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Posts Tagged ‘iluminación’

Ni la Verdad ni la Iluminación son cosas que puedan ser encontradas, solicitadas, adquiridas, conseguidas o poseídas. Aquello que es Infinita Presencia siempre está presente, y su realización sucede por si misma cuando los obstáculos para esa realización son eliminados. Por tanto, no es necesario estudiar la verdad sino simplemente apartarse de lo que es falso. El hecho de que se aparten las nubes no causa que el Sol brille sino simplemente nos revela lo que siempre estuvo oculto. El trabajo espiritual, por tanto, es principalmente, un dejar ir lo supuestamente conocido en favor de lo desconocido, con la promesa de otros que ya lo han hecho de que el esfuerzo será mucho más que bien recompensado al final. En el nivel terrestre, el oro no es creado, sino simplemente revelado al desconchar todo lo que lo oscurece.

Una de las principales herramientas espirituales es la intención, que establece prioridades y jerarquías de valores que vigorizan los esfuerzos de uno. El trabajo espiritual es un compromiso y además una exploración. El camino fue abierto por aquellos que lo recorrieron antes y prepararon en la consciencia de otros la posibilidad de seguirlo… de manera que han sido seres de avanzada consciencia los que superaron las marcas para que otros les siguieran. A su vez, cada avance que hacemos en nuestra consciencia beneficia a una multitud que no vemos y fortalece el siguiente paso para que otros lo sigan. Cada acto de bondad es notado por el universo y preservado eternamente. Cuando se ven las cosas como son, la gratitud reemplaza a la ambición espiritual.

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Un caballero llamado L. vino a verme hace unos días por acuerdo previo. El es norteamericano, delgado, de rostro demacrado, con la cabeza rasurada y la mirada penetrante. Dijo que había viajado durante más de dos años, los últimos ocho meses por la India, en busca de la Verdad; había oído hablar mucho de este país pero estaba decepcionado completamente: no había visto nada sino hambre y pobreza, corrupción y codicia aun en los templos, mero parloteo sobre las escrituras en los ashrams (1), donde muchos eran simples estafadores. Se hallaba particularmente decepcionado porque no encontraba a nadie que lo impresionara en ninguna forma, a pesar de las túnicas y los papeles que algunos asumían. Parece que había estado en el ashram de Ramana unos días antes y ahí conoció a una persona que estaba leyendo «Yo soy Eso». Cuando escuchó que L. hablaba acerca de sus viajes y fatigas, esta persona le comentó acerca de Nisargadatta Maharaj y de «Yo soy Eso»y añadió que Maharaj estaba muerto, pero él podía ir a Bombay y conocerme y además le dio mi dirección. No sé quién fue esa persona.

L. dijo que se había retirado de ingeniero hacía algunos años y desde entonces había sido un “buscador’. De 55 años y sin responsabilidades ni obligaciones en la vida, podía viajar a su entero gusto. Agregó que había leído bastante las escrituras de muchas religiones, pero lo que más le atrajo fue la no dualidad de la filosofía Vedanta. Saltaba a la vista que el hombre era sumamente intenso y sincero, pero también era obvio que había sido mal guiado (aunque, por supuesto su “viaje por la senda” fue parte del destino de ese mecanismo cuerpo-mente, del proceso de des-identificación que se estaba efectuando).

Quizá durante veinte minutos me habló sin parar, me detalló todo lo que había hecho y estaba haciendo al presente. Cuando repentinamente cesó de hablar (quizá al darse cuenta de que mientras él hablaba yo no había pronunciado una sola palabra) yo le pregunté: “Si tú sabes lo que estás haciendo, hacia dónde vas y a lo que te diriges, ¿cuál es tu problema?”

La pregunta lo desconcertó. Contestó con lentitud: “Ahora que lo pones de ese modo, pienso que la respuesta es «no sé»”. Le hice una segunda pregunta: “Tú, como un buscador, me has detallado el sadhana (2) y los esfuerzos que hiciste con el fin de alcanzar la Verdad. Pero, ¿cómo puedes buscar algo de lo cual no te has dado cuenta?” Por un momento quedó pensativo y de nuevo respondió “no lo sé”. Le dije: “Déjame hacerte una última pregunta: ¿qué es lo que hizo que te volvieras un «buscador» cuando de seguro hay muchos otros que tú conoces que no están interesados en lo más mínimo en la «búsqueda»? ¿Fue algún esfuerzo especial de tu parte que hizo que empezaras tu búsqueda, o fue algo externo que dirigió tu mente hacia adentro?” Esta pregunta lo desconcertó visiblemente.

Inclinado, con la cabeza en sus manos, guardando total silencio, se sentó un buen rato. Pacientemente esperé hasta que levantó su cabeza, luego me miró interrogante y dijo: “Temo que con tus preguntas en apariencia simples, me has confundido totalmente. Nadie me había interrogado así; tampoco en ninguna escritura me había topado con ellas; ni siquiera entiendo cuál es el objetivo de las mismas”. La respuesta fue: “La clave de estas preguntas es que cuando encuentres las respuestas, habrás encontrado la respuesta a todos tus problemas”.

Permaneció un rato con los ojos cerrados. Cuando se levantó y me miró con una sonrisa en el rostro, había una paz en aquella sonrisa que la hacía atractiva, sin esa tensión que parecía ser parte de aquel rostro anguloso de cabeza rapada. Dijo muy suavemente que nadie había expuesto ese asunto con tal perspectiva. Sentí una enorme compasión por él. Le dije que quizá había sufrido suficiente y por eso el destino lo había enviado hasta aquí. Pareció que iba a comentar algo, esperé, pero no añadió nada.

Repetí mi pregunta: “¿Qué es eso que hizo que abandonaras la vida mundana y te convirtieras en un buscador?” Ahora estaba listo para escuchar sin argumentar. Así que continué: “Algo (fuera de ti mismo) llevó tu mente hacia adentro; tú has olvidado este importante hecho básico y desde entonces has asumido el papel de una persona privilegiada —un «buscador»—, quien ha hecho muchas lecturas y puesto en práctica otro tanto de sadhana, y que por lo tanto tiene derecho a una recompensa en el camino de la iluminación”. Esperé deliberadamente su comentario, el cual llegó en forma espontánea. “Sí —dijo discreta y seriamente—, en realidad espero obtener la iluminación en este cuerpo y estoy dispuesto a hacer cualquier esfuerzo que sea necesario”.

Repliqué de inmediato y en forma espontánea: “No lo harás. No podrás”. Sin habérmelo propuesto y realmente sin intención, debo de haberlo estremecido hasta los huesos. Quizá tomó esto como una maldición o algo semejante porque se puso blanco a pesar del profundo bronceado que había adquirido durante sus prolongados viajes bajo el sol de verano indio. Me apresuré a explicarle:

“Entiende por favor que no quiero decir que la iluminación no se dará a través del instrumento corporal que llamas L; lo que digo es que «tú» no podrás «llegar a iluminarte» por la simple razón de que esa iluminación presupone la aniquilación del «yo» como un buscador”.

De allí en adelante hablamos cerca de dos horas más. Él iba en camino a un ashram de meditación, a unos 100 kilómetros de distancia, por un periodo de diez días. Se fue diciendo que a su debido tiempo regresaría para tener otra plática.

NOTAS

1. Santuarios donde se imparte alguna enseñanza espiritual o donde algún maestro espiritual residió y ofreció sus enseñanzas.

2. Cualquier tipo de práctica, vía o senda espiritual específica.

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EL DESARROLLO ESPIRITUAL

Y LAS ENFERMEDADES NERVIOSAS

Roberto Assagioli (Venecia, 27 de febrero de 1888 – Capolona d’Arezzo, 23 de Agosto de 1974) fue un psiquiatra y pensador italiano, pionero de la psicología humanista y transpersonal, creador de la psicosíntesis,  la cual es un enfoque integral para el desarrollo humano, un método de autoformación y una escuela de psicología y psicoterapia. La Psicosíntesis constituye un enfoque de carácter holístico cuyo objetivo es el desarrollo de la persona en forma dinámica y el progresivo establecimiento de la armonía, la integración y transformación de los distintos elementos de la personalidad.

El siguiente texto es la trascripción de una conferencia dada por el Dr. Roberto Assagioli en la Tercera Sesión de Verano en el Centro Internacional de Investigación Espiritual en Ascona, Suiza, en Agosto de 1932. Traducción de la Revista Beacon, que publica Lucis Trust .


El desarrollo espiritual del hombre es una larga y ardua aventura. Un viaje a través de tierras extrañas, llena de sorpresas, dificultades y hasta de peligros. En realidad, no es nada menos que pasar del reino humano al reino espiritual.

Involucra una purificación drástica y la completa transmutación de todos los elementos normales y puramente “humanos” de la personalidad, el despertar de una serie de facultades que antes yacían dormidas, la elevación de la conciencia a un nuevo reino y el funcionamiento en una nueva dimensión interna.

En efecto, deberíamos comparar al hombre, tal como era antes de iniciar esta conquista, con el que llega a ser cuando ha alcanzado la cima de la perfección espiritual y no encontramos prácticamente nada de la anterior personalidad porque son dos seres completamente diferentes. No nos debería sorprender, por lo tanto, que un cambio tan completo, que una transformación tan fundamental esté marcada por diversas etapas críticas y que no sea raro que vayan acompañadas por varios problemas nerviosos, emocionales y mentales.

Estos desórdenes nerviosos, aunque puedan aparecer, ante la observación clínica objetiva del doctor, como una presentación de los mismos síntomas debidos a otras causas, realmente tienen otro significado y valor y necesitan un tratamiento muy diferente.

Las enfermedades, debidas a causas espirituales, se están presentando con mayor frecuencia en la actualidad y a medida que el número de personas que se encaminan, consciente o inconscientemente , hacia una vida superior, es mucho mayor que antes. Es más, debido al gran desarrollo y complejidad de la personalidad y, específicamente, a una mente más crítica del hombre moderno, el desarrollo espiritual ha llegado a ser un proceso más difícil y complejo. En muchos casos, en el pasado, una conversión moral o una simple devoción completamente entregada a un maestro divino o salvador, o rendirse completa y amorosamente a Dios, era suficiente para abrir las puertas que conducían a la conciencia y unión divina.

Por otro lado, el reajuste del hombre moderno es más completo y bien equilibrado, pues requiere de la regeneración de toda la personalidad, que incluya una mente bien desarrollada y alerta, evitando así la parcialidad de un desarrollo puramente devocional.

Por estas razones, pienso que hacer un repaso general al desarrollo de las condiciones nerviosas que aparecen en las diferentes etapas de la realización espiritual , puede ser de interés y servir de utilidad y dar algunas claves para su tratamiento apropiado.

Podríamos clasificar, para mayor claridad, cinco puntos críticos en el sendero interno:Las crisis que preceden al despertar espiritual.

1.- Las crisis que preceden al despertar espiritual.

2.-Las crisis provocadas por el despertar espiritual.

3.-Las reacciones al despertar espiritual.

4.- Las etapas del proceso de transmutación.

5.- La “Noche Oscura del Alma”.

Pasemos ahora a examinarlas brevemente:

1.- Para entender completamente, las extrañas experiencias que generalmente preceden al despertar del alma , debemos repasar algunas de las características del hombre común.

Uno podría decir que éste “se deja vivir”, en lugar de vivir. Toma la vida como llega y no se preocupa con el problema del significado, valor y objetivo. Si pertenece al tipo común sin evolución, se dedica a la satisfacción de sus deseos personales, busca el placer de los sentidos, volverse rico y satisfacer sus ambiciones. Si está más desarrollado, subordina su satisfacción personal al cumplimiento de los deberes familiares y sociales que se le asignan, sin molestarse en comprender sobre qué base reposan esas obligaciones, o de qué origen proceden. Se puede considerar a sí mismo como una persona “religiosa” y creyente en Dios, pero su religión es meramente exterior y convencional y cuando se ajusta a los preceptos de su iglesia y toma parte en sus ritos, siente que ha cumplido con todo lo que se le pide. En pocas palabras, implícitamente cree en la realidad absoluta de la vida ordinaria y está fuertemente apegado a los bienes terrenales, a los que atribuye un valor positivo; de este modo, prácticamente considera esta vida como “un fin en sí mismo .” Aunque crea en un futuro cielo, dicha creencia es completamente teórica y académica, como se comprueba por el hecho de que se esfuerza al máximo para merecer el disfrute de ese maravilloso cielo.

