que para la hembra; libres, por fin, de las preocupaciones de la ignorancia, las clases todas del pueblo. Ni se atienen a la estrecha y mezquina idea de la patria; desean que rija el cosmopolitismo en todas las relaciones sociales; substituyen por el arbitraje la guerra y piden el desarme de los ejércitos, que tanto empobrecen y fatigan a las naciones de Europa. No están ni por la pena de muerte ni por las perpetuas; piensan más en la moralización que en el castigo de los delincuentes; abogan por la educación artística como medio de elevar y ennoblecer loa sentimientos; invocan, por fin, la justicia como criterio único para la solución de los problemas sociales y económicos.

»Agrupación que tales ideas profesa no puede menos de contribuir al desarrollo intelectual y moral de los pueblos, cualesquiera que sean los errores en que sus principios filosóficos incurran. No es comparable, en modo alguno, con la Iglesia católica, que hoy, como ayer, quisiera encerrar el pensamiento en las páginas de la Biblia. Libertad y no represión pide al Estado. Ni aspira, como la Iglesia, a vivir de las arcas del Tesoro, ni a formar secta, ni a tener sacerdocio, altar ni templo. ¿Es una religión? No lo creemos. Si lo fuera, resultaría siempre más humana que divina.

Francisco Pi y Margall

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Puerto de Santa María (Cádiz)

Óscar M. García Rodríguez

EL ESPIRITISMO

En su triple dimensión – científica, filosófica y ética – el Espiritismo tiene un carácter esencialmente progresivo, al no plantear límites infranqueables ni prohibiciones taxativas y por carecer de dogmas inamovibles. Un espiritista tiene por únicos límites los que su capacidad comprensiva marca y aún estos son cambiantes y temporales pues estamos inmersos en un proceso evolutivo continuo.

Sin poder ni pretender ser exhaustivos, quiero dejar constancia en esta intervención de una muy breve pero significativa selección de puntos que a día de hoy vemos desde una perspectiva ampliada, puntos que a nuestro entender deben ser revisados y redefinidos por los espiritistas. No dudo que habrá muchos en nuestras filas que compartan este objetivo, otros puede que no lo vean aún, pero sea como sea es nuestro deber colocarlos sobre la mesa de la reflexión.

COMPRENDER

Comprender puede asimilarse a una especie de “ver”, un ver que no es fruto de la racionalización y la lógica, puesto que no adviene mediante un proceso lineal, deductivo o inductivo, ni representa un “premio” derivado de algún mérito adquirido. Más bien es un fogonazo de claridad íntima espontáneo e  instantáneo, en el que súbitamente nos convertimos en testigos de la Realidad al encontrarnos despiertos para contemplarla.

Esa “visión” sintetiza, fusionados, multitud de aspectos en un cuadro unitario en el que hasta el significado viene incorporado. Unos fogonazos que se dan sin poder ser controlados ni tener la menor idea de cómo ocurren, pues realmente no hay ningún cómo dado que no son hechos duales. En un instante se produce algo equivalente a un salto cuántico en nuestro estado conciencial y entonces, sin más, nos percatamos de que comprendemos y sabemos, como si una luz que se hubiera encendido en nuestro interior.

LAS PALABRAS Y LA MENTE

Somos seres sociales, la comunicación constituye la base de las relaciones humanas en todos los órdenes, fundamento del intercambio, del mutuo conocimiento y de la transmisión de información. 

Recordemos que hay una relación directa entre mente y lenguaje. La profundización en la comprensión lleve aparejado de forma natural un refinamiento del lenguaje, al objeto de poder transmitir más atinadamente los ampliados niveles de realidad que se han visualizado y comprendido.

COMUNICACIÓN, LENGUAJE Y MENSAJE

Hay muchos lenguajes, no sólo la palabra hablada o escrita, pero en cualquier caso siempre nos referimos a sistemas de señales codificadas, bien sean sonoras, visuales, olfativas, gustativas, táctiles o simbólicas. Emisor y receptor han de poseer las claves de esa codificación para que la comunicación se efectúe. Pero hay además formas de comunicación universales integradas en nuestra naturaleza, sin códigos artificiales e independientes de la cultura, costumbres, creencias, etnias, lugares y épocas. Es el caso de las expresiones faciales que denotan nuestros estados emocionales. Otro sería la telepatía, comunicación mente a mente.

Algo muy distinto es el mensaje. Éste va más allá de la literalidad de la codificación usada. Una misma comunicación formalizada bajo cualquier código lingüístico y transmitida por personas distintas, lleva de hecho un mensaje diferente. Este mensaje es siempre silencioso, su onda portadora es esa vibración sutil que emana del comunicante y que se relaciona con su grado de desarrollo espiritual. Visto así un mensaje puede transportar orden o caos, paz o conflicto, armonía o inquietud, siempre en consonancia con el grado espiritual del comunicante. Es más, un mensaje de alto tenor espiritual puede hasta sanar.

NADA, VACÍO Y  EXISTENCIA (DIMENSIONALIDAD)

La palabra NADA proviene del latín “nasci”, que significa nacer. Todo “nace” de la Nada, ámbito totalmente incomprensible, indefinible e inefable.

Esa Nada es la Fuente Divina. El primer “hijo” de la Nada es el VACÍO, el vacuum de los antiguos, súmmum indiferenciado de todo lo posible fuera del  espacio y el tiempo. Ese vacío es el “océano sin orillas” al que aludía el místico sufí de origen hispano Ibn Arabí (1165 -1240). Representa un Caos que no es desorden sino orden infinito, al que nosotros solemos designar indistintamente como Espíritu, Ser o Conciencia.

Desde el seno de este Vacío atemporal, aespacial y adimensional, surge por desdoblamiento polar espontáneo entre el infinito y la eternidad el marco espacio-temporal, sustento de la dimensionalidad y, por tanto, de la existencia, que al desplegarse internamente se configura como Mente Universal, codificada en una inconcebible matriz hipercompleja de patrones vibracionales que eclosionan bajo un triple aspecto intercambiable, a saber: como información, como energía y como substancia, dando lugar a la Manifestación Cósmica. En el ámbito atómico este esquema está representado por el spin, por la carga y por la masa, respectivamente.

Esos potenciales latentes capaces de concretarse como existencia y subsumidos en la Conciencia, Espíritu o Ser, los describe el biólogo Rupert Sheldrake como “una nube de posibilidad que envuelve todas las cosas”. Mucho antes decía  lo mismo – aunque con palabras distintas –  Ibn Arabí, al referirse a lo que él denominaba “la santísima efusión”, es decir, a la generación desde la Fuente Divina del Espíritu, reino de la Unidad que, según sus propias palabras, constituía “la suma de todos los posibles”. Al proceso mediante el que dichas potencialidades se concretan finalmente como manifestación Ibn Arabí lo denomina “la Santa Efusión”.

