Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘Pi y Mrgall y el Espiritismo’

NOTAS BIOGRÁFICAS SOBRE FRANCISCO PI Y MARGALL

Francisco Pi y Margall (Barcelona, 29 de abril de 1824 – Madrid, 29 de noviembre de 1901) fue un político, ensayista e historiador español de ideología republicana federal, presidente del Poder Ejecutivo durante la Primera República.

Estudió Derecho y fue partidario de un modelo federal para el Estado, conjugando influencias de Proudhon, el Socialismo democrático y el socialismo libertario. Contrario a la monarquía en cualquiera de sus variantes y formas, participó activamente en la oposición a la misma, por lo que sufrió censura, cárcel y exilio. Después de la Revolución Gloriosa fue diputado en Cortes, donde dirigió el Partido Federal, y ministro de la Gobernación con Estanislao Figueras. Tras la dimisión de este, las Cortes le eligieron presidente, cargo que asumió el 11 de junio de 1873 y desde el cual se enfrentó a la Tercera Guerra Carlista y la Revolución Cantonal, defendiendo el Proyecto de Constitución Federal de 1873. Se vio obligado a dimitir poco más de un mes después, el 18 de julio, ante la imposibilidad de desarrollar su labor de gobierno.

Como intelectual se dedicó esencialmente a la historia, la filosofía y el arte. Se le considera como uno de los intelectuales representativos del pensamiento más avanzado de la segunda mitad del siglo xix. Escribió multitud de obras y fue redactor y director de varios periódicos. Tuvo contacto con las grandes figuras de la intelectualidad europea de la época, lo que le granjeó una enorme reputación en España y fuera de ella. Con una biografía intachable debida a su honradez, acompañada por una dedicación intensa a sus principios políticos, se ha convertido en un referente de la tradición democrática española.

Repercusión histórica

Francisco Pi y Margall es el pensador político de aquella generación que ha ejercido una influencia más profunda y duradera. Destacó como historiador, periodista, crítico de arte, filósofo, jurista y economista. En su obra está presente la tradición hispana de Frsncisco Suárez y los ilustrados de finales del siglo XVIII, los enciclopedistas franceses, el Romanticismo en su vertiente política y el socialismo utópico de Pierre- Joseph Proudhon. Profundo conocedor de la historia y la literatura de los pueblos peninsulares, en todos sus escritos late un profundo conocimiento de su psicología colectiva y de su realidad política y social.

Pi y Margall defendió siempre su ideología republicana federalista contra todos los problemas que se derivaran de ello; y cuando sobrevino el desastre de 1898, en medio de un patrioterismo desaforado, su voz resonó clara: libre autodeterminación de los pueblos, no a las aventuras coloniales y regeneración ciudadana mediante la educación, la cultura y el trabajo.

Como político y como intelectual fue de una honradez a toda prueba, incluso elogiada por sus enemigos. De su honestidad y progresismo políticos dan fe testimonios de autores muy dispares ideológicamente.​


HABLA PI Y MARGALL SOBRE EL ESPIRITISMO

»Creen los espiritistas en Dios y en la eternidad del espíritu; pero no imponen divinidad alguna ni ven el espíritu, sino una substancia más sutil que la del cuerpo. Ignoramos si dirán con Edgardo Foe, que Dios no es sino una materia sutilísima dentro de la cual viven los seres todos del Universo.

»Son, después de todo, librepensadores, puesto que piensan y raciocinan fuera de todo dogma. Como dicen en una de sus conclusiones, invitan al estudio, no a la creencia.

»Es verdad que pretenden comunicarse con los espíritus de los que murieron; mas no aceptan como artículo de fe lo que esos espíritus les dicen, y ponen, por lo tanto, su propia razón sobre la de sus reveladores. Su comunicación con los espíritus les inspira, por otra parte, ideas amplias y generosas hasta el punto de querer, no sólo la fraternidad entre los hombres, sino también la universal comunión de los seres. No limitan aquí nuestra perfectibilidad; creen que sigue más allá de la muerte, tal vez en otros planetas que suponen habitados, tal vez en la inmensidad del espacio, idea vertida hace poco menos de cuarenta años por un autor mejicano de fácil palabra y brillante fantasía.

»No juzgamos aquí, como el lector comprenderá, el fondo de sus doctrinas; tratamos sólo de fijar lo mucho que disienten de los católicos por su tolerancia y su influjo en la marcha de la civilización y del progreso. No sólo no ponen trabas a las manifestaciones del pensamiento y la conciencia, quieren libres la prensa, la tribuna y la cátedra, libre la facultad de asociarse para difundir toda idea humanitaria y progresiva; libre, laica e integral la enseñanza, lo mismo para el varón que para la hembra; libres, por fin, de las preocupaciones de la ignorancia, las clases todas del pueblo. Ni se atienen a la estrecha y mezquina idea de la patria; desean que rija el cosmopolitismo en todas las relaciones sociales; substituyen por el arbitraje la guerra y piden el desarme de los ejércitos, que tanto empobrecen y fatigan a las naciones de Europa. No están ni por la pena de muerte ni por las perpetuas; piensan más en la moralización que en el castigo de los delincuentes; abogan por la educación artística como medio de elevar y ennoblecer loa sentimientos; invocan, por fin, la justicia como criterio único para la solución de los problemas sociales y económicos.

»Agrupación que tales ideas profesa no puede menos de contribuir al desarrollo intelectual y moral de los pueblos, cualesquiera que sean los errores en que sus principios filosóficos incurran. No es comparable, en modo alguno, con la Iglesia católica, que hoy, como ayer, quisiera encerrar el pensamiento en las páginas de la Biblia. Libertad y no represión pide al Estado. Ni aspira, como la Iglesia, a vivir de las arcas del Tesoro, ni a formar secta, ni a tener sacerdocio, altar ni templo. ¿Es una religión? No lo creemos. Si lo fuera, resultaría siempre más humana que divina.

Francisco Pi y Margall

Read Full Post »