Pero puede suceder que este “hombre común” sea sorprendido y perturbado por un repentino o lento cambio en su vida interior. Esto puede ocurrir después de una serie de disgustos; frecuentemente después de un choque emocional, como la pérdida de un pariente amado o un amigo muy querido. Pero algunas veces ocurre sin una causa aparente y en medio del gozo de completa salud y prosperidad. A menudo, el cambio comienza con un sentido de descontento, de vacío, de carencia de algo no material y definido; es algo vago y evasivo, imposible de describir.

A esto se agrega, en diferentes grados, un sentido de la irrealidad, de la vanidad de la vida común: todos los asuntos personales, que antes absorbieron gran parte de su atención e interés, parecen retraerse a un segundo plano, hasta perder su importancia y valor. Surgen nuevos problemas; el individuo comienza a preguntarse sobre el origen y el propósito de la vida; y sobre la razón de muchas cosas que antes tomaba como algo casual, como el significado de su propio sufrimiento y del de los demás y de qué justificación hay para tanta desigualdad en el destino de los hombres.

Cuando se alcanza este punto, comienzan a aparecer los malentendidos y errores. Muchos, que no comprenden la importancia de estos nuevos estados mentales, les miran como caprichos anormales estúpidos y extravagancias mentales. El temor a convertirse en un desequilibrado, le hace luchar combatiéndolos de varias maneras. Hacen esfuerzos para readaptarse a la realidad de la vida ordinaria que parece escaparse de ellos. A menudo se meten en un torbellino de actividad externa, buscando nuevas ocupaciones, estímulos y sensaciones. Por estos y otros medios, logran aliviar su condición perturbada por cierto tiempo, pero son incapaces de librarse completamente. Aquello continúa fermentándose en el interior de su ser, socavando las bases de su existencia ordinaria y, fácilmente, irrumpe de nuevo, quizás después de un largo tiempo, con intensidad renovada. El estado de agitación se torna más y más doloroso y la sensación de vacío interior más intolerable. El individuo se siente aniquilado. Todo lo que constituyó su vida, ahora le parece un sueño; se desvanece como una sombra, en tanto que la nueva vida aún no llega. En realidad, ignora que esa luz existe, o no cree que pueda ser posible poseerla.

Frecuentemente sucede que, en este estado de perturbación, sobreviene una crisis moral más definida: la conciencia despierta y se vuelve más sensible ; aparece en el individuo un nuevo sentido de responsabilidad y se siente oprimido por un denso sentido de culpa, de remordimiento por el mal cometido y se juzga a sí mismo con severidad, volviéndose presa de un profundo desaliento.

En este punto, no es extraño que la mente contemple la idea del suicidio. Para el hombre mismo, pareciera que la aniquilación física fuera la única conclusión lógica para este derrumbe y desintegración.

La anterior descripción constituye, únicamente, un delineamiento general de dichas experiencias. En realidad existen amplias y profundas experiencias entre los diversos individuos. Hay muchos que no alcanzan la fase más aguda, mientras que otros llegan a ella rápidamente. Algunos son asaltados por las dudas intelectuales y problemas metafísicos; en otros la depresión emocional o la crisis moral es el rasgo más pronunciado.

Las diferentes manifestaciones de la crisis espiritual tienen mucha semejanza con algunos síntomas que los doctores consideran característicos de las enfermedades nerviosas llamadas neurastenia y psicastenia. En realidad, una de las principales características de esta última, es lo que el profesor Pierre Yanet, acertadamente, llama “la pérdida de la función de la realidad” y a otra la

llama “ despersonalización ”. La semejanza se hace aún mayor por el hecho de que la tensión de la crisis espiritual produce también fácilmente síntomas físicos como tensión nerviosa, insomnio y varios problemas digestivos y circulatorios.

2.- La apertura del canal entre la personalidad y el alma y el flujo de luz, alegría y energía que la acompaña, a menudo produce una maravillosa liberación. Los conflictos y el sufrimiento precedentes se desvanecen y desaparecen los síntomas nerviosos y físicos que produjeron, a veces con sorprendente rapidez, confirmando así el hecho de que no se debían a causas orgánicas, sino que eran el producto directo de un conflicto interno. En tales casos, el despertar espiritual significa una cura real. Pero en los casos donde la personalidad es más defectuosa en ciertos aspectos, pueden sobrevenir diferentes incidentes y hasta verdaderas enfermedades. Esto sucede, por ejemplo, cuando la mente no está bien equilibrada, o las emociones son incontroladas, cuando la naturaleza síquica está sobre-desarrollada o el sistema nervioso demasiado sensible. En casos donde la afluencia de energía espiritual es sobrecogedora por su rapidez y fuerza.

Cuando la mente es demasiado débil para aguantar la iluminación, o cuando hay una tendencia al egoísmo y la vanidad, la experiencia se interpreta erróneamente y hay, por decir, “ una confusión de planos ”. La distinción entre la verdad absoluta y relativa, entre el alma y la personalidad, es borrosa y la fuerza espiritual tiende a alimentar e inflar el ego personal.

Yo conocí un ejemplo impactante de dicho efecto desastroso hace algunos años en el Hospital Psiquiátrico de Ancona. Uno de los internos, un hombrecito corriente, antiguo fotógrafo, suave y persistentemente declaraba que él era “Dios”. Alrededor de esta idea central, construyó una serie de fantásticos engaños, acerca de huestes celestiales bajo su mando. Aparte de esto, era el tipo más pacífico, bondadoso y considerado que uno pudiera imaginar, siempre listo para ayudar a los doctores y pacientes. Era tan confiable y coordinado en sus actos, que el asistente de la farmacia le confiaba la preparación de las medicinas y las llaves de la farmacia. El único lapso en su comportamiento perfecto era que algunas veces robaba azúcar para darle placer a alguno de los internos del asilo.

Un doctor materialista probablemente lo consideraría como un caso común de ilusión, pero yo pienso que existe una interpretación más verdadera y profunda de la locura de este hombre. Desde el punto de vista metafísico puramente, su afirmación básica es muy correcta; a la luz de la filosofía Vedanta no existe otra realidad que el “Absoluto”. Brahma, y cada pupilo de los instructores de Vedanta se vincula con el Absoluto y se une intrépidamente en la afirmación: Aham evam param Brahmán (verdaderamente soy el supremo Brama). El error fatal del hombre era que atribuía los atributos de Dios a su yo personal no regenerado y sacaba fantásticas e infantiles consecuencias de este hecho. Filosóficamente hablando, su error podría ser descrito como una confusión entre la verdad Absoluta y relativa, entre el punto de vista metafísico y personal.

Este es un caso extremo, pero ejemplos más o menos pronunciados de dicha confusión no son escasos entre personas que son deslumbradas por el contacto con una verdad espiritual, que es demasiado grande para captarla y asimilarla de manera adecuada, con su poder mental.

Probablemente todos conocemos algunos casos de estos y que se pueden encontrar en todos los cultos y movimientos espirituales.

Esta “confusión de planos” a menudo podría ser evitada, creo, si las doctrinas metafísicas se presentaran con mayor calidad y sabias advertencias . Cuando el error se infiltra, es inútil tratar de convencer al individuo de que está completamente equivocado o ridiculizar su ilusión; esto sólo despierta su oposición y resentimiento. La mejor manera es simpatizar con él, admitiendo la verdad final de su creencia, pero luego señalarle donde reside el error y entrenar su mente para hacer las distinciones necesarias. En otros casos, la súbita irrupción de la iluminación produce un trastorno que se expresa en reacciones intensas y desordenadas: llantos y gritos, cantos y toda clase de explosiones histéricas.

Quienes pertenecen al tipo activo y agresivo, frecuentemente son impulsados a desempeñar el papel de profeta o salvador, por la excitación del despertar y a fundar una nueva secta caracterizada a menudo por el fanatismo y el proselitismo.

En algunos tipos desequilibrados y neuróticos, existe un despertar del psiquismo. Tienen visiones, generalmente de seres exaltados, o pueden escuchar voces, o empiezan a escribir automáticamente, tomando los mensajes literalmente y obedeciéndolos sin reserva. La calidad de dichos mensajes es muy diversa. Algunas veces contienen hermosas enseñanzas, pero siempre deben ser examinadas con máxima discriminación y cuidado, sin considerar su origen anormal o las demandas del transmisor. Se debe ejercer reserva especial con los mensajes que contienen órdenes y ordenan ciega obediencia, o los que tienden a exaltar la personalidad de quien los recibe. Los verdaderos maestros espirituales nunca usan esos métodos.

Aparte de la autenticidad y el valor de los mensajes, permitir tales actividades psíquicas ocasiona daño a la salud y perjudica el control emocional y mental. Existen otra clase de poderes superiores que son el resultado de un desarrollo y realización espiritual, los cuales son ejercidos concientemente y totalmente controlados por el alma.

3.- Las reacciones que nos ocuparán en esta sección se desarrollan y generalmente ocurren después de cierto tiempo de haber despertado.

Como dije, un despertar espiritual armónico se caracteriza por una sensación de gozo e iluminación mental que trae consigo la visión interna del significado y propósito de la vida. Desecha muchas dudas, ofrece la solución a muchos problemas y proporciona un sentido de seguridad interior. Al mismo tiempo se percibe que la Vida es Una y un gran aflujo de amor espiritual penetra en el individuo despierto hacia sus semejantes y a toda la creación. En realidad, no hay nada más refrescante y delicioso que la contemplación de un neófito revelando tal “estado de gracia”. La antigua personalidad, con sus aristas y características desagradables, pareciera haberse desvanecido y un nuevo amoroso y adorable individuo nos sonríe y también al mundo, lleno de anhelo por complacer, servir y de compartir sus riquezas espirituales recién adquiridas, pues le es casi imposible contener tanta abundancia. Tal estado de beatitud tiene diversa duración, pero está sujeto a pasar. El yo inferior sólo estaba temporalmente subyugado y aturdido, pero no muerto ni transformado. El flujo de luz y amor espiritual es rítmico, como todo lo demás en el universo y,después de cierto tiempo, disminuye o cesa, el reflujo sigue al flujo.

Esta es una experiencia muy dolorosa para el neófito y es apta, en algunos casos, para producir reacciones fuertes y ocasionar serios problemas. El yo inferior vuelve a despertar y se afirma con fuerza renovada. Todas las rocas y desechos que habían sido cubiertos y disimulados por la marea alta, surgen nuevamente.

El hombre, cuya conciencia moral se ha vuelto más refinada y exigente, cuya sed de perfección se ha vuelto más intensa, juzga a su personalidad con mayor severidad y se condena con renovada vehemencia, siendo propenso a alimentar la errónea creencia de haber caído más bajo que antes . Algunas veces sucede que las tendencias e impulsos inferiores, que yacían dormidos en el subconsciente, son vitalizados por la irrupción de la energía superior, o agitados en una fuerte oposición, por la consagración espiritual del alma que despierta, porque constituyen una amenaza y un reto para ella. (Esto corresponde a lo que H. Blavatsky describe en la Doctrina Secreta como “la fiebre del voto”, que afecta a muchos aspirantes).

En ocasiones la reacción llega tan lejos que, el individuo llega a negar la realidad y el valor de su reciente experiencia espiritual. Las dudas y la crítica penetran en su mente y es tentado a considerar toda la situación como una ilusión, fantasía o una embriaguez sentimental. Se vuelve amargado y sarcástico, se ridiculiza a sí mismo y a los demás y hasta llega a dar la espalda a sus ideales y aspiraciones espirituales. Pero, no importa cuán duro se trate, ya no regresa a su antiguo estado; “ ha contemplado la visión” y su belleza y atractivo permanece con él, a pesar de sus esfuerzos para suprimirlo. No puede aceptar la vida corriente de antes, o satisfacerse con ella. Una nostalgia divina lo asedia y no le deja en paz.

Algunas veces la reacción ofrece un carácter más patológico; los arranques de depresión, desespero y tentaciones de suicidio pueden constituir un verdadero problema . El tratamiento apropiado, en dicha crisis, consiste en impartir una comprensión clara de su naturaleza y explicarle que la única salida es superarla . Debemos aclararle al “paciente” que ese estado de gracia que experimentó, no puede durar para siempre y que la reacción era inevitable. Es como si hubiese realizado un enorme vuelo a las iluminadas cimas de las montañas y allí hubiera entendido su gloria y vastedad y la belleza del panorama que se extiende abajo pero, después del viaje, uno regresa al lugar de partida y se tiene que ascender, paso a paso, el empinado sendero que conduce a las alturas.

La realización de que este descenso o “caída” es un hecho natural, proporciona un gran alivio a la mente y anima al peregrino a asumir la ardua tarea que tiene frente a sí, en el sendero hacia la Realidad.