CONSCIENCIA

La Consciencia es esa luz que se enciende en el espíritu al activar sus posibilidades latentes mediante la experiencia. Y si bien la Consciencia no es, en sí misma, una experiencia, las experiencias sí que nos llevan hasta ella provocando una revelación ascendente. Por ello, en el ámbito humano, la consciencia representa el grado del despertar del espíritu en su proceso de auto-desvelamiento, un darse cuenta que comporta la gradual revelación del espíritu en el núcleo de la personalidad. La evolución espiritual se mide por el grado de consciencia adquirido.

ESFUERZO – PODER – TRABAJO

Tenemos que diferenciar muy bien esfuerzo y poder. Estas dos palabras designan esferas que se restan mutuamente, por cuanto más esfuerzo significa menos poder. A la inversa también, es decir cuanto más poder, menos esfuerzo. Tener que realizar algún esfuerzo es prueba de que existe una resistencia. Pero, ¿resistencia a qué? Esencialmente resistencia a lo que Es. Esto implica que espiritualmente nunca se podrá exteriorizar nada a través del esfuerzo, y si así lo pareciera realmente habría sido a pesar del esfuerzo.

Al balance positivo de poder frente a esfuerzo lo llamamos trabajo, entendido éste como la concreción de un cierto grado de realización, que es la conversión efectiva de algo potencial en cosa manifiesta, en algo existente.

Por eso es que definimos el PODER como capacidad de realización. En este sentido el poder absoluto sería la capacidad para crear desde la nada… Pero esa no es facultad ni función humana, sino divina.

SENTIR – COMPRENDER – REALIZAR

El cable guía a la vez que referencia permanente de nuestra evolución espiritual lo constituye el horizonte emocional, el cual mide nuestro grado de resistividad a la Realidad. Porque, hay que decirlo claramente, todas las emociones son, a fin de cuentas, señales de resistencias a la Realidad. No obstante, su experimentación permite – en palabras de Carl Gustav Jung – que “la oscuridad se pueda transformar en luz y la apatía en movimiento.″

El ascenso emocional tendente a la cota de la ecuanimidad va modificando la actividad mental, desbloqueando contenidos hasta entonces invisibles para el ojo de la mente. Esto da lugar al afloramiento de visiones cada vez más profundas, claras y  significativas de la estructura de lo real.

Y una vez esos dos ámbitos – el emocional, por un lado, relacionado con la energía, y la comprensión, por otro, que representa el reino de la forma, la arquitectura de la Realidad – crecen, van liberando el poder o capacidad de realización correspondiente por efecto arrastre, concretándose la renovación de la vida individual en su expresión práctica. Viene bien recordar aquí que en el ascenso emocional juegan un papel preponderante el desapego, la aceptación y la entrega o altruismo.

LA EVOLUCIÓN ESPIRITUAL COMO UN PROCESO HACIA EL SILENCIO

Siempre se dijo y se enseñó que la evolución espiritual era un proceso hacia el SILENCIO. Y ese silencio al que tanto aludieron los grandes despiertos de todas las épocas, maestros espirituales de las más diversas tradiciones, no es otra cosa que el Silencio Mental. Es decir, la cesación de los procesos de pensamiento y conceptualización. Cuando eso ocurre, la Realidad comienza a revelarse sin obstáculos.

EQUILIBRIO EMOCIONAL – SILENCIO MENTAL – MEDITACIÓN

Pero es sólo con el equilibrio emocional que puede llegar el silencio mental. Un silencio donde ya no hay lugar para juicios, definiciones, comparaciones, expectativas, deseos, quejas, opiniones, planes o intenciones. Un silencio desde el cual se entra espontáneamente en contemplación o meditación, posibilitando que la realidad del espíritu, aquello que Es, el reino inmarcesible de la Unidad, encuentre una vía expedita, libre de resistencias, para mostrarse a la conciencia encarnada. Esto siempre viene apoyado en experiencias trascendentes y adopta el carácter de una revelación  que aporta un mayor grado de inteligencia, de sensibilidad y de creatividad en una expresión unificada que llamamos CONSCIENCIA.

CONOCER Y SABER

No es lo mismo conocer que saber, aunque ordinariamente sean términos que se usen como sinónimos. El conocimiento es una descripción de lo aparente, el saber es algo muy distinto. Saber proviene de “sabor”, sabes cuando has “saboreado” (experimentado) la Realidad. Las bibliotecas del mundo están atiborradas de conocimientos, pero de todo ese gigantesco fondo a sólo una pequeña fracción se la puede llamar de verdad SABER o SABIDURÍA.

El conocimiento suele cambiar, modificarse con el tiempo, caducar…. La sabiduría no, y más allá de las formas expresivas usadas, permanece con su impronta indeleble flotando indemne sobre las olas del tiempo. Un ser humano de muchos conocimientos es un erudito; un ser humano de mucho saber es un sabio o un iluminado.

El conocimiento, cualquier conocimiento, es un velo sobre la Realidad porque nace de una visión distorsionada debido a posicionamientos previos. Esta comprensión es la que llevó a Alan Watts (1915–1973), gran estudioso británico de las fuentes de sabiduría orientales, traduciéndolas a la mentalidad occidental, a afirmar en su obra La Sabiduría de la Inseguridad que «para conocer la verdad uno debe librarse del conocimiento». También lo dejó muy claro otro gran maestro espiritual contemporáneo, el hindú Nisargadatta, al decir: “Usted puede conocer lo que no es; lo que es sólo puede serlo”.

RESIGNIFICANDO EL PERDÓN

El perdón incondicional representa uno de los pasos más trascendentales para nuestro adelanto espiritual. Cuando decimos con profunda sinceridad “¡Te perdono!”, en realidad lo que estamos proclamando es el perdón que nos damos a nosotros mismos, pues fuimos nosotros y nadie más, quienes en determinado momento interpretamos y asumimos bajo esa interpretación, alguna situación vivida catalogándola como una ofensa o un daño que nos infligieron. Sólo podemos perdonar porque nos perdonamos, y sólo nos podemos perdonar porque perdonamos. Todo va junto. El perdón nos libera de cualquier interpretación subjetiva archivada como memoria, que bajo nefastos sentimientos nos encadenaba y auto-condenaba.

PROPÓSITO

El Propósito es el aliento de la Divinidad en el que permanece inmersa la realidad objetiva. El Propósito representa una inmensurable síntesis de amor, de inteligencia y de capacidad creadora que en el diapasón del corazón humanose convierte en Sentido, que aparece como Ley ante la mirada de la mente, y que se expresa como Poder en el Acto Creador o Realización.

Cada estado evolutivo tiene su propio contexto mental. La mente lee la Realidad y encuentra patrones de funcionamiento que define como Leyes. En otro estado evolutivo más elevado cambia el contexto mental, de forma que la mente realiza una lectura más profunda de la estructura de lo Real, redefiniendo las leyes de ayer. Mas el nuevo paradigma mental alcanzado no niega las leyes anteriores, sino que las recontextualiza y asume holónicamente en su seno despojadas ya de su antigua aura de absolutez, permaneciendo funcionales siempre que se mantengan en su propio ámbito.