4.- Ahora nos ocuparemos de la fase en la cual el aspirante reconoce que las condiciones necesarias que se deben cumplir y el precio a pagar para el elevado logro de la unión con la Realidad Divina, son la transmutación y total regeneración de la personalidad.

Es un proceso largo y de muchas facetas, que incluye etapas de purificación activa, con el fin de remover los obstáculos para el flujo y actuación de las fuerzas espirituales; las etapas del desarrollo y la construcción de las facultades que moran dormidas o sin desarrollar y las fases en las cuales, el yo personal, tiene que permanecer quieto, dejando actuar al espíritu, soportando la presión y el dolor inevitable del proceso.

Es un período extraordinario, lleno de cambios o alteraciones entre la luz y la oscuridad, entre la alegría y el sufrimiento.

Las energías y la atención del aspirante, a menudo, están enfocadas en su tarea, que es poder arreglárselas con los problemas y actividades, para que la vida normal no sea perjudicada, que observada desde afuera y medida en términos de la eficiencia común, parece haberse deteriorado y estar menos capacitado que antes. Los juicios superficiales e injustos de los bien intencionados, pero no iluminados amigos y médicos, no le perdonan, y se constituye en el blanco de comentarios sarcásticos y espinosos, acerca de los resultados “maravillosos” de los ideales y aspiraciones espirituales, que lo hacen débil e ineficaz en la vida práctica. Dichos comentarios, a veces son muy dolorosos para el sensible aspirante. A veces llega a ser influido por ellos y se convierte en presa de la duda y el desaliento.

Este proceso llega a ser una de las pruebas del Sendero y una lección para transformar la susceptibilidad personal en estabilidad, independencia de juicio y desapego. Los aspirantes deberían aceptarlo alegremente y aprovecharlo como una oportunidad para adquirir fortaleza. Si, de otro lado, las personas que rodean al aspirante son iluminadas y comprenden, pueden ser de gran ayuda y protegerlo de la fricción y el sufrimiento innecesario.

En realidad, es un período de transición. Un paso de un antiguo estado, sin haber alcanzado el nuevo; una etapa intermedia en la cual, como adecuadamente lo ha expresado un maestro, “ uno está viendo doble ”. Esta condición es similar a la de la oruga que pasa por el proceso de transformación hacia la alada mariposa; el insecto ha de pasar por la etapa de crisálida, que es una condición de desintegración e impotencia. Pero el aspirante, generalmente, no tiene el privilegio del capullo protector, para pasar el proceso de transformación en soledad y paz. Particularmente y en la actualidad, ha de permanecer donde está y continuar desempeñando sus obligaciones familiares, profesionales y sociales, tan bien como le sea posible, como si nada estuviera ocurriendo. Su problema es similar al que se enfrentaron los expertos ingenieros encargados de reconstruir y ampliar una estación muy congestionada de Londres, sin interrumpir el tráfico ni por una hora.

No es de sorprender, entonces, que tal trabajo, difícil y complicado, pudiera producir ciertos problemas mentales y nerviosos, en forma de cansancio nervioso, insomnio, depresión emocional, aridez, agitación mental e inquietud. Estos a su vez, debido a la gran influencia que tiene la mente sobre el cuerpo emocional, fácilmente pueden producir los más variados síntomas y desórdenes físicos.

En el tratamiento de esos casos, se debe reconocer la verdadera causa y dirigirse a ella, porque todos los remedios externos y meramente físicos pueden ayudar a aliviar los síntomas, neutralizando los peores resultados pero, obviamente, no pueden curar radicalmente la condición.

Algunas veces el problema es ocasionado o agravado por un esfuerzo personal exagerado para forzar el desarrollo superior, produciendo represión en lugar de transformación de los elementos inferiores, con la indebida intensificación del conflicto y la tensión nerviosa y mental consecuente.

El aspirante debe comprender que el trabajo fundamental siempre es realizado por el alma y sus energías y que su principal tarea es atraer esas energías mediante la aspiración, meditación y correcta actitud, y luego permitirles realizar el trabajo de purificación y adaptación dentro de él. Él necesita captar el profundo significado del sabio mandato contenido en La Luz en el Sendero, Segunda Parte:

1.- Permanece a un lado cuando te aproximes a la batalla y, aunque luches, no seas el guerrero.

2.- Busca al Guerrero y déjalo batallar en ti.

3.- Toma sus órdenes y obedécelas.

4.- Obedécele, no como si fuera un general, sino como si fueras tú mismo y sus palabras fueran la declaración de tus deseos secretos; por que él eres tú mismo, pero más sabio y más fuerte que tú mismo. Búscale, más en la fiebre y la prisa de la batalla puedes pasar de largo; y él no te reconocerá a menos que tú le conozcas. Si tu clamor alcanza a su oído, entonces él peleará en ti, y llenará el profundo vacío interno. Y si esto ocurre, entonces puedes ir de principio a fin y batallar sereno y sin enfado, permaneciendo a un lado y dejándole batallar por ti. Luego será imposible que asestes un golpe erróneamente. Pero si no lo buscas, si pasas de lado, entonces no habrá salvación para ti. Tu cerebro vacilará, tu corazón dudará y en el polvo del campo de batalla, tu vista y tus sentidos fallarán y no distinguirás tus amigos de tus enemigos. Él eres tú mismo. Y aún así, eres finito y propenso a errar; él es eterno y está asegurado. Él es la eterna verdad. Una vez haya entrado en ti y llegue a ser tu Guerrero, nunca jamás te abandonará; y en el día de la gran paz llegará a ser uno contigo”.

Una dificultad diferente y, en cierto sentido, opuesta, confronta al aspirante durante los períodos en los cuales, el flujo de fuerza espiritual procedente del alma es fácil y abundante. Si no se controla sabiamente, se puede dispersar en febril excitación y actividad . O, por lo contrario, se puede tener en mucha expectativa y quedar inexpresado, de modo que se acumula y a través de su fuerte presión y alto voltaje puede dañar los cuerpos sutiles y el físico, así como una corriente muy fuerte puede producir un cortocircuito, quemando los fusibles y derritiendo los alambres.

La verdadera solución es utilizar las energías espirituales constructiva y armónicamente en el trabajo de la regeneración interna, por medio de la expresión creativa y el servicio fructífero, de acuerdo con las condiciones y oportunidades del individuo.

Pueden surgir otras dificultades a partir de las diferentes cualidades de las fuerzas que entran en juego. La cualidad de la energía del alma (técnicamente denominada el Rayo del Ego, puede ser diferente de aquel predominante en la personalidad). Frecuentemente esto produce un período de conflicto entre ambos y puede ocasionar diversas enfermedades nerviosas, hasta el momento en que se efectúa una adaptación.

5.- Cuando el proceso de transformación alcanza su clímax, su etapa decisiva, está marcado por un período de intenso sufrimiento y oscuridad, llamado por los místicos cristianos, “la noche oscura del alma”. La angustia mental y la gran depresión que le acompañan, tiene gran semejanza a los síntomas de la enfermedad mental que los siquiatras llaman “psicosis depresiva” o “melancolía”. Estos síntomas son, principalmente: un estado emocional de desesperación, un agudo sentido de inutilidad, una auto- desaprobación y auto-acusación sistemática, la impresión de estar cruzando el infierno llega a ser tan vívida que produce la ilusión de estar eternamente condenado, un agudo y doloroso sentido de impotencia intelectual, pérdida del poder de voluntad y autocontrol e incapacidad y disgusto para la acción.

Algunos de estos síntomas pueden aparecer en forma moderada durante las primeras etapas, pero no se deben confundir con la verdadera “noche oscura del alma”.

Como lo expresó Adela Curtis en su vívido estilo:

“ Sientes como si no fueras nada más que un hueco; un inmenso e insondable vacío de dolor, en el cual se hubiera vertido toda la creación y aún continuara vacío, clamando por Dios. Por supuesto, todos creemos que estamos en esta etapa mucho antes de que tengamos una verdadera visión de ella. Cualquier estado de insatisfacción se puede interpretar como fuera ella, como lo descubriremos cuando estemos en presencia de la cosa real y recordemos las innumerables imitaciones absurdas que nos engañaron, con el cuestionamiento: ¡cómo Dios podría descuidar una sed y un hambre como la nuestra!”

Esta extraña y terrible experiencia interna no es solamente un estado patológico; tiene una causa espiritual específica y un gran propósito espiritual. La causa ha sido explicada por Platón y por San Juan de la Cruz mediante la misma analogía.

Platon , en su famosa alegoría de la “caverna oscura”, contenida en el Séptimo Libro de su República, compara a los hombres no iluminados con los prisioneros en una caverna o cueva oscura, y dice:

“En un principio, cuando ninguno de ellos está liberado, es impulsado súbitamente a pararse, volver la cabeza y caminar hacia la luz, él sufrirá terribles dolores; el brillo le molestará y será incapaz de ver las realidades de la cuales, en su anterior estado, había percibido las sombras .”

San Juan de la Cruz utiliza palabras curiosamente similares. “El yo está en la oscuridad, porque está enceguecido por una Luz mayor que la que puede soportar. Entre más clara sea la luz, más enceguece los ojos del búho, y entre más fuertes los rayos del sol, más enceguece los órganos visuales; venciéndolos por razón de su debilidad y privándolos de su facultad de ver. De igual modo, la Luz Divina de la contemplación, al impactar sobre el alma aún no perfectamente iluminada, ocasiona oscuridad espiritual; no sólo porque sobrepasa su fuerza, sino por la enceguece y priva de sus percepciones naturales… Así como los ojos, debilitados y nublados por los humores, padecen dolor cuando la luz clara los impacta; así el alma, por razón de su impureza, sufre grandemente cuando la Luz Divina brilla sobre ella. Y cuando los rayos de esta luz pura brillan sobre el alma, para expulsar las impurezas, el alma se percibe tan poco limpia y tan miserable, que pareciera como si Dios Se hubiera puesto en su contra, y como si ella misma estuviera contra Dios. ¡Maravillosa y lastimosa visión! Tan grandes son las debilidades e impurezas del alma, que la mano de Dios, tan suave y gentil, se siente fuerte y opresiva, aunque no esté presionando ni asentándose sobre ella, sino sólo tocándola, y eso, también, de la manera más misericordiosa; porque Él toca al alma, no para castigarla, sino para recargarla con Sus gracias .”

Evelyn Underhill explicó muy claramente el propósito de la “noche oscura”:

“La función de este proceso, en el Sendero Místico, es curar al alma de la tendencia innata a buscar y reposar en los goces espirituales; confundir la Realidad con el gozo dado por la contemplación de la Realidad. Es en la consumación de ese ordenamiento de amores enfermizos, donde la translación de los valores, inició el Sendero del Purgatorio. El yo que asciende debe abandonar esas satisfacciones infantiles, hacer su amor totalmente desinteresado, fuerte y valiente y abandonar toda traza de glotonería espiritual. La suprema condición, para la participación del hombre en la Realidad, es un total abandono de los cánones personales, de esa búsqueda trivial y egoísta del éxito personal que pervierte el gran movimiento de la Luz Afluyente.

En la Iluminación, el alma, bañada por la Luz increada, identificó la Naturaleza Divina con la Luz Divina y la dulzura que disfrutó entonces. Su conciencia de lo trascendente se ha manifestado, principalmente, como un aumento de visión y goce personal. De esta manera, en ese estado de desprendimiento, “el Yo, el Mi, lo Mío”, aunque espiritualizados, aún permanecen intactos. La mortificación de los sentidos fue más que compensada por la rica y feliz vida que esta mortificación confirió al alma. Pero antes de que ocurra la unión real y permanente con el Absoluto; antes de que todo el yo aprenda a vivir en estos elevados niveles donde, estando totalmente entregado a la Infinita Voluntad, puede ser completamente transmutado en Dios y fusionado en la gran vida del Todo; esta vida separada, esta dependencia de los goces personales, deben ser desechadas…

Los diversos tormentos y desolaciones de la Noche Oscura constituyen esta última y drástica purgación del Espíritu; la eliminación de la separatividad, la aniquilación de la individualidad, aunque todo ese yo ahora reclame su derecho a ser el Amor de Dios.”

La “noche oscura del alma” en su última y más elevada etapa, corresponde a lo que ha sido denominado la “crucifixión mística”; la muerte y resurrección que realmente marca la desintegración de la personalidad, el “antiguo Adán” y el triunfo del alma, el “nuevo Cristo”.

Muchas dificultades serias que, a veces, llegan a ser enfermedades, se deben a una causa especial y tienen su origen fuera de la personalidad del sufriente. Esta causa es la “sustitución mística”, por medio de la cual un alma ardiente, amorosa y generosa, se atrae el sufrimiento interno y hasta los síntomas físicos de otra persona (transferencia). Esto puede sonar extraño y casi increíble en un principio, pero una investigación más cercana, mostrará que realmente es solo un ejemplo extremo de asumir, por medio de la simpatía, la condición de otra persona, que hemos experimentado muchos, algunas veces. La distinción importante es que en el caso de la “sustitución mística”, se puede lograr tanto en sentido personal como general. Los ejemplos de lo anterior no son raros en las vidas de los Místicos y Santos cristianos.

El caso más familiar probablemente es el de Santa Teresa de España , que dice en su autobiografía que asumió la intensa tentación de un sacerdote que, tan pronto como Santa Teresa comenzó a experimentar su tormento, inmediatamente quedó liberado de ella.

El caso más extremo y dramático es quizás el de Santa Lyduina de Schiedam, que logró atraerse una serie de graves enfermedades. Su historia extraordinaria ha sido gráficamente descrita por el novelista francés, Huysmans.

La “sustitución mística” general consiste en ofrecer compensación por medio del propio sufrimiento, por los sufrimientos y errores de la humanidad en general. Las órdenes religiosas más austeras y contemplativas, como los Trapenses y los Carmelitas, hacen esto regularmente.

Un experimento interesante de esta clase, hecho por un grupo de hombres profanos en colaboración con los Carmelitas de San Remo, ha sido relatado por Montague Summers en su artículo sobre la Sustitución Mística. Él describe los efectos así:

“Las experiencias síquicas de los místicos fueron muy notables. Entre otras cosas, todos sufrieron, durante el período de su oblación, de una intensa laxitud mental y aridez espiritual, lo cual era prueba segura de que la sustitución había sido aceptada y que aún continuaba. Es más, se puede notar que este estado psicológico empezó abruptamente en cada caso, después de haber realizado la oblación, incrementándose a cada hora la incomodidad interior y el dolor, sin tener alivio o una advertencia, hasta cuando la nube oscura se dispersaba repentinamente, y en un momento era seguida por la luz del sol de la paz interna y las consolaciones que eran más dulces que la desolación antecedente, por el contraste .”

En Oriente, esta actividad espiritual es realizada de manera diferente, pero con una abnegación, no menos incondicional y heroica. La encontramos expresada en el voto con el cual se consagra el mismo Bodhisatwa, o futuro Buda, a renunciar a la bendición del Nirvana y entrega todo Su Ser para el bien de la totalidad.

“Con el mérito de todos mis bienes, aspiro a aliviar los dolores de todas las criaturas, ser medicina, doctor, sirviente de todos aquellos que estén enfermos mientras exista la enfermedad, a ser yo mismo alimento y bebida durante la hambruna, a ser un tesoro inagotable para el pobre y el sirviente, quien los surta con todo lo que carecen. Renuncio, sin consideración a mí mismo, a la vida en todas sus reencarnaciones, todas mis pertenencias, todo el mérito logrado hasta ahora y en el futuro, para obtener la salvación de todas las criaturas… quiero ser protector de quienes no tienen a nadie, guía para los viajeros, para aquellos que desean alcanzar la otra orilla. Quiero ser un bote o un puente, una lámpara para quienes están en la oscuridad, un lecho para quienes quieran descansar, un armario para quienes necesiten uno… como los elementos: tierra, agua, aire y fuego están en cada forma al servicio de las innumerables criaturas que pueblan la vastedad del mundo, que así pueda Yo, en cada forma y en todo el mundo, contribuir a la vida de todo cuanto existe hasta que todas las criaturas hayan sido liberadas .”

Esto es lo que hacen los Grandes Seres que en Oriente son llamados Mahatmas, que renuncian a la gloria para aliviar, compartiendo, los dolores y sufrimientos de la humanidad.

“¡Ay de mí! Cuando una vez hayas llegado a ser como la nieve pura del valle de las montañas, frío e inerte al contacto, tibio y protector de la semilla que duerme en la profundidad de su seno, es ahora cuando la nieve que debe recibir la quemante helada, las ráfagas del norte, protegiendo así de su cruel y cortante diente a la tierra que contiene la cosecha prometida, la cosecha que alimentará a los hambrientos.

Recluido para vivir a través de los futuros Palpas, ignorado y sin la gratitud de los hombres, encajado como una piedra dentro de otras piedras incontables que forman el Muro de Protección -(se refiere a la enseñanza de que los esfuerzos acumulados de muchas generaciones de yoghis, santos, adeptos y especialmente de los nirmanakayas, han creado, por así decir, un muro de protección alrededor de la humanidad, que protege a la humanidad de males aún mayores)-, tal es tu futuro si pasas la séptima puerta. Construida con las manos de muchos Maestros de Compasión, elevado consus torturas, encementado con su sangre, protege a la humanidad, desde que el hombre es hombre, protegiéndolo de posterior y una miseria y dolor mucho mayor .”

Con las fuertes demandas, los sacrificios heroicos de la “sustitución mística” y el sufrimiento que involucra, puede desalentar a muchos aspirantes. Quiero aclarar que “la sustitución mística” es una vocación especial, un método particular de servicio, para ser utilizado sólo por aquellos que se sientan impulsados a ello y que sientan que tienen la suficiente entereza y resistencia para soportar sus pruebas. No todos los aspirantes tienen que utilizar este método, hay otras formas de servicio, menos extenuantes y exigentes, que son igual de útiles y necesarias para la elevación general de la humanidad. Le recomendaría, a quienes sientan el generoso impulso hacia la “sustitución mística”, que procedan con ella muy cuidadosa y gradualmente y probar muchas veces su fortaleza y el poder de resistir, para aguantar las reacciones intensas y casi insoportables.

El mismo Libro de los Preceptos de Oro que contiene las sublimes palabras que acabamos de citar, nos advierten muy sabiamente:

“Si no puedes ser el sol, entonces sé el humilde planeta. Siempre, si eres privado de brillar como el sol del medio día sobre los montes cubiertos de nieve y de pureza eterna, entonces elige, ¡Oh!, neófito, un curso más humilde.

 Señala el camino, aunque tenuemente, y perdido entre la hueste, como lo hace la estrella de la noche, a aquellos que huellan el camino en la oscuridad… Proporciona luz y consuelo a los peregrinos fatigados, y busca a quienes saben menos que tú; a quienes en su desolación lastimosa, se sienten privados del pan que alimenta la sombra, sin un Maestro, esperanza o consuelo, permíteles escuchar la Ley.”

El tema que elegí me ha obligado a tratar, casi exclusivamente, el lado más oscuro y doloroso del desarrollo espiritual, pero por ningún medio deseo dar énfasis indebido a su aspecto patológico, ni dar la impresión de que quienes están en el sendero de la realización espiritual, son más propensos a ser afectados por los problemas nerviosos que las personas comunes.

Por lo tanto, deseo establecer muy claramente los siguientes puntos:

1.- En muchos casos, el desarrollo espiritual es logrado de manera gradual y mucho más armónica que lo que he descrito anteriormente, y por lo tanto, las dificultades internas y las diversas etapas son superadas sin ocasionar reacción física severa o producir síntomas definidos.

2.- Los problemas nerviosos y mentales de la persona promedio, a menudo son más serios e intensos y más difícil para ellos aguantar y para los doctores curar, que los de los aspirantes. Ellos son ocasionados mayormente por los violentos conflictos entre sus bajas pasiones, o impulsos subconscientes y la personalidad conciente; o por la rebelión contra las condiciones y personas, debido a sus deseos egoístas.

Encontramos que algunos de ellos corresponden a la interpretación de Freud (que de ninguna manera es válida para todos); otros a la fórmula de Adler, etc. A menudo es difícil curarlos  satisfactoriamente, porque su lado superior todavía no ha despertado y hay poco a lo cual recurrir para inducirlos a realizar los sacrificios necesarios o someterlos a la necesaria disciplina para producir el requerido ajuste.

3.- Los problemas nerviosos y mentales del aspirante, no importa cuán serios puedan parecer, son reacciones temporales , sub-productos, por así decir, de un proceso orgánico de crecimiento interno y regeneración. Por eso, a menudo desaparecen espontáneamente cuando termina la crisis que los ha originado, o ceden más fácilmente al tratamiento adecuado.

4.- Los sufrimientos del místico, ocasionados por las oscilaciones descendentes, en el flujo de la marea espiritual, son bien compensados, no sólo por períodos de elevación interna, sino también por el recuerdo del gran Propósito y Meta de la búsqueda.

Esta visión de la gloria es una inspiración poderosa, un consuelo infalible y una fuente constante de fortaleza y valor. Por lo tanto, deberíamos afirmar este punto especial, recordando esa visión, tan vívida y frecuentemente como nos sea posible y uno de los mayores servicios que podemos prestar a nuestros compañeros de camino es ayudarles a hacer lo mismo.

Podemos visualizar la gloria y la beatitud del logro individual e imaginarnos el esplendor del hombre espiritual, del alma liberada, el conquistador de los tres mundos del esfuerzo humano, participando concientemente del conocimiento, el poder y la beatitud de la Vida una. Podemos contemplarlo en un sentido más amplio como la gloria del Reino de Dios cumplida en la tierra; la visión de la humanidad redimida, de toda la creación regenerada y regocijándose en la manifestación de las perfecciones de Dios.

Visiones como estas son las que han capacitado a los grandes místicos y santos a soportar sonrientes las torturas internas o el martirio físico y lo que hizo exclamar a San Francisco: “ tan grande es el bien que espero, que cada dolor es un gozo para mí ”.

Considerando ahora la cuestión más estrictamente, desde el punto de vista médico y psicológico , deberíamos comprender que, mientras los problemas que acompaña a las diversas etapas del desarrollo espiritual son en su apariencia externa muy similares y, algunas veces, idénticos a los que afectan a los pacientes comunes, sus causas e importancia son muy diferentes ; de hecho, en cierto sentido, son opuestos, y diferente el tratamiento correspondiente.

Los síntomas nerviosos del paciente común , generalmente tienen un carácter regresivo. El paciente logra hacer una de las adaptaciones internas y externas que hace parte del desarrollo normal de la personalidad. Puede que tenga éxito liberándose de un apego emocional a los padres, que persiste, más tarde en la vida, como dependencia infantil sobre ellos u otros individuos, que se vuelven un sustituto.

Algunas veces es la resistencia a suplir las necesidades de la familia común y la vida social, o la incapacidad de arreglárselas con las dificultades, lo que los hace buscar refugio inconcientemente en una enfermedad e invalidez nerviosa.

En otros casos, se debe a un choque emocional de alguna clase; a una desilusión o duelo que no pueden o no desean aceptar, a lo cual reaccionan con un colapso nervioso y síntomas mentales. En todos estos casos encontramos, como característica común, un conflicto entre la personalidad conciente y ciertas partes de sus elementos inferiores e subconscientes, con la victoria final de estos últimos.

Las dificultades producidas por la tensión y el conflicto del desarrollo espiritual tienen, por el contrario, un carácter progresivo específico . La descripción que hemos dado de ellos, indican claramente que son el resultado de conflictos y desajustes temporales entre la personalidad y las energías superiores que fluyen desde el alma. Es obvio que el tratamiento apropiado para las dos categorías debe ser diferente.

En la primera categoría, el problema terapéutico consiste en ayudar al paciente a alcanzar el estado normal de la persona común; eliminando las represiones e inhibiciones, los temores y apegos; ayudándoles a pasar del egocentrismo, del turbio estado de ensoñación y del punto de vista y evaluación distorsionada emocionalmente, hasta una consideración objetiva, sana y racional de la vida normal; un reconocimiento de sus deberes y una correcta apreciación de los demás individuos. Los elementos concientes y subconscientes contrastantes, parcialmente no desarrollados y no coordinados, han de ser armonizados e integrados en una psicosíntesis personal.

 La tarea terapéutica de la segunda categoría, en cambio, es llegar a un ajuste armónico, mediante la asimilación apropiada y una integración de las energías superiores afluyentes con los elementos normales pre-existentes ; esto es, de lograr un alineamiento entre el alma y la personalidad, una psicosíntesis espiritual alrededor de un centro superior.

De esto se deduce que el tratamiento apropiado para el primer grupo no sólo es inapropiado sino, a menudo, definitivamente dañino para el paciente del segundo grupo. Su parte es doblemente difícil si cae en las manos de un doctor que no entienda y aprecie la naturaleza espiritual del hombre, que ignore o niegue la posibilidad del desarrollo espiritual. (Esto aplica no solo al médico materialista, sino a los seguidores de algunas escuelas modernas muy difundidas de psicoterapia, como la de Freud). El médico ridiculizará las aspiraciones espirituales inciertas del paciente como si fueran meras fantasías, o puede interpretarlas de manera inferior y burda. De esta manera el paciente es persuadido de que hace bien endureciendo la coraza de su personalidad, cerrándola contra el insistente llamado del alma. Por supuesto, esto solo puede agravar la condición, intensificar el conflicto y retardar la solución correcta.