MÉRITO

La idea de mérito no tiene sentido si no se redefine completamente. Cuando se habla de mérito parece que nos remitimos siempre a una instancia superior que deniega algo si no hay mérito, o que lo concede si lo hay. ¿Pueden los espíritas imaginar a la inteligencia, el amor y el poder supremos como una especie de híper-sesudo administrador celestial encerrado en su búnker atiborrado de expedientes humanos, valorando sin son merecedores o no bajo la mirada de su infinita sabiduría condescendiente? Mérito es otra de tantas palabras inventadas por los humanos para designar algo que ignoran.

MORALIDAD

La moralidad es puro convencionalismo. El ser humano de hoy ya ha dejado de ser, en general, un infante inane que necesita ser llevado de la mano, sino que tiene criterio y capacidad para elegir. Puede equivocarse y de hecho se equivoca mucho, pero la equivocación no es esa monstruosa ofensa a la divinidad o “pecado” que antaño se decía.  De hecho la misma idea de pecado es otro absurdo terrible, posiblemente de los más graves que el ser humano haya concebido jamás, una noción infame en sí misma, puesto que el ser humano es esencialmente inocente y todos sus errores son producto de la ignorancia, no de la maldad. No reduzcamos el Espiritismo a un melifluo moralismo si es que se quiere mantener su ingente virtud emancipadora.

BUSCAR ES ALEJARSE

En términos evolutivos la idea de búsqueda se sostiene en una concepción dualista del mundo que supone que aquello de lo que nos sentimos carentes y creemos necesitar, ha de encontrarse necesariamente “ahí afuera”. Buscar es igual a alejarse porque toda búsqueda establece a priori una separación o distancia entre el buscador y lo buscado. Cuanto más buscas más te alejas de ti mismo.

La sabiduría espiritual nos enseña algo muy distinto. Nos dice que lo que buscamos fuera está realmente en nosotros mismos y que hay que dirigir la mirada hacia nuestro interior. Por eso me parece tremendamente acertada la manera como los sufís se refieren a este asunto. Ellos no hablan de buscar sino de “recordarse”, es decir, de reconectarse con el corazón, que es la plataforma a través de la cual el Espíritu se asoma directamente al mundo.

HACER – NO HACER – ACTO

El ser humano vive totalmente afiebrado y ofuscado por el hacer en la etapa egóica. Pero, ¿qué se busca con el hacer? Evitar la incertidumbre intentando controlar el devenir, para lograr que los hechos futuros se acomoden a nuestros deseos y aspiraciones, aplacando así el miedo, que en el fondo es lo que impulsa toda actividad, pues constituye el núcleo y motor del ego. Ese es el objetivo del hacer.

Pero todos hemos comprobado innumerables veces que el hacer no conlleva garantías y que en pocas oportunidades parece obtenerse el ansiado logro como colofón, sino que mayormente nos acompaña la frustración y la decepción. Y es que aún hay muchos que no han comprendido que el acontecer tiene que ver con el Ser y no con el hacer.

A cada estado del Ser, es decir, a cada nivel de consciencia le corresponde su propio acontecer. ¿No vemos muchas veces que personas con el mismo nivel de actividad obtienen, sin embargo, resultados completamente diversos? ¿Y qué respuesta comodín solemos dar ante esta constatación? Pues hablamos de suerte, buena suerte para el que aparentemente logra resultados satisfactorios y mala suerte para el que parece haber cosechado sólo el fracaso. Absurdo.

En el taoísmo chino se habla de no-acción, concepto que designa con la expresión  “Wu Wei”. La no-acción no es un negarse a la acción o acción en negativo,  lo cual no dejaría de ser otra acción. A la no-acción yo lo llamo Acto o acción natural porque resulta de una sintonía con la Realidad, de cuyos impulsos creadores el ser humano se convierte en receptor y manos en el mundo. La no-acción o Acto cierra las puertas a la reactividad y abre camino a la creatividad, no es susceptible de control y resulta impredecible e inabordable para la lógica.

SEGURIDAD,  INCERTIDUMBRE, CERTEZA Y  FE

Hablemos ahora de seguridad, de incertidumbre, de certeza y de Fe. ¿Temas alejados del Espiritismo? Ni mucho menos.

En nuestro autodescubrimiento espiritual llega un momento en el que comprendemos y asumimos, que la anhelada seguridad basada en el control de todos los aspectos de nuestra vida es una quimera, que lo que rige es la incertidumbre sobre el devenir.

Sin embargo ello no supone carecer de certeza interior. Es perfectamente posible tener una profunda certeza en medio de la incertidumbre. Porque esta certeza de la que hablamos no deriva de un proceso intelectual, es una certeza indefinible aunque sensible a partir de la conexión con el sentido de la realidad, conexión que se resuelve en una fe experiencial basada en la sintonía con esa vibración sutil omni-poderosa, omni-amorosa, omni-inteligente y omni-abarcante que llamamos Propósito.

COHERENCIA, INCOHERENCIA E INTEGRIDAD

Al ejercer nuestra libertad desconcertamos a los encasilladores profesionales. No hay nada que provoque mayor escándalo entre los seres humanos que se consideran a sí mismos “sensatos”, es decir hiper-condicionados, que vivir a plenitud tu propia libertad. De ahí que la tan mentada coherencia sólo puede considerarse un valor cuando es de ti para ti.

Seamos sinceros con nosotros mismos, permitámonos cambiar, mudar de pensamiento, modificar posturas o no tener ninguna… hasta llegar, incluso, a parecer incoherentes. Realmente, aunque los demás puedan creer otra cosa, nunca somos incoherentes con nosotros mismos, con el mensaje que ofrecemos según el estado de conciencia en que nos encontramos. A un ser avanzado espiritualmente nada le ocupa ni le preocupa parecer coherente, su interés está centrado únicamente en su propia integridad.

Al vivir tu libertad podrías encontrarte con extrañas reacciones a tu alrededor: desaprobación, caras descompuestas, gestos desdeñosos, incredulidad y hasta enfados porque has tenido la tremenda osadía de salirte de sus casillas tan bien elaboradas y etiquetadas sin su permiso. Habrá algunos que incluso no te lo perdonarán. Pero no importa, ellos también son coherentes consigo mismos, sólo que aún no lo saben.

SISTEMAS, MÉTODOS Y PRÁCTICAS PARA EL DESARROLLO  ESPIRITUAL

Queremos referimos ahora a todos esos ejercicios, sistemas, métodos y prácticas que se aconsejan y se proponen nimbados con la pretendida facultad de favorecer el desarrollo espiritual.

En este sentido las consideraciones que antes hicimos en relación al hacer en general, valen igualmente para el hacer en el marco de la realización espiritual. Afirmo que las supuestas capacidades atribuidas a dichas prácticas son una ilusión y una distracción, porque no hay ningún medio, método o sistema que ocasione nuestro desarrollo espiritual, dado que el desarrollo espiritual no es ningún fin ni puede plantearse como una meta situada al final de un camino. ¿Sorprende a alguien esta aseveración? Nos explicaremos.

Ningún método, ninguna práctica, ningún ejercicio, ningún hacer en general, puede lograr lo que ya somos, siempre hemos sido y siempre seremos. La evolución espiritual tampoco puede ser el producto de un decreto voluntarista o el resultado de la puesta en práctica de la difusa recomendación de “ser buenos”.

Privaciones, mortificaciones, ayunos purificadores, dietas estrictas, ceremoniales y ritos ancestrales, contorsionismos corporales, reglas, preceptos, cultos, rezos, repeticiones de palabras supuestamente sagradas, hacer “buenas acciones” o cualquier otra actividad premeditada con la finalidad de avanzar de grado en la escala de la evolución espiritual, son todas y todos autoengaños y tienen efecto cero en nuestra evolución.

No digo que algunas de esas prácticas no cumplan una función, pero sea la que sea nada tiene que ver con la evolución espiritual. Es una solemne majadería eso de pretender “acumular méritos” y, en otro sentido, desde muy antiguo se advirtió sobre los peligros de algunos de esos intentos de “tomar el cielo por asalto”, en los que se quiere forzar nuestro desarrollo íntimo mediante atajos, vía desnortada que designaban con la expresión “el camino de la mano izquierda”, la que en algunos casos se ve acompañada, es cierto, por la aparición de determinados “poderes” sin la debida capacidad para gestionarlos.

Hace mil doscientos años Adi Sankara (788-820), uno de los grandes maestros espirituales de la antigua India, hacía esta notable advertencia en su obra titulada Atmabhoda: «Cientos de expiaciones, castigos y lecturas atiborran por años a quienes buscan prepararse para servir a lo divino, cuando realmente tan solo buscan la manera de sentirse a gusto consigo mismos. No hay peor ego que el de quienes buscan la santidad.»

JESÚS EN EL ESPIRITISMO

Por último quiero hacer una breve alusión a la deplorable visión que se tiene del maestro Jesús hasta en algunos sectores del Espiritismo, una figura que han convertido en gran medida en un ídolo desnaturalizado, irreconocible y, lo que es peor, totalmente inútil. El asunto resulta increíble, pues supone la derogación de facto de su ejemplo y enseñanzas precisamente por parte de aquellos que dicen ser, curiosamente, sus mayores admiradores.

Este asunto requeriría de un amplio desarrollo explicativo para el que hoy no disponemos de tiempo. Simplemente quiero añadir que el sentido de algunas de las enseñanzas clave de Jesús,  inadvertido e indescifrado para muchos todavía, es muy claro para mí a estas alturas y sé que para otros también. Desgraciadamente sobre ello he encontrado muy poco en el panorama espírita, por no decir casi nada.

CONCLUSIÓN

Podríamos hablar de muchas más cosas dentro del Espiritismo desde una perspectiva ampliada. Por ejemplo, de justicia, de responsabilidad, de compromiso, de la ley de causa-efecto, de voluntad, de identidad, de individualidad, de la naturaleza de la mente y su función en cada fase evolutiva humana, de las emociones, del sufrimiento, de los sentimientos, de la memoria, del auto-recuerdo… Pero eso tendrá que ser en otro momento.

Bien, amigos y amigas, hasta aquí hemos llegado en nuestra intervención. Muchísimas Gracias por vuestra atención.


NOTA: Podéis ver y escuchar en Youtube las intervenciones o ponencias, hasta un total de 14, que se desarrollaron en el XI Congreso Andaluz de Cultura Espírita, celebrado los días 3, 4 y 5 de noviembre de 2023:

https://www.youtube.com/@asociacionespiritaandaluza2339/videos


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Ni la Verdad ni la Iluminación son cosas que puedan ser encontradas, solicitadas, adquiridas, conseguidas o poseídas. Aquello que es Infinita Presencia siempre está presente, y su realización sucede por si misma cuando los obstáculos para esa realización son eliminados. Por tanto, no es necesario estudiar la verdad sino simplemente apartarse de lo que es falso. El hecho de que se aparten las nubes no causa que el Sol brille sino simplemente nos revela lo que siempre estuvo oculto. El trabajo espiritual, por tanto, es principalmente, un dejar ir lo supuestamente conocido en favor de lo desconocido, con la promesa de otros que ya lo han hecho de que el esfuerzo será mucho más que bien recompensado al final. En el nivel terrestre, el oro no es creado, sino simplemente revelado al desconchar todo lo que lo oscurece.

Una de las principales herramientas espirituales es la intención, que establece prioridades y jerarquías de valores que vigorizan los esfuerzos de uno. El trabajo espiritual es un compromiso y además una exploración. El camino fue abierto por aquellos que lo recorrieron antes y prepararon en la consciencia de otros la posibilidad de seguirlo… de manera que han sido seres de avanzada consciencia los que superaron las marcas para que otros les siguieran. A su vez, cada avance que hacemos en nuestra consciencia beneficia a una multitud que no vemos y fortalece el siguiente paso para que otros lo sigan. Cada acto de bondad es notado por el universo y preservado eternamente. Cuando se ven las cosas como son, la gratitud reemplaza a la ambición espiritual.

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Por: Wilson García – 17/02/2023

Del sitio: https://www.expedienteonline.com.br/

Chico Xavier, Divaldo Pereira Franco y Luiz Antonio Gasparetto

Divaldo, Gasparetto, Chico y similares: entre el ser pensante y la actividad mediúmnica, la necesidad sentida de decirle al mundo que él también es un espíritu inteligente.

Un día, Divaldo decidió actuar para demostrar que él también piensa por sí mismo, produce por sí mismo, escribe para sí mismo. No era sólo un médium, sólo un médium, el secretario de otra persona. ¿Fue entonces cuando se abrieron las puertas del infierno? ¿O los del cielo?

Divaldo, Gasparetto y Chico: los médiums también piensan.

Nunca fue sólo un médium. ¡Nunca! Pero lo vieron –y todavía lo ven– mucho más como tal, y eso lo marca. Hasta que el malestar emergió en formas explícitas de manifestación individual. Comenzó a expresar sus propios pensamientos, a menudo poco atractivos, en las tribunas y en las páginas de los periódicos. Repito, su pensamiento. Pero aquí viene la provocación: quien crea que es el mismo médium, el médium habitual que habla, que levante la mano.

A pesar de ello, ni siquiera gran parte (gran parte, ¿la mayoría?) de sus fieles seguidores consiguen su anhelo. Los aplausos vergonzosos o frenéticos siguen sonando del público soñador en las salas envidiosamente abarrotadas. El hombre quiere hablar sin la apariencia del médium: ¡Chicos, soy yo, ¿no me ven? Yo también pienso, también soy espiritual y muy inteligente!. Por favor.