Por otro lado, un doctor que esté en el sendero espiritual o que, al menos, tenga claro entendimiento y actitud de simpatía hacia los logros y realidades espirituales, puede ser de gran ayuda para el paciente. Si, como a menudo es el caso, éste está en la etapa de insatisfacción, inquietud, si ha perdido su interés por la vida, si la existencia cotidiana ha perdido su atractivo y aún no vislumbra la realidad superior, si busca alivio en la dirección errónea, vagando de aquí para allá por avenidas ciegas, entonces la revelación de la verdadera causa de su problema y la indicación de la bella solución que espera, puede obrar milagros en producir el despertar interno, que en sí mismo constituye la curación. Este es uno de los resultados más gratificantes y felices para el doctor y el paciente.

Cuando el aspirante está en la segunda etapa, la del feliz baño en la luz espiritual y los gozosos vuelos hacia los niveles superiores de conciencia, se puede brindar gran asistencia explicándole la verdadera función y la naturaleza de este estado y advirtiéndole, con delicadeza, que necesariamente es una etapa temporal; describiéndole las vicisitudes de la búsqueda . Así, quedará preparado para el momento en que suceda la reacción y se puede evitar mucho sufrimiento debido a lo inesperado de la caída y a las dudas y desalientos consecuentes.

Cuando no se ha dado dicha advertencia y el paciente es tratado durante la reacción, se le puede explicar su naturaleza temporal y brindar mucho alivio y aliento, mostrándole ejemplos de personas que estuvieron en situación similar y salieron de ella.

En la cuarta etapa de los “incidentes del ascenso”, que es el más largo y complicado de todos, el trabajo del asistente es más complejo. Algunos de los puntos más importantes de este trabajo son:

  1. Iluminar al paciente sobre lo que está sucediendo y mostrarle la correcta actitud ante ello.

  2. Enseñarle a controlar , las tendencias inferiores que surjan del subconsciente.

  3. Iniciarlo en la técnica de la transmutación de las energías psicológicas.

  4. Ayudarle a utilizar apropiadamente las energías espirituales que afluyen desde el alma.

  5. Guiarlo y cooperar con él en el trabajo general de reconstrucción de su personalidad , de la psicosíntesis espiritual.

En la quinta etapa, “la noche oscura del alma”, es más difícil brindar cualquier asistencia por la misma naturaleza que envuelve al individuo en un manto de oscuridad y dolor que lo cierra a toda ayuda efectiva. Cuando se trata con este caso, la única manera de brindar ayuda es asegurarle incesantemente que ese estado es transitorio y que de ninguna forma puede ser permanente y sin esperanza, como el paciente tiende a creer. Asegurarle, con firme convicción, el inmenso y especial valor de la crisis, y que merece la pena soportarla, no importa cuán terrible sea; inducirlo a soportarla y aceptarla en su interior con calmada resignación y paciencia. Esta ayuda puede ser más efectiva, dándole con detalles, ejemplos y descripciones de otros que han atravesado esas experiencias, como Santa Teresa, Suso y el profundo análisis hecho por San Juan de la Cruz.

En todo este trabajo, el tratamiento psicológico y espiritual no excluye el tratamiento físico apropiado, que debe ser complementario, pero no puedo ahora entrar en esa parte del tema, excepto para indicar que debería consistir especialmente en prescribir una dieta apropiada, correcta cantidad y clase de descanso, relajación y contacto con la naturaleza y los medios médicos que puedan aliviar los dolores y fortalecer la resistencia nerviosa.

En algunos casos, el tratamiento es complicado por el hecho de que existe una mezcla de síntomas regresivos y progresivos. Estos son los casos de evolución interna irregular. Dichas personas pueden alcanzar un nivel espiritual con una parte de su personalidad y, aún así, quedar inválidas por otro lado, debido a ciertas fijaciones infantiles o por estar bajo el hechizo de un complejo subconsciente. Hasta se podría decir que, un análisis más exhaustivo muestra que la mayoría de quienes están hollando el sendero espiritual, muestran remanentes de este tipo. Esto no contradice nuestra aseveración anterior de que, en la mayoría de casos, se encuentra frecuentemente, una causa regresiva o progresiva que determina la condición. Sin embargo, se debe tener presente la posibilidad de cierta mezcla de las dos tendencias y hacer un examen e interpretación muy cuidadosa de cada síntoma, para acertar con la verdadera causa y el correcto tratamiento.

Por todo lo anteriormente dicho, es evidente que para tratar los problemas nerviosos y mentales que acompañan el desarrollo espiritual, se requiere tanto de entrenamiento como aptitud, es decir la capacidad del especialista nervioso y el psicólogo, como la del estudiante serio, o aún mejor, del viajero experimentado en el sendero espiritual . Este doble entrenamiento, en el presente, se combina raramente y, por esto, considerando el creciente número de individuos que requieren dicho tratamiento, se está volviendo urgente que muchos de los que desean servir a la humanidad remediando sus grandes necesidades, deban ser inducidos a calificar para esta tarea.

El trabajo debería ser facilitado, también formando a un cuerpo de enfermeros y asistentes entrenados, que pudieran colaborar inteligentemente, con estos servidores, en algunos detalles del tratamiento.

Sería de considerable beneficio también, que la parte más inteligente del público sea mejor informada de los hechos generales que se relacionan con este tema, para hacer más fácil la tarea del paciente y del doctor, en lugar de obstruir y volver el proceso aún más complicado por la ignorancia, el prejuicio y hasta la oposición activa, como generalmente ha sido el caso hasta ahora. Esto se refiere particularmente a la familia y parientes del paciente.

Cuando este triple trabajo de iluminación haya sido logrado entre los doctores, enfermeros y el público, se evitará una gran cantidad de sufrimiento y demoras innecesarias y muchos fervientes peregrinos alcanzarán más fácil y rápidamente la elevada meta de su esfuerzo: la unión con la Realidad Divina.

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Por: Óscar M. García

En los momentos en que somos capaces de acallar los «ruidos» que día a día nos saturan, llega el SILENCIO. Desde ahí la VOZ INTERIOR encuentra la posibilidad de manifestarse. Entonces las comprensiones instantáneas, las impresiones directas, las imágenes luminosas – es decir, la intuición espiritual – asoman, aportando la energía de la CERTIDUMBRE.


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EL CAMINO DEL CORAZÓN

                                                            Por: Dr. David R. Hawkins

Instrucción

Podría parecer que la información acerca de la conciencia y la estructura y función del pensamiento y la percepción, son principalmente de valor para los buscadores espirituales que han elegido el camino de la no-dualidad (Advaita) (1). Estos temas, sin embargo, tienen un valor igualmente grande para el aspirante que ha elegido el camino de la devoción del corazón. En la práctica, sin embargo, la mayoría de los buscadores combinan estos caminos, y es principalmente una cuestión de énfasis o de estilo de práctica.

El objetivo principal del camino del corazón es llegar a ese nivel de conciencia llamado Amor Incondicional. La energía de la inspiración y la devoción facilita la entrega de los posicionamientos y resulta en la confianza en la gracia de Dios. Aunque este proceso parece conceptualmente simple, como todo el mundo ha encontrado por experiencia, a menudo es más difícil de lo que habrían esperado. El devoto sincero descubre que el esforzarse por el amor incondicional tiene la desagradable facultad de aflorar lo contrario del objetivo al que te has dedicado. Esto está representado en el conciso dicho espiritual “El amor atrae lo opuesto.”

Hay que recordar que el amor y la paz son las mayores amenazas para el “ego”, que se defiende recurriendo a las atrincheradas posiciones que se encuentran ocultas en el inconsciente. Estas actitudes sin amor han surgido de la biológica aún presente, orientada a la supervivencia del cerebro animal que surgen en la infancia, donde las presiones paternas y de la sociedad les obligaron a pasar a la clandestinidad por los mecanismos psicológicos conocidos del ego: la represión, la negación, la supresión, la reacción a la formación, la proyección y la racionalización.

Estos mecanismos auto-ejecutados se aplican a las diversas sub-personalidades, así como a la identidad principal del yo. Las creencias y las emociones se vuelven programadas por el aporte de la sociedad, la historia, la cultura, los compañeros, la iglesia, la escuela, los padres y, ahora, muy importante, los medios de comunicación. Todo lo anterior está fuertemente influenciado y, en cada caso, facilitado o dificultado por el ADN, los factores genéticos, las hormonas de la madre, y el destino biológico innato. El rango de opciones es incluso alineado con la estructura corporal, como en los llamados somatotipos (endomorfo, mesomorfo, ectomorfo).

También hay, obviamente, muchos factores más que influyen en la personalidad y el contenido del ego, como el nivel de Cociente Intelectual, el estatus socio-económico, la clase, la salud, la geografía, el entorno, el cuidado en la infancia y otros. Estos factores, sin embargo, son visibles, y el tema es estudiado por muchas ramas de la ciencia y la investigación.

Tal vez de mayor alcance por su efecto total, es el factor invisible del karma “heredado” y sus influencias multitudinarias e insospechadas. Nacer un ser humano con un ego es ya un profundo “acontecimiento kármico”.

Uno puede ver el ego espiritual como la manifestación actual de su karma, así que “deshacer el ego” es lo mismo que resolver el propio karma porque son operativamente uno y lo mismo. Si el término “karma” no es aceptable, puedes utilizar el término “inconsciente” en su lugar.

A pesar de que los obstáculos a superar serán los mismos si se los considera desde el punto de vista del karma o de lo inconsciente, una importante excepción es que el estudiante que ha hecho alguna investigación sobre sus propios antecedentes kármicos, se liberará de mucha autocompasión, resentimiento e ira, de las ingenuamente asumidas “injusticias” de la vida.

La investigación kármica se hace mejor cuando las respuestas específicas necesitan aclaración. Estos descubrimientos pueden ser de gran ayuda y salvar años, o incluso vidas, de trabajo espiritual estéril. El valor básico de la investigación kármica es que la información derivada, luego recontextualiza el problema, lo coloca en el escenario en el que surgió y facilita su resolución.

La investigación de vidas pasadas revela, a menudo, el origen de sucesos recurrentes en la vida o temas. Los mecanismos psicológicos del ego más frecuentemente encontrados son:

1. Deshacer.- Repites patrones del pasado para tener la oportunidad de tomar mejores decisiones en esta ocasión.

2. Reacción a la Formación.- Tomas un punto de vista en el extremo opuesto o posicionamiento en esta vida para mantener su opuesto reprimido y fuera de la conciencia.

3. Proyección.- Lo que es doloroso para uno mismo es proyectado sobre los demás.

4. Retorno de lo reprimido – En esta vida, lo que hiciste a los demás lo sufres ahora al contrario, como víctima.

5. Negación.- Las motivaciones y pensamientos son totalmente reprimidos y calificados como “no míos”.

Aunque lo anterior pueda parecer una opinión simplista de la psicología básica, estos conceptos deben estar disponibles para un rápido acceso, ya que estos mecanismos están implicados en la purificación espiritual. A menos que los fundamentos sean descubiertos, pueden pasar grandes periodos de tiempo para superar muchas de las características de la personalidad que pueden traer culpa, vergüenza y sufrimiento al devoto espiritual que está atravesando la purificación espiritual.

La investigación kármica/inconsciente es también gratificante, ya que revela que un rasgo específico o suceso surge en un contexto específico – tiempo y lugar – y pierde su energía negativa cuando se ve de nuevo. En el momento en que fue registrado en la conciencia de una “vida anterior”, el ego había exaltado un juicio erróneo basado en un posicionamiento, que luego persistió sin ser curado por la auto-comprensión.

Al mirar en el pasado, es preciso recordar que en siglos anteriores el nivel global de la conciencia de la humanidad estaba por debajo de 190 (2), lo que está por debajo de la Integridad. Por tanto, la vida fue barata, la violencia y la brutalidad eran normales, y la ignorancia prevalecía. Al nivel de conciencia 190, las ejecuciones en masa podían ser fácilmente racionalizadas como, por ejemplo, que se hacían por el bien de la revolución, el país, la causa, la Iglesia, etc. Las mismas acciones, así como sus débiles excusas, no serían aceptadas de manera favorable en el mundo actual, donde el nivel de conciencia ha avanzado globalmente al 207 y tiende a ser de 400s en los países civilizados.