Esto ya había sucedido con otros mádiums. Muy atrás, no muy atrás, con Luiz Antonio Gasparetto, de trayectoria única en el campo de las artes plásticas mediúmnicas. Gasparetto conquistó el mundo, fue visto y reseñado en toda Europa, especialmente después del programa de la BBC de Londres “Renoir, ¿eres tú?”, repetido en innumerables ocasiones.

Psicólogo de fuerte personalidad, Gasparetto demostró ser médium desde muy joven. Su madre, Zíbia, también ascendió a la mediumnidad y como tal fue vista en el podio de la Federación Paulista y en libros que se multiplicarían. Gasparetto en proyección no tardó en superarla. Los constantes viajes internacionales y las presentaciones permanentes en territorio brasileño rompieron barreras de prejuicios e incredulidad. Eran los espíritus los más responsables, siempre ellos. ¡Gasparetto también se rompió un día! Fue como si empezara a lanzar un grito casi sin eco: Gente, creo; ¡yo también soy gente! Puedo ser yo mismo sin ellos.

¿Fue entonces cuando se abrieron las puertas del infierno? ¿O las del cielo?

Chico, el inolvidable, que los precedió a ambos, nunca logró firmar nada con el sonido de su voz interior ante los ojos atónitos de todos nosotros. No es que no haya hablado o no haya reclamado este derecho. ¡No! Diariamente expresaba sus propios pensamientos, como sólo lo hace con espíritu, pero ¿quién lo escuchó sino Emmanuel? Chico se cansó, se cansó y descansó. ¿En el cielo?

Volvamos a Gasparetto. En el apogeo de su vitalidad física, cansado de no ser visto, al menos, en igualdad de condiciones con los espíritus que firmaban sus cuadros y después de haber roto otras barreras, rompió con las etiquetas de las creencias que lo aprisionaban, seguido de su notable madre. Sin poder abandonar la condición de médium, porque dejar de ser médium no es una opción, se ha reducido el número de espectáculos y escenarios y el número de cursos y charlas en las que el psicólogo y escritor actúa sin la participación de los invisibles incómodos han aumentado.

Logró éxito, dinero y fama. Quería construir un mundo colorido y establecer su destino de forma indeleble, adquirió una casa rosa. Hermosa construcción fina y llena de historias, un poco descuidada entonces, es verdad. No sabemos si sigue ahí después de su partida, seguramente de forma prematura. Como dijo el señor Brasil, se fue antes de lo acordado. Pero dejó su mensaje, que tenía voz propia.

Ahora, volvamos a Divaldo.

Nadie es sólo un médium o un médium perfecto. Todo estudioso, investigador y dedicado cultivador de la racionalidad kardeciana lo sabe. Divaldo lo sabe. Y para confirmar su voluntad inquebrantable de construir el equilibrio de valores entre el médium y el individuo pensante que es a los ojos humanos, no duda en palpar las puertas del cielo y del infierno, así sin más, en este sentido metafórico.

Las primeras, las del cielo, tendremos que esperar a que llegue el tiempo para llegar a la respuesta. Todavía no podemos verlas, las puertas, salvo la fase francamente ilusoria del sueño. Las del infierno se revelan diariamente ante ojos vigilantes. Agresivamente, en un marcado contraste con su propia historia de vida conocida, admirada y a menudo envidiada.

Ayer atacó oídos sensatos con sorprendentes y ácidas condenas de los homosexuales, deslizándose torpemente en cuestiones de género. ¡Y fue aplaudido! Anteayer se había escandalizado al señalar a un profesional del Derecho perjudicial como misionero del bien. El desliz ya había ocurrido también al intentar teorizar sobre el comunismo, Marx, etc. y hacer prevalecer la patética condena.

Hoy reequilibra el cuerpo destrozado con ayuda para denunciar la detención y el trato dado a la turba enloquecida que destrozó los edificios de los tres poderes en Brasilia. “Prisiones estúpidas” – dice. Y continúa: “¿Cómo recogen a la gente de la calle, la suben al autobús y la llevan a la cárcel? Oh, son terroristas, pero nadie tenía un arma, ni un cuchillo, ni una navaja, ni un cortaúñas…”

La imagen es convincente: la cabeza está firme, la mirada detrás de las gafas sigue viva, la voz es clara y las manos gesticulan con los movimientos habituales. El hombre habla por sí mismo, reafirma que él también piensa y es como afirma. No soy, como si repitiera tajantemente, sólo el médium. ¡Soy Divaldo! ¿No vienes? ¿Entenderán sus admiradores ilesos que el hombre habla al margen de los espíritus iluminados? ¿Será aplaudido?

Lo que falta una vez más es lo que se lamenta con altas dosis de tristeza: el sentido común.

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La escritora y librepensadora Rosario de Acuña y Villanueva nació en Madrid en noviembre de 1850. Padeció graves problemas de visión toda su vida, a pesar de los cuales estudió en un colegio de monjas. Pasó luego a viajar por varios países europeos y a residir una temporada en Roma junto a su tío, el embajador Antonio Benavides.

A los veinticinco años contrajo matrimonio con el comandante Rafael de la Iglesia, del que se separó por repetidas infidelidades.

Su carrera literaria se inició brillantemente como poeta y dramaturga. Fue la segunda mujer que estrenó en el teatro Español de Madrid, algo que sólo había logrado antes Gertrudis Gómez de Avellaneda.

También fue la primera en ocupar la tribuna del Ateneo de Madrid, en 1884, y cuatro años más tarde lo haría en el Fomento de las Artes, centro de acogida de las escritoras liberales. Desde 1885 inició su colaboración con Las Dominicales del Libre Pensamiento, y un año después se afilió a la masonería en la logia Constante Alona de Alicante con el nombre de Hipatía. Nunca quiso adscribirse a ningún partido ni escuela a pesar de las presiones recibidas de sus colegas para atraérsela, y guardó un absoluto hermetismo sobre su vida privada. Tuvo que explicar por escrito esta actitud y el hecho de que la independencia no le impidiera colaborar en publicaciones de distintas tendencias dentro del sector progresista. Librepensadora, dirigió duros ataques a la Iglesia Católica, lo que le granjeó la antipatía de gran parte de la sociedad, como señalan algunos contemporáneos.

Retirada del ambiente literario, marchó a vivir a su finca de Pinto, donde reunía a sus colegas librepensadores.

En 1888 fue nombrada presidenta de su Ateneo Familiar, que tenía al frente al que sería su heredero universal, Carlos Lamo. Siempre defendió la necesidad de vivir en contacto con la naturaleza y cuidar el campo, algo que hizo durante su estancia en la provincia de Santander, donde tuvo una granja avícola. En 1891 estrenó en el teatro de la Alhambra de Madrid su drama anticlerical El padre Juan, que obtuvo un rotundo éxito pero que originó el cierre del local por la autoridad la misma noche de la representación.

En pocos días se agotaron dos ediciones de la obra, de dos mil ejemplares cada una. A pesar del escándalo, dos años más tarde volvería al teatro Español con La voz de la Patria.

En 1911, indignada ante la noticia de que dos jóvenes norteamericanas habían sido atacadas al salir de la Universidad de Barcelona, escribió una carta a su amigo Luis Bonafoux, que dirigía El Internacional, en París. Éste la envió a El Progreso de Barcelona, que reprodujo dicha carta bajo el título “La chanza de la Universidad”. El escándalo fue de tal calibre que se cerraron todas las facultades de España, como quedó reflejado gráficamente en la prensa de esos días, ofendidos los estudiantes a quienes Acuña había calificado de “afeminados”. La autora se vio obligada a salir hacia Portugal, donde permaneció hasta que, cuatro años más tarde, el Rey le concedió el indulto a propuesta del conde de Romanones y anuló la orden de captura. A partir de entonces su vida fue aún más retirada. Marchó a Gijón, donde compró una modesta casa en la playa, que se convirtió en un lugar de peregrinación para sus admiradores, hasta su fallecimiento a los setenta y dos años.

Las obras publicadas con posterioridad en la colección La Novela Blanca por Regina Lamo de O’Neill —sobrina de Carlos Lamo— resultan hoy ilocalizables.

Colaboró en La Iberia, La Ilustración Española y Americana, La Mesa Revuelta, Revista Contemporánea, El Imparcial, El Correo de la Moda Los Dominicales del Librepensamiento, entre otras publicaciones.

Obras: La vuelta de una golondrina, Madrid, Imprenta de la Sociedad Tipográfica, 1875; Ecos del alma. Poesías, Madrid, Imprenta de A. Gómez Fuentenebro, 1876; Rienzi el Tribuno. Drama trágico en dos actos y epílogo, Madrid, Imprenta José Rodríguez, 1876; Amor a la Patria. Drama trágico en un acto y en verso, Madrid, Imprenta José Rodríguez, 1877; Morirse a tiempo. Ensayo de un pequeño poema imitación de Campoamor, Zaragoza, Manuel Ventura, 1879; Tribunales de venganza. Drama trágico-histórico en dos actos y epílogo, Madrid, Imprenta José Rodríguez, 1880; Tiempo perdido. Cuentos y bocetos, Madrid, Manuel Minuesa, 1881; La siesta. Colección de artículos, Madrid, G. Estrada, 1882; Influencia de la vida del campo en la familia, Madrid, Tipografía de Montegrifo, 1882; El lujo en los pueblos rurales, Madrid, Tipografía de Montegrifo, 1882; Sentir y pensar. Poema cómico, Madrid, Imprenta de Tello, 1884; Lecturas instructivas para los niños. Páginas de la naturaleza. La casa de muñecas, Madrid, Romero, 1888; El padre Juan. Drama en tres actos y en prosa, Madrid, R. Velasco, 1891; La voz de la Patria. Cuadro dramático en un acto y en verso, Madrid, R. Velasco, 1893; Avicultura. Colección de artículos, Santander, Tipografía de El Cantábrico, 1902; Cosas mías, Tortosa, Monclús, 1917.

Bibl.: VV. AA., ¿Quién fue Rosario de Acuña?, Madrid, 1933; L. Castañón, “Aportación a la biografía de Rosario de Acuña”, en Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, XL (1986), págs. 151-171; C. Simón Palmer, Escritoras españolas del siglo XIX. Manual bio-bibliográfico, Madrid, Castalia, 1991, págs. 4-11; M. P. Celma, “Acuña y Villanueva de la Iglesia, Rosario”, en R. Gullón (dir.), Diccionario de literatura española e hispanoamericana, vol. I, Madrid, Alianza Editorial, 1993, pág. 12.

Carmen Simón Palmer

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MI ÚLTIMA CONFESIÓN

El día terminó; la noche llega;

he sentido, he pensado y he llorado;

amé y odié, pero jamás ha dado

asilo el alma a la pasión que ciega.

La fe en el porvenir mi ser anega;

constante y rudamente he trabajado;

sufrí el dolor con ánimo esforzado

y sembré mucho sin hacer la siega..

Gané el descanso en la región ignota

donde reina la paz del sueño inerte;

pero la luz que de la mente brota

y en ruta eterna sus destellos vierte,

 será encendida en estación remota.

¡Tendré otro día al terminar la Muerte!»

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Rosario de Acuña

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NOTA: Este soneto, inédito a la muerte de la autora, se publicó en la revista Hesperia, Año III -Madrid, Octubre de 1923. Nº 24, dirigida por Mario Roso de Luna, de donde la copiamos. En él se ven a las claras las convicciones inmortalistas de Rosario Acuña, y su fé en la vida futura. Fue colaboradora habitual de La Luz del Porvernir, que dirigiera nuestra entrañable Amalia Domingo Soler, con cuya biografía mantiene innegables analogías, desde sus padecimientos oculares hasta la defensa de los derechos de la mujer, amor por la cultura y progresismo en lo social.

Como dice Solange Hibbs-Lissorgues: «Toda la obra de Rosario de Acuña refleja (la) apasionada defensa de lo que llama la «elevación intelectual», del «ensanchamiento» de los horizontes de la sabiduría.» (Ver excelente artículo de esta autora en: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-pensamiento-utopico-de-rosario-de-acuna/html/782546ae-404f-477b-b119-92b5ff8c496f_7.html)

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CONVIÉRTETE EN LO QUE ERES

Se ha dicho que la sabiduría más elevada estriba en el desapego, o según palabras de Chuang-Tse: «El hombre perfecto utiliza su mente como un espejo; no se aferra a nada, no rechaza nada; sólo recibe, pero no retiene». El desapego significa no sentir ningún remordimiento por el pasado ni miedo por el futuro; dejar que la vida siga su curso sin intentar interferir en su movimiento y cambio, sin intentar prolongar las cosas placenteras ni provocar la desaparición de las desagradables. Actuar de este modo es moverse al ritmo de la vida, estar en perfecta armonía con su música cambiante, a esto se llama iluminación. Dicho brevemente; es no apegarse al pasado ni al futuro y vivir en el eterno ahora. Ya que, en realidad, ni el pasado ni el futuro tienen una existencia separada de este ahora; por sí mismos son una ilusión.

La vida existe sólo en este preciso momento, y es en este momento cuando es infinita y eterna. Ya que el momento presente es infinitamente pequeño, antes de que podamos medirlo ha desaparecido, y sin embargo persiste para siempre. Este movimiento y este cambio ha sido llamado Tao por los chinos, pero, en realidad, no hay movimiento, ya que el movimiento es la única realidad y no existe nada más allá en relación a lo cual pueda decirse que se mueve. De ahí que, en definitiva, pueda denominarse el eterno movimiento y el eterno reposo.