Imagen Mapa Escala de la Conciencia

Cuando uno mira la Escala de la Conciencia, se hace evidente que un nivel específico implica que lo que está por debajo de nuestro nivel actual de funcionamiento ha sido trascendido, al menos de manera importante, y que los niveles superiores presentan el material a ser comprendido y trascendido. Por ejemplo, si una persona está generalmente amando y es capaz del verdadero amor (lo que aplica sólo al cinco por ciento de la población), entonces pueden asumir que su calibración está aproximadamente en el nivel de 500. El siguiente paso sería el de transformar esa capacidad de amar al nivel del Amor Incondicional (que calibra a 540).

Esto significaría buscar las excepciones para amar, que se basan en los posicionamientos, tales como los juicios de bueno/malo, culpable/inocente, merece/no merecen, y el recorrido general de los resentimientos. Estos revelarán los pares de opuestos, cuyos posicionamientos son fácilmente descubiertos. Los bloqueos a aprender esto, entonces son descubiertos debido a la función de la percepción en sí misma. A menudo, los buscadores inspirados tratan de forzarse a amar lo no amado y perdonar a los culpables. Esto se hace imposible debido a que la “mala” gente está siendo percibida como mala; por tanto, el éxito significa trascender la dualidad creada por los posicionamientos de la dualidad. Es útil recordar que la mayoría de las personas no pueden ser diferentes de lo que son, porque están dirigidas por un sinfín de programas y sistemas de creencias.

La razón de que la mente reniegue de la propia tendencia negativa es por la culpa y la vergüenza. Cuando una tendencia es entendida y recontextualiza, ya no se ve tan horrible y, por tanto, ya no tiene que ser reprimida.

Es interesante recordar la herencia biológica y presumir que todo lo que pasó en una vida anterior o tiempo, se compone principalmente de instintos primitivos, lo que Freud llamó el “Id”. Uno puede suponer que la matriz subyacente de mucha negatividad tiene que ver con impulsos e instintos primordiales que son narcisistas, animales, rudos e incivilizados. El primitivo animal interior es, por supuesto, totalmente inexperto y aborda los extremos, y sus instintos predadores no tienen piedad. Piensa en términos de muerte, asesinato, y tomando lo que uno quiere por la violencia, la violación, la violencia hacia los objetos sexuales, masacrando al rival y odiando a todos los que frustran la satisfacción de sus instintos, los cuales quedan marcados como el enemigo. Si la mente percibe que esos pensamientos e impulsos son los “míos”, entonces reacciona con culpa, miedo, negación y proyección.

El trabajo espiritual implica no sólo saber acerca de Dios, sino también “conocer tu propia santidad” (3). Con la adecuada comprensión, el camino del corazón y el camino de la mente se mezclan en cada prójimo, donde los propios términos son simplemente productos de la percepción. En realidad, no hay separación entre mente y corazón. Se podría decir que el corazón tiene una mente propia, y la mente tiene un corazón propio. Al final, ellos son uno y lo mismo en la Totalidad del Ser.

♥ ♥ ♥

NOTAS DEL GRUPO ESPÍRITA DE LA PALMA:
1) Bajo diferentes denominaciones, en las distintas tradiciones espirituales se habla de los dos senderos básicos para nuestra evolución interior o, si se quiere decir así, que llevan a Dios, como son el del corazón (el amor, la devoción, el servicio desinteresado, el sometimiento, el culto y la adoración) o el de la mente, llamado “Advaita” o sendero de la no dualidad en los Vedas.
«Advaita» es una palabra del sánscrito que significa «no dos». Advaita no es una filosofía ni una religión, es una experiencia en la que no existe separación entre sujeto y objeto, un «yo» y el resto del universo, un «yo» y Dios. 
2) Para mayor entendimiento, invitamos al lector a que lea las diferentes entradas que encontrará en este mismo blog sobre varios aspectos del trabajo y legado del Dr. David R. Hawkins. Sin embargo, recordaremos que una de sus mayores aportaciones es el Mapa de la Escala Calibrada de la Conciencia (que reproducimos en esta entrada), una herramienta muy útil para entender el proceso evolutivo de la conciencia, sus diferentes estados y correspondencias.
3) Entiéndase en el sentido de integridad e inocencia intrínsecas.

♥ ♥ ♥

FUENTE: Fragmento del capítulo 19 de la obra “Yo, Realidad y Subjetividad”, del Dr. David R. Hawkins, titulado precisamente como esta entrada.

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Solar alchemist - Justin Totemical

«EL HOMBRE»

«¡Escuchad!», dijo en tono enérgico pero con una sonrisa, «Cuando hablo con alguien, yo soy sujeto y él es objeto.» «Cuando en cambio alguien me habla, él es el sujeto y yo el objeto.» «El objeto y el sujeto soy yo o es él cuando le hablo o me habla.»

«Eso es lo que se dice y así lo describo aunque la realidad sea un tanto distinta.»

«No existe ni sujeto, ni objeto y la prueba más indiscutible de ello es que yo mismo puedo ser objeto de mí mismo, siendo yo mismo sujeto, o bien puedo creer ser sujeto siendo sólo objeto.»

«Cuando alguien lo comprende sabe que el verdadero estado de conciencia es aquel en que el objeto y el sujeto desaparecen.»

La sala estaba cubierta de alfombras. Repartidos en ellas docenas de hombres y mujeres descalzos y en posición de loto. El intérprete se acercó al gran sillón blanco en el que un hombre moreno de anteojos dorados y pelo semiplateado estaba sentado.

La segunda pregunta fue traducida. El «hombre» rió antes de contestar, se arregló la barba canosa y dijo «Después del instante en que se comprende que nada es coincidencia, pueden suceder dos cosas.

»La primera consiste en dejar la búsqueda y empezar a saborear los casos particulares que ensenan y aclaran conexiones. La segunda consiste en seguir buscando lo que por ser búsqueda no se puede encontrar.»

Una mujer hacía ademanes con las manos, se las acercaba a la cara y colocando una en cada mejilla, oscilaba la cabeza de un lado a otro.

Los ojos del «hombre» miraron a la mujer y le preguntaron qué le sucedía. Esta se le acercó y postrándose delante suyo le comunicó a través del intérprete que no entendía por qué el que buscaba no encontraba.

«La razón es sencilla», explicó él, «el que busca cree saber lo que quiere encontrar y al no encontrarlo supone que no lo encuentra y sigue buscando. Lo que le rodea le responde pero no es capaz ni siquiera de oír esa respuesta… ¡tan ensordecido está por la otra, la que espera oír!»

Una vez que el intérprete tradujo la respuesta, la mujer sonrió como si hubiese entendido, pero volvió a preguntar qué es lo que se espera oír. El «hombre» se compadeció de ella y haciendo un esfuerzo enorme, le respondió.

«Lo que se espera oír es lo que se reconoce como objeto de la búsqueda, lo que se cree encontrar cuando se encuentre.»

La mujer volvió a sonreír, el «hombre» la miro fijamente a los ojos y se volvió a compadecer de ella. Le indicó un lugar sobre la alfombra y le pidió que dejara de hablar y escuchara.

El intérprete volvió a traducir. Por los gestos del «hombre» se podía saber que la pregunta recién planteada era simple.

«Cuando veo la frente de otro hombre, percibo una luz que surge de su centro. Cuando lo miro a los ojos, la luz cambia de color y adquiere formas fantásticas. Eso no lo puede lograr una máquina, por más compleja que sea.»

«Pero nosotros también somos máquinas»—dijo alguien.

El intérprete escuchó el comentario a la respuesta del «hombre» y se lo comunicó a éste. Sonriente el «hombre» dijo:

«Tienes razón, yo al ver la luz actúo como una máquina con súper-sensibilidad, aunque debo decirte que al ver, veo lo que veo y además sé que lo hago. Si tu máquina también puede hacerlo, dile que quiero platicar con ella.»

La sala estalló en risas, la persona que había planteado la pregunta se levantó y después de honrar al «hombre» con una inclinación de cabeza, se sentó de nuevo.

El «hombre» ordenó que apagaran las luces y empezó a cantar en tono profundo y melancólico.

«El que piensa en objetos sensibles, se adhiere a ellos. Al adherirse crea ilusiones. Las ilusiones engendran rabia. La rabia hace que se pierda la memoria. La pérdida de memoria, acaba con la razón. Al desaparecer la razón sobreviene la destrucción.»

Al terminar, calló y después apareció el silencio… sólo silencio.

♣ ♣ ♣

FUENTE: «La Conquista del Templo», de Jacobo Grinberg Zylberbaum. Heptada Ediciones, Madrid (1990)

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Por: Óscar M. García

En los momentos en que somos capaces de acallar los «ruidos» que día a día nos saturan, llega el SILENCIO. Desde ahí la VOZ INTERIOR encuentra la posibilidad de manifestarse. Entonces las comprensiones instantáneas, las impresiones directas, las imágenes luminosas – es decir, la intuición espiritual – asoman, aportando la energía de la CERTIDUMBRE.


01- Las Voces del Silencio XL

03 - Las Voces del Silencio XL

02 - Las Voces del Silencio XL

04 - Las Voces del Silencio XL

05 - Las Voces del Silencio XL

06 - Las Voces del Silencio XL

07 - Las Voces del Silencio XL

08 - Las Voces del Silencio XL

09 - Las Voces del Silencio XL

10 - Las Voces del Silencio XL

 

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Por: Óscar M. García

En los momentos en que somos capaces de acallar los «ruidos» que día a día nos saturan, llega el SILENCIO. Desde ahí la VOZ INTERIOR encuentra la posibilidad de manifestarse. Entonces las comprensiones instantáneas, las impresiones directas, las imágenes luminosas – es decir, la intuición espiritual – asoman, aportando la energía de la CERTIDUMBRE.


 01-Las Voces del Silencio XXXIII

02-Las Voces del Silencio XXXIII

03-Las Voces del Silencio XXXIII

04-Las Voces del Silencio XXXIII

05-Las Voces del Silencio XXXIII

06-Las Voces del Silencio XXXIII

07-Las Voces del Silencio XXXIII

08-Las Voces del Silencio XXXIII

10-Las Voces del Silencio XXXIII

09-Las Voces del Silencio XXXIII

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Hombre cósmico

INTRODUCCIÓN

Decía Jiddu Krishnamurti que en la base de la montaña hay muchos caminos, pero que conforme nos acercamos a la cima, éstos van convergiendo hasta ser solo uno.

La ética, a la que Albert Schweitzer definía como «la reverencia por la vida», encuadra perfectamente en la imagen propuesta por Krishnamurti.

Ética y moral se supone conceptos intercambiables, si bien muchos, entre los que me encuentro, ven entre ellos matices muy distintos. La moral y «lo moral» tiene que ver  con las costumbres, con un cierto consenso social, y la ética tiene es más el reflejo de un estado de conciencia, tiene que ver con una confluencia conciencial.

Cuando vemos, pues, que sin importar épocas, orígenes y tradiciones culturales, se confluye reiteradamente en unos o en un gran principio de ética universal, eso debe hacernos comprender que estamos ante un principio atemporal, un principio universal, ante un significado profundo de la conciencia. Es el caso del que se comenta en esta entrada.

Tengo la firme convicción que el aumento del nivel de consciencia implica la fusión de las apariencias separatistas en la vivencia de la UNIDAD. Y esto también se da en el campo de los principios éticos.

Adjetivar alguno de estos grandes principios pretendiendo «apropiárselo» por parte de cualquier corriente o escuela, es indicativo de una incapacidad comprensiva. Por eso este – como cualquier otro de la misma índole – no es un principio «budista», «confucionista», «baha’i», «cristiano», «musulmán», «agnóstico» ni «espiritista»…. Es un patrimonio universal de la CONCIENCIA.

                                                                                             Idafe


 

LA REGLA DE ORO DE ÉTICA UNIVERSAL

El cuerpo piensa

• “En la felicidad y el sufrimiento deberemos abstenernos de infligir a los demás, aquello que no nos gustaría que nos infligieran”.

Mahavira: Yogashastra 2, 20 (Jainismo)

• “No hieras a los otros con aquello que te hace sufrir a ti”.

Buda. Sutta Pitaka, Udanavagga 5, 18 (Budismo)

• “Lo que no querrías que te hiciesen, tú no lo hagas a los demás”.

Confucio: Analecta 15, 23 (Confucionismo)

• “No hagas a los otros aquello que, si te hiciesen a ti, te causaría pena”.

Mahabharata 5, 15, 17 (Hinduísmo)

• “La buena naturaleza es aquella que se reprime para no hacer al otro aquello que no sería bueno para ella”.

Dadistan-i-Denik 49, 5 (Zoroastrismo)

• “Lo que para ti es detestable, no lo hagas tú a tu prójimo. Esta es toda la ley, el resto son comentarios”.

Hillel: Talmud bab Shabbat 31ª (Judaísmo)

• “Tal como querríais que la gente actuara respecto a vosotros, actuad vosotros así respecto a la gente”.

Jesús, Evangelio de Lucas 6, 31 (Cristianismo)

• “No deseéis para los demás, aquello que no deseáis para vosotros mismos”.

Baha’u’ llah; Kitab-i-Aqdas, 148 (Bahá’i)

• “Lo que os irrita de la conducta de los otros respecto a vosotros, no se lo hagáis a ellos”.

Isócrates, Nicocles 61 (Filósofo griego)

• “No hagas tú aquello que aborreces en otros”.

Pitágoras, 580 a. C. (Filósofo griego)

• “Ninguno de vosotros es realmente creyente mientras no quiera para su hermano aquello que quiera para sí mismo”.

Mahoma: 13º de los cuarenta hadiths de Nawawi

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Por: Óscar M. García

En los momentos en que somos capaces de acallar los «ruidos» que día a día nos saturan, llega el SILENCIO. Desde ahí la VOZ INTERIOR encuentra la posibilidad de manifestarse. Entonces las comprensiones instantáneas, las impresiones directas, las imágenes luminosas – es decir, la intuición espiritual – asoman, aportando la energía de la CERTIDUMBRE.


01-Las Voces del Silencio XXVIII

02-Las Voces del Silencio XXVIII

03-Las Voces del Silencio XXVIII

04-Las Voces del Silencio XXVIII

05-Las Voces del Silencio XXVIII

06-Las Voces del Silencio XXVIII

07-Las Voces del Silencio XXVIII

08-Las Voces del Silencio XXVIII

09-Las Voces del Silencio XXVIII

10-Las Voces del Silencio XXVIII

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Por: Óscar M. García

En los momentos en que somos capaces de acallar los «ruidos» que día a día nos saturan, llega el SILENCIO. Desde ahí la VOZ INTERIOR encuentra la posibilidad de manifestarse. Entonces las comprensiones instantáneas, las impresiones directas, las imágenes luminosas – es decir, la intuición espiritual – asoman, aportando la energía de la CERTIDUMBRE.


01-Las Voces del Silencio XXVII

02-Las Voces del Silencio XXVII

03-Las Voces del Silencio XXVII

04-Las Voces del Silencio XXVII

05-Las Voces del Silencio XXVII

06-Las Voces del Silencio XXVII

07-Las Voces del Silencio XXVII

08-Las Voces del Silencio XXVII

09-Las Voces del Silencio XXVII

10-Las Voces del Silencio XXVII

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Por: Óscar M. García

En los momentos en que somos capaces de acallar los «ruidos» que día a día nos saturan, llega el SILENCIO. Desde ahí la VOZ INTERIOR encuentra la posibilidad de manifestarse. Entonces las comprensiones instantáneas, las impresiones directas, las imágenes luminosas – es decir, la intuición espiritual – asoman, aportando la energía de la CERTIDUMBRE.


01-Las Voces del Silencio XXVI

02-Las Voces del Silencio XXVI

03-Las Voces del Silencio XXVI

04-Las Voces del Silencio XXVI

05-Las Voces del Silencio XXVI

06-Las Voces del Silencio XXVI

07-Las Voces del Silencio XXVI

08-Las Voces del Silencio XXVI

09-Las Voces del Silencio XXVI

10-Las Voces del Silencio XXVI

 

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1-waiting-monk-h-kopp-delaney

HSIN-HSIN-MING
Poema de la Confianza en la Mente Pura

♣ ♣ ♣ ♣ ♣ ♣

INTRODUCCIÓN

Seng Tsan (también conocido como Kanchi Sosán en Japón) es el autor de un antiguo poema titulado Hsin Sin Ming. De su vida y obra no se conoce casi nada. Lo que sabemos, conforme a los relatos conservados por la tradición, que el Zen (Chan) llegó a China en torno a la primera mitad del siglo VI, de la mano de un monje hindú llamado Bodhidharma. Era el 28º sucesor en una línea de transmisión de la enseñanza que se remontaba hasta Kasyapa, discípulo del propio Buda. A partir ahí, el Zen fue echando raíces en China, abriéndose un linaje espiritual de seis patriarcas o maestros, siendo precisamente Seng Tsan el tercero de ellos. En esos primeros tiempos, se produjo un bello encuentro entre el Zen y el taoísmo chino, surgiendo una de las tradiciones antiguas más ricas de significados en la que inscribe el poema Hsin Sin Ming, claramente impregnado de aromas taoístas.

6B4

Por: Seng-Ts’an (Tercer Patriarca Chan)

Barraseparadora artística
El Gran Camino no es difícil
para aquellos que no tienen preferencias.
Cuando ambos, amor y odio, están ausentes
todo se vuelve claro y diáfano.
Sin embargo, haz la más mínima distinción,
y el cielo y la tierra se distancian infinitamente.
Si quieres ver la verdad,
no mantengas ninguna opinión a favor o en contra.
La lucha entre lo que a uno le gusta
y lo que le disgusta
es la enfermedad de la mente.

Cuando no se entiende el significado
profundo de las cosas,
se perturba en vano la paz esencial de la mente.
El Camino es perfecto, como el espacio infinito
donde nada falta y nada sobra.
De hecho, es debido a nuestra elección
de aceptar o rechazar que no vemos
la verdadera naturaleza de las cosas.
No vivas en los enredos de las cosas externas
ni en los sentimientos internos de vacío.
Mantente sereno, sin hacer esfuerzos,
en la unidad de las cosas,
y tales falsos conceptos desaparecerán por sí solos.

Cuando tratas de parar la actividad
para alcanzar la pasividad,
el propio esfuerzo te llena de actividad.
Mientras estés en un extremo o en el otro,
nunca conocerás la Unidad.
Aquellos que no viven en el Camino único
fracasan en ambas: actividad y pasividad,
afirmación y negación.

Negar la realidad de las cosas
es no ver su realidad;
afirmar el vacío de las cosas
es no ver su realidad.
Cuanto más hablas y piensas acerca de ello,
más te alejas de la verdad.
Deja de hablar y de pensar,
y no habrá nada
que no puedas saber.

Volver a las raíces es encontrar el significado,
pero perseguir apariencias es alejarse del origen.
En el momento de la iluminación interior
se transcienden las apariencias y el vacío.
A los cambios que parecen ocurrir en el mundo vacío
los llamamos reales solamente debido
a nuestra ignorancia.
No busques la verdad;
tan sólo deja de mantener opiniones.

No permanezcas en el estado de dualidad;
evita cuidadosamente esas búsquedas.
Si queda rastro de esto o aquello,
de lo correcto o lo incorrecto,
la esencia de la Mente se perderá en la confusión.
Aunque todas las dualidades proceden del Uno,
no te apegues ni siquiera a este Uno.

Cuando la mente existe imperturbable en el Camino,
nada en el mundo puede ofender,
y cuando una cosa ya no puede ofender,
deja de existir el viejo modo.

Cuando no surgen pensamientos discriminativos,
la vieja mente deja de existir.
Cuando los objetos del pensamiento se desvanecen,
el sujeto pensante se desvanece;
y cuando la mente se desvanece, los objetos se desvanecen.
Las cosas son objetos debido al sujeto,
y la mente es tal debido a las cosas.
Entiende la relatividad de ambos,
así como la realidad básica: la unidad del vacío.
En este Vacío ambos son indistinguibles
y cada uno contiene en sí mismo el mundo entero.
Si no haces ninguna discriminación
entre burdo y sutil,
no te tentarán
el prejuicio y la opinión.

Vivir en el Gran Camino
no es ni fácil ni difícil,
pero aquellos que tienen una visión limitada
son miedosos e indecisos:
cuanto más se apresuran, más lentos van,
y el apego no tiene límites;
estar apegado, aunque sea a la idea de la iluminación,
es desviarse.
Deja que las cosas sean a su manera
y no habrá ni ir ni venir.

Obedece a la naturaleza de las cosas (tu propia naturaleza)
y andarás libre y tranquilo.
Cuando el pensamiento está cautivo, la verdad se oculta,
pues todo es oscuro y confuso,
y la gravosa práctica de juzgar
trae consigo irritación y hastío.
¿Qué beneficio se puede sacar
de las distinciones y las separaciones?

Si deseas ir por el Camino único,
no desprecies ni siquiera el mundo
de los sentidos y las ideas.
En realidad, aceptarlo plenamente
es idéntico a la verdadera Iluminación.
El hombre sabio no persigue ninguna meta,
pero el tonto se encadena a sí mismo.
Hay un Dharma, una verdad, una ley, no varias;
las distinciones surgen
por las tenaces necesidades del ignorante.
Buscar la Mente con la mente discriminatoria
es el mayor de los errores.

Actividad y descanso derivan de la ilusión;
en la iluminación no hay agrado ni desagrado.
Todas las dualidades proceden de ignorantes deducciones.
Son como sueños o flores en el aire:
es estúpido intentar atraparlas.
Ganancia o pérdida, correcto o incorrecto:
tales pensamientos tienen que ser finalmente
abolidos de una vez por todas.

Si el ojo nunca duerme,
todos los sueños cesarán naturalmente.
Si la mente no hace discriminaciones,
las diez mil cosas
son como son: de la misma esencia.
Entender el misterio de la única esencia
es liberarse de todos los enredos.
Cuando todas las cosas se ven por igual,
se alcanza la esencia intemporal del Ser.
Ninguna comparación o analogía es posible
en este estado sin causas ni relaciones.

Considera inmóvil el movimiento
y en movimiento lo inmóvil,
y ambos, estado de movimiento
y estado de reposo, desaparecen.
Cuando tales dualidades dejan de existir
la propia Unidad no puede existir.
Ninguna ley o descripción
es aplicable a esta finalidad suprema.

Para la mente unificada, en armonía con el Camino,
cesan todos los esfuerzos enfocados hacia uno mismo.
Las dudas y las vacilaciones se desvanecen,
y vivir en la fe verdadera se vuelve posible.
De un solo golpe somos liberados del cautiverio;
nada se aferra a nosotros y
nosotros no nos aferramos a nada.
Todo está vacío, claro, autoiluminado,
sin el empleo del poder de la mente.
Aquí, el pensamiento, el sentimiento,
el conocimiento y la imaginación no tienen ningún valor.

En este mundo de Esencialidad
no existe ni el yo ni nada que no sea yo.

Para entrar directamente en armonía con esta realidad,
cuando las dudas surjan simplemente di: «No dos».
En este «no dos» nada está separado,
nada está excluido.
No importa cuándo ni dónde:
iluminación significa entrar en esta verdad.
Y esta verdad está más allá del aumento o
la disminución en el tiempo o el espacio:
en ella, un solo pensamiento dura diez mil años.

Vacío acá, vacío allá,
y sin embargo, el Universo infinito está
siempre delante de tus ojos.
Infinitamente grande e infinitamente pequeño;
no hay diferencia, porque las definiciones han desaparecido
y no se ven límites.
Lo mismo pasa con el Ser y el no-Ser.
No malgastes el tiempo con dudas y argumentos
que no tienen nada que ver con esto.
Una cosa, todas las cosas:
van juntas y entremezcladas,
sin distinción.
Vivir en esta comprensión
es no estar inquieto a causa de la no perfección.
Vivir en esta fe es el camino hacia la no-dualidad,
porque lo no-dual es uno
con la mente que confía.
¡Palabras!
El Camino está más allá del lenguaje,
porque en él no hay
ni ayer
ni mañana
ni hoy.

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Cabecera iluminación

Por: Dr. David R. Hawkins

Años de luchas y sufrimientos internos, y de un esfuerzo espiritual aparentemente inútil, culminaron con el tiempo en un estado de negra desesperación. Ni siquiera una retirada hacia el ateísmo pudo traer alivio a la incesante búsqueda. Razón e intelecto eran demasiado frágiles para la formidable tarea de hallar la verdad última. Hasta la mente se había encaminado hacia una derrota final, agonizante y aplastante. Hasta la voluntad se había quedado inmóvil. Entonces, una voz interior grito: «Si es que existe un Dios, a Él le pido ayuda».

Después, todo cesó y desapareció en el olvido. La mente y toda sensación de un yo personal desaparecieron. Durante un instante abrumador, todo aquello fue sustituido por una omniabarcante consciencia, una conciencia radiante, completa, total, silenciosa y serena, como la esencia prometida de «Todo lo que es». El exquisito esplendor, la belleza y la paz de la Divinidad brillaron con intensidad. Era algo autónomo, final, intemporal, perfecto, el Yo de lo manifestado y lo no manifestado, la Divinidad Suprema, y así permaneció…

La Presencia

Un profundo silencio lo impregna todo alrededor, y el movimiento se ralentiza y serena. Todo irradia una intensa vitalidad. Todas y cada una de las cosas son conscientes de todas y cada una de las demás. La cualidad luminosa de la radiación es abrumadoramente Divina en su naturaleza. Lo abarca absolutamente todo en su total Unidad, de manera que todas las cosas están interconectadas, en comunicación y armonía, a través de la conciencia y por el hecho de compartir la cualidad básica de la esencia de la misma existencia.

La Presencia es un continuo que ocupa por completo lo que previamente, para la percepción ordinaria, parecía un espacio vacío. Esa Conciencia interior no es diferente del Yo, pues impregna la esencia de todo. La Conciencia es consciente de su propia consciencia y omnipresencia. La existencia y su expresión, tanto en su forma como en su informalidad, es Dios, e impera igualmente en todos los objetos, personas, plantas y animales. Todo se halla unido por la divinidad de la existencia.

Esa Esencia penetrante lo incluye todo sin excepción. Los muebles de la habitación son iguales a las rocas o a las plantas en su importancia o trascendencia. Nada queda fuera de la Totalidad omniabarcante, total, completa, que no carece de nada. Todo es de igual valor, porque el único valor real es la divinidad de la existencia.

Eso que es el Yo es total y completo, y está igualmente presente en todas partes. No existen necesidades, deseos o carencias. Ninguna imperfección ni discordia es posible, y todo objeto parece una obra de arte, una escultura de belleza y armonía perfectas. La Sacralidad de toda la Creación es la reverencia que todas y cada una de las cosas muestran por todas y cada una de las demás. Todo se halla imbuido de un gran esplendor, y todo guarda silencio en su sobrecogimiento y reverencia. La Revelación infunde una serenidad y una Paz infinitas.

Al contemplar el cuerpo, éste se revela igual a todo lo demás: sin pertenecer ni ser poseído por persona alguna, igual a los muebles u otros objetos, y simplemente una parte más de «Todo lo que es». No existe ninguna sensación personal acerca del cuerpo y no hay identificación alguna con él. Se mueve espontáneamente, ejecuta correctamente sus funciones corporales, camina y respira sin esfuerzo. Está autopropulsado y sus acciones vienen determinadas y activadas por la Presencia. El cuerpo es simplemente un «eso», igual a cualquier otra cosa en la habitación.

Si otras personas le interpelan, la voz del cuerpo responde adecuadamente, pero lo que se oye en la conversación resuena en un nivel de significado superior. En cada frase se revela un significado más profundo, más hondo. Toda comunicación se comprende ahora en un nivel más profundo, casi como si hasta la pregunta más sencilla fuera en realidad una pregunta existencial y una declaración acerca de la humanidad en sí. En la superficie, las palabras suenan superficiales, pero en el nivel más profundo tienen penetrantes implicaciones espirituales.

Esas respuestas adecuadas las está dando el cuerpo, al cual todos dan por hecho que es el «yo» al que le están hablando. Esto, en sí, es extraño, porque no hay ningún «yo» real asociado en modo alguno a este cuerpo. El verdadero Yo es invisible y no tiene ubicación. El cuerpo habla y responde a las preguntas simultáneamente en formas paralelas, en dos niveles al mismo tiempo.

Serenada por el Silencio de la Presencia, la mente se encuentra en silencio, sin palabras. No hay imágenes, ni conceptos, ni pensamientos. No hay nadie que los piense. Al no haber nadie presente, no hay quien piense ni quien actúe. Todo sucede por sí mismo, como un aspecto más de la Presencia.

En los estados de consciencia ordinarios, el sonido se impone sobre el fondo del silencio y lo reemplaza. En cambio, en la Presencia, sucede lo contrario. Aunque el sonido es perceptible, se encuentra en el fondo. El Silencio se impone de tal modo que no se ve interrumpido ni desplazado por el sonido. Nada trastorna su serenidad ni interfiere en su paz. Aunque tienen lugar movimientos, estos no son capaces de alterar la inmóvil serenidad que hay más allá del movimiento. Todo parece moverse como a cámara lenta, debido a que el tiempo está ausente. No hay más que un estado constante de Ahora. No hay acontecimientos ni sucesos porque todo comienza y termina, todo empieza y acaba; los acontecimientos solo tienen lugar en la consciencia dualista de un observador. En ausencia de ésta, no hay sucesión de acontecimientos que puedan ser descritos o explicados.

En lugar de un pensar, hay un conocer auto-revelado que imparte un entendimiento completo, que se explica por sí mismo a través de su refulgente esencia. Es como si todo hablara silenciosamente y se presentara en su totalidad en la absoluta belleza de su perfección, manifestando de este modo su gloria y revelando su Divinidad intrínseca.

Ser humano identificado con el Cosmos por Sergio Albiac

La sufusión de la Presencia a través de la totalidad y de la esencia de todo cuanto existe es exquisita en su suavidad, y su tacto es como de algo que se derrite. El Yo interior es su verdadero núcleo. En el mundo ordinario, solo se puede tocar la superficie de las cosas; pero, en la Presencia, la esencia más profunda de cualquier cosa se halla entremezclada con la de todas las demás cosas. Este tacto, que es la Mano de Dios en su tierna suavidad, es al mismo tiempo una expresión y la morada del poder infinito. En su contacto con la esencia interior de todo, uno es consciente de que la Presencia está siendo sentida por todas las demás cosas, objetos o personas.

El poder de su suavidad es ilimitado, y dado que es total y omnipresente, es imposible oposición alguna. Impregna «Todo lo que es», y de su poder surge la propia existencia, que es al mismo tiempo creada y sustentada por el poder. Este poder es una cualidad intrínseca de la Presencia, y su presencia es la esencia de la propia existencia. Está presente en todos los objetos. En ningún lugar hay vacuidad, dado que la Presencia llena tanto el espacio como el interior de los objetos. Cada hoja sabe como está siendo experimentada por todo lo demás y comparte el gozo de la divina Presencia.

Todo se halla en un estado de silencioso regocijo, por cuanto su consciencia es una experiencia de la Divinidad. Una peculiaridad de todo cuanto existe es la de una serena gratitud, siempre presente, por habérsele concedido el don de experimentar la presencia de Dios. Esta gratitud es la forma en la cual se expresa la adoración. Todo lo que es creado y tiene existencia comparte el reflejo de la gloria de Dios.

La apariencia humana ha asumido un aura totalmente nueva. El Yo Uno resplandece en los ojos de todos. Todos los rostros irradian y todos son igualmente hermosos. Lo más difícil de describir es la interacción entre las personas, que se mueve en un nivel diferente de comunicación. Existe un amor obvio entre todos. Sin embargo, sus palabras cambian de tal manera que toda conversación se convierte en algo amoroso y pacífico. El significado de las palabras que se escuchan no es el mismo que el que encuentran los demás al escucharlas. Es como si hubiera dos niveles de consciencia distintos en funcionamiento, apareciendo en el mismo escenario de forma y movimiento; dos guiones diferentes se están pronunciando a través de las mismas palabras.

Los yoes superiores de las personas implicadas transforman, en un plano diferente, los significados de las palabras en sí mismas, y la comunicación de comprensión se encuentra en un plano superior. Al mismo tiempo, es evidente que los yoes inferiores de las personas no son conscientes de la comunicación que, simultáneamente, está teniendo lugar entre sus yoes superiores. Las personas están como hipnotizadas al creer en la realidad de sus yoes ordinarios, que no son más que una exteriorización inadvertida e inconsciente de escenarios o papeles, como en una película.

Al ignorar a los yoes inferiores, los yoes superiores se comunican entre sí directamente, y los yoes ordinarios de las personas parecen no ser conscientes de ese nivel superior de conversación que está teniendo lugar. Al mismo tiempo, las personas sienten intuitivamente que algo diferente a lo habitual está sucediendo. La presencia consciente del Yo crea un campo de energía que resulta sumamente agradable a las personas. Este campo de energía lleva a cabo lo milagroso y trae armonía a los acontecimientos, junto con cierta sensación de paz a todos los que lo experimentan.

Las personas que vienen, tras recorrer muchos kilómetros en busca de respuestas a sus preguntas, descubren de repente, en presencia de esa aura, las respuestas que buscan, que les llegan a través de una comprensión interna que hace irrelevantes las preguntas originales. Esto sucede porque la Presencia recontextualiza la ilusión de un «problema», haciendo así que desaparezca.

El cuerpo proseguía con sus operaciones y reflejaba las intenciones transmitidas a través de la consciencia. La continuidad del cuerpo no revestía gran interés, y era evidente que el cuerpo realmente no es más que una propiedad del universo. Los cuerpos y los objetos del mundo reflejan variaciones interminables y no muestran imperfección alguna. Nada es mejor ni peor que ninguna otra cosa, ni es de un valor o una importancia diferente. La cualidad de la perfecta identidad propia define el valor intrínseco de todo cuanto existe como expresiones iguales de divinidad innata. En la Realidad no existen las relaciones, en la medida en que la «relación» es un concepto de observación mental dualista. Todo «Es» meramente, y exhibe la esencia de la existencia.

De forma similar, sin la interposición de un observador activo, con su innata categorización de pensamientos, no puede haber cambios ni movimientos que explicar. Cada «cosa» evoluciona simplemente como una expresión de su esencia divina. De ahí que la evolución tenga lugar como una manifestación de la consciencia, y tome expresión desde niveles abstractos superiores de energía hasta formas inferiores más concretas y, por último, materialidad física. Así, la creación se manifiesta desde una informalidad abstracta, a través de formas progresivas, hasta un patrón de energía final, que da lugar a la materialidad concreta. El poder para manifestarse es la expresión de la divina omnipotencia como creación continua.

La Creación es el Presente y el Ahora. Este Ahora es continuo, de modo que no son posibles principios ni finales. La visibilidad, o la materialidad en sí, no son más que fenómenos sensoriales y no una condición necesaria para la existencia, la cual, en sí misma, carece de forma y, sin embargo, es intrínseca a toda forma.

Dado que todo está siempre en proceso de creación, todo es una expresión de la Divinidad, o de lo contrario no tendría la capacidad de existir en modo alguno. El darse cuenta de que todo lo que existe refleja a la Divinidad de la Creación, es el motivo por el cual merece respeto y reverencia. Y esto justifica la reverencia ante el espíritu que hay dentro de todos los seres vivos y de la naturaleza, que es característica de muchas culturas.

Todos los seres que sienten son iguales. Solo la manifestación material está sujeta al cese; la esencia no se ve afectada y conserva la potencialidad de reaparecer en forma material. La esencia solo se ve afectada por las propias fuerzas de la evolución. La aparición de la forma material a partir de la esencia viene determinada por la presencia de lo que ya está en forma. El contenido de la manifestación material puede facilitar la manifestación de la esencia como forma, o puede no serle favorable, dependiendo de las circunstancias. Se podría decir que la creación satisface sus propias instrucciones o tendencias internas, divinas. Tradicionalmente, se le ha dado en llamar destino, que es el despliegue de la potencialidad y el reflejo de las circunstancias preexistentes (las clásicas «gunas» sanscritas de rajas, satva y tamas, o acción, conciencia y resistencia). Así, el hombre puede influir en las circunstancias con el fin de potenciar la manifestación de las eventualidades deseadas. Mediante su capacidad de decisión, la consciencia humana puede influir en los resultados, pero el poder de la creación es competencia de Dios.

La naturaleza de la creación, que esta más allá del tiempo, del espacio y de la causalidad, se revela por sí misma y se presenta a la consciencia de la Conciencia como un don de la Presencia. Todas las cosas son intrínsecamente sagradas en la divinidad de su creación. Cuando el sentido crítico y la discriminación de la percepción dualista se dejan a un lado, se revela la perfección y la belleza absoluta de todo.

hombre futuro

El arte intenta abstraer esta conciencia cuando toma un instante en el tiempo y lo congela en la escultura o la fotografía. Cada fotograma representa la perfección, que solo se puede apreciar cuando se aísla una visión única de la distorsión de la historia superpuesta. El drama de cada instante de la existencia se presta a ser preservado cuando el arte lo salva de la extinción de la transformación de la forma material que llamamos historia. La inocencia intrínseca de cualquier instante dado, se manifiesta cuando se saca a