¿Cómo podemos vivir en armonía con el Tao? Un sabio dijo que si pretendemos vivir en armonía con el Tao, debemos alejarnos de él. Pero no acababa de estar en lo cierto. Ya que lo curioso del caso es que no podemos alejarnos de él aunque queramos; aunque tus pensamientos huyan hacia el pasado o corran hacia el futuro, no pueden escapar del momento presente. Por mucho que quieran retroceder o avanzar para escapar, nunca pueden separarse del momento, ya que esos pensamientos se hallan en el momento; al igual que todo cuanto comparten, de hecho son el movimiento de la vida, que no es otra cosa que el Tao. Quizá te creas fuera de la armonía de la vida y de su eterno ahora; pero no podrías existir, ya que tú eres vida y existes ahora, de otro modo no estarías aquí. De ahí que no sea posible escapar ni atrapar el Tao infinito; no hay ni un acercarse a él, ni un alejarse de él; simplemente es, y tú lo eres. Por lo tanto, conviértete en lo que eres.

Alan Watts

De la obra: «Conviértete en lo Que Eres, el camino hacia la plena realización del yo interior«

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Walt Whitman, 1819 – 1892

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Yo soy un punto culminante de las cosas cumplidas,

Y soy el receptáculo de las cosas que vendrán.

Mis pies tocan el ápice de los ápices de las escalas;

Sobre cada peldaño hay brazadas de siglos, brazadas todavía

más grandes entre peldaño y peldaño;

Todo cuanto está abajo lo he recorrido dolorosamente y, sin

embargo, yo subo, yo subo.

Cuesta después de cuesta, los fantasmas ante mí se inclinan;

Lejos, hacia abajo, diviso la enorme Nada originaria, y sé

que yo mismo allá estaba;

Yo aguardaba, invisible, sin cesar, dormía envuelto por la

letárgica niebla,

Y esperaba mi momento, el fétido carbono no me ocasionaba

daño alguno.

Largo tiempo permanecí enclaustrado, oprimido, mucho,

mucho tiempo.

Inmensa fue para mí la elaboración,

Fieles desbordando amistad, los brazos que me anudaron.

Los ciclos transportaron mi cuna, remando remando, como

alegres bateleros

Para hacerme lugar, las estrellas permanecieron apartadas

en sus órbitas;

Irradiando su influjo para velar sobre lo que debía contenerme.

Antes de que yo naciera de mi madre, generaciones y generaciones

me guiaron:

Mi embrión jamás fue entorpecido, nada pudo anularlo.

Para él la nebulosa se convirtió en un orbe,

Los amplios y pesados estratos geológicos se acondicionaron

para que él reposara,

Abundantes vegetales le acordaron subsistencia,

Monstruosos saurios lo transportaron en sus fauces para depositarlo

luego con solicitud.

Todas las fuerzas fueron asiduamente utilizadas para completarme

y deleitarme;

Ahora, en este punto, permanezco erguido con mi alma robusta.

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……………………………………………………………………………………………………

Yo sé que poseo lo mejor del tiempo y del espacio, y que

jamás he sido medido y que jamás lo seré.

Realizo un viaje perpetuo, (¡vamos, escúchame!)

Mis señas son un gabán para la lluvia, buen calzado, y un

bastón tallado en el bosque;

Ninguno de mis camaradas se ha acomodado en mi silla;

Porque yo no tengo ni silla, ni templo, ni filosofía;

No conduzco a nadie a la mesa para comer, ni a la biblioteca,

ni a la banca;

Pero a cada hombre y a cada mujer de entre vosotros yo

los conduzco hasta una cima;

Mi mano izquierda rodeándoles el talle,

Mi mano derecha mostrándoles los paisajes y el camino real.

Ni yo ni otro ninguno puede recorrer este camino en tu

lugar;

Tú, sólo tú, debes recorrerlo

No es largo, está a tu alcance;

Quizá, sin percatarte, te hallas en él desde que naciste;

Quizá está en todas partes, en el mar y en la tierra.

Carga tu hato, hijo mío, yo me endosaré el mío, y apresuremos

nuestra partida,

En el camino encontraremos ciudades maravillosas y pueblos

libres.

Si estás fatigado dame los dos fardos, y apoya la palma de

tu mano sobre mi cadera,

Y llegado el momento, tú me rendirás el mismo servicio;

Porque una vez en marcha no nos detendremos más.

Hoy, antes del alba, trepé hasta la colina, y contemplé el

cielo lleno de estrellas,

Y le he dicho a mi espíritu: “Cuando dispongamos de esos

orbes, y disfrutemos del placer y del conocimiento de

todas las cosas que en ellos existen, ¿reposaremos y

seremos felices?”;

Y mi espíritu ha respondido: “No. Sólo alcanzaremos esa

cúspide para transponerla y continuar más allá”.

Tú también me interrogas y yo te escucho;

Te digo que no puedo responderte, que debes encontrar la

respuesta tú mismo.

Siéntate un instante, hijo querido;

Aquí tenemos bizcochos para comer y leche para beber;

Pero, desde el instante en que te duermas y te repongas entre

las suaves ropas, yo te daré un beso de despedida y

abriré la puerta para que luego te puedas marchar.

Durante largo tiempo has tenido sueños despreciables;

Ahora yo retiro la venda de tus ojos;

Debes habituarte a la claridad del día y de todos los instantes

de tu vida.

Durante largo tiempo has braceado tímidamente, teniendo

próxima una tabla, en el arroyo;

Ahora yo quiero que seas un nadador intrépido,

Que te zambullas en plena mar, te alejes, me hagas señas y,

riendo, avances contra la corriente.

……………………………………………………………………………………………………

……………………………………………………………………………………………………

Yo he dicho que el alma no es más que el cuerpo,

Y he dicho que el cuerpo no es más que el alma;

Y que nada, ni siquiera Dios, es más grande para cualquiera

que una partícula de sí mismo,

Y que cualquiera que marche un kilómetro sin simpatía,

avanza hacia sus funerales cubierto con su mortaja,

Y que tú o yo, sin un céntimo en el bolsillo, podemos adquirir

lo mejor que en la tierra existe,

Y que mirar con un solo ojo o mostrar una habichuela en

su vaina confunde la sabiduría de todos los tiempos,

Y que no existe trabajo o empleo que, siguiéndolo un hombre

joven, a la postre no lo convierta en un héroe,

Y que no hay objeto, por frágil que sea, que no sirva de

eje para la rueda del universo,

Y yo le digo a todo hombre y a toda mujer: que tu alma

se mantenga serena y tranquila ante un millón de universos.

Y yo le digo a la humanidad: no te muestres curiosa en

cuanto a Dios,

Yo, que tengo curiosidad por cada cosa, no manifiesto curiosidad

alguna en cuanto a Dios;

(No hay palabras suficientes para expresar hasta qué punto

estoy en paz con Dios y con la muerte.)

Yo escucho y contemplo a Dios en todo objeto, pero no lo

comprendo bajo ningún concepto,

Tampoco concibo que pueda existir algo más maravilloso

que yo mismo.

¿Por qué he de pretender que Dios es mejor que este día?

Algunas veces veo a Dios en cada una de las veinticuatro

horas del día, y también en cada instante;

En los rostros de los hombres y de las mujeres veo a Dios,

y en mi propio rostro cuando me contemplo ante el espejo;

Encuentro cartas de Dios abandonadas en las calles, y cada

una lleva la firma con el nombre de Dios,

Y yo las dejo donde están, porque sé que en cualquier lugar

donde yo vaya,

Con la misma puntualidad, otras cartas llegarán y llegarán.

Y en cuanto a ti, Muerte, tú, amargo beso de la inmortalidad,

es inútil que intentes alarmarme.

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Lou Marinoff

Nietzsche escribió: «Un pueblo feliz no tiene historia.» Esto es tristemente cierto. Una parte de lo que convierte a un pueblo en «un pueblo» es su historia, que siempre conlleva una lucha por la supervivencia, tragedias y triunfos, agravios históricos y edades de oro. Este aforismo de Nietzsche también puede aplicarse a los individuos: una persona feliz no tiene historia. ¿Por qué? Porque vive el presente con la máxima plenitud posible. Por consiguiente, no hay motivo para el arrepentimiento, la recriminación, la venganza y todos los demás estados de ánimo que invitan a atormentarse. Y si tomamos la declaración de Nietzsche desde un punto de vista «invertido», de inmediato da en el clavo: un pueblo desdichado —igual que una persona desdichada— tiene demasiada historia. Éste es precisamente el origen de que tantos conflictos étnicos del mundo se enconen intermitentemente a lo largo de los siglos. Las partes en conflicto tienen demasiada historia. Ésta las hace desdichadas y las arrastra a nuevos conflictos, de modo que siguen acumulando más historia, más desdicha y más conflictos. Este círculo vicioso no tiene fin hasta que se rompe.

El remedio taoísta consiste en tener menos historia, no más. Líbrate de tu historia y serás feliz. Pero ¿no se trata acaso de una contradicción, al menos en la filosofía china? ¿No acabamos de ver, en el capítulo anterior, que el gobernante taoísta honra a sus antepasados, invitándolos a estar presentes en los rituales divinos? ¿Cómo podemos honrar a nuestros antepasados y no obstante olvidar nuestra historia? Podemos hacerlo volviendo al Bloque Intacto 1. Podemos rendir homenaje a quienes han abandonado este mundo sin recitar la lista de todos nuestros agravios.

Además, ¿no es ésta la esencia de la psicoterapia? Las personas acuden al psicoterapeuta porque no son felices. ¿Por qué no son felices? Porque tienen demasiada historia. ¿Qué hace la psicoterapia?

Busca una interpretación positiva de esa historia. Los niños a menudo están deformados por sus padres y, sin embargo, se supone que deben amar a sus padres. Esto provoca un terrible conflicto en el niño, conflicto que a menudo persiste en la edad adulta. Los psicoterapeutas procuran resolver ese conflicto,

por lo general reviviendo la desagradable historia de la deformación del niño. ¡Ardua tarea! No es de extrañar que cueste tanto tiempo y dinero.

Los taoístas vuelven al Bloque Intacto. Regresan a un estado informe. Así dejan de culpar a sus padres por haberlos deformado y pueden amarlos sin caer en contradicciones. Una persona feliz no tiene historia.

El Poder del Tao, Lou Marinoff

NOTAS

1.Los taoístas llaman «bloque intacto» a un estado de serenidad que ofrece infinitas posibilidades. Y este estado de serenidad no es otra cosa que la conexión con el Ser, con tu propio Ser.

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Por: Óscar M. García Rodríguez

En los momentos en que somos capaces de acallar los «ruidos» que día a día nos saturan, llega el SILENCIO. Desde ahí la VOZ INTERIOR encuentra la posibilidad de manifestarse. Entonces las comprensiones instantáneas, las impresiones directas, las imágenes luminosas – es decir, la intuición espiritual – asoman, aportando la energía de la CERTIDUMBRE.

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Nada que venga de fuera o nos estimule desde fuera tiene el suficiente poder para salvar de la inercia y del aburrimiento.

Sólo el interés verdadero por las cosas salva del aburrimiento. El interés verdadero por las cosas no se despierta por la estimulación externa.

Sólo el gozo de la iniciativa del amor desinteresado salva del tedio, porque sólo él es capaz de conducirnos por los caminos de la novedad y el verdadero calor del sentir.

Sólo el interés y el amor que sale de dentro y va hacia fuera, salva. Todo amor que surja como resultado de un estirón desde fuera; todo amor que nazca por algo que consiga llegar al corazón pero viniendo de fuera es incapaz de rescatarnos de la inercia, de la repetición, de la falta de novedad, de la rutina. El amor provocado desde fuera es poco poderoso porque, en realidad, no es amor; no se interesa por lo que dice amar sino por sí mismo. El amor sólo puede nacer desde dentro porque tiene que ser libre y no es libre si es encendido desde fuera. Si el amor se enciende desde fuera, lo que se enciende es la necesidad. La necesidad mira por sí misma y no es libre.

Rûmî afirma que el mundo que vemos y sentimos desde la necesidad es un mundo hibernal y congelado. ¿Por qué? Porque la necesidad, para poderse satisfacer, tiene que simplificar, congelar, repetir estereotipando la inmensa riqueza, movimiento y novedad de lo que hay. Quien sólo ve y siente el mundo desde su necesidad, lo ve siempre fijado, enmarcado, repetitivo porque su necesidad es enmarcada, fijada y repetitiva. La necesidad es enemiga de la novedad; se aterra frente a la novedad, la riqueza y la complejidad inabarcable de lo que hay; se desespera frente a un mundo sin fronteras, delimitaciones, puntos inamovibles de referencia.

Quien sólo vive la necesidad hace de la inmensidad de variedad, riqueza, movimiento y novedad una construcción pequeña, conocida, sin sorpresas. El mundo que construye la necesidad es tedioso y aburrido. Los hombres que sólo piensan y siente para la necesidad y desde la necesidad desprecian la inmensa riqueza de lo que hay y son injustos con la sagrada maravilla en que vivimos.

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De: El camino interior: Más allá de las formas religiosas, Marià Corbí

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Por: Óscar M. García Rodríguez

En los momentos en que somos capaces de acallar los «ruidos» que día a día nos saturan, llega el SILENCIO. Desde ahí la VOZ INTERIOR encuentra la posibilidad de manifestarse. Entonces las comprensiones instantáneas, las impresiones directas, las imágenes luminosas – es decir, la intuición espiritual – asoman, aportando la energía de la CERTIDUMBRE.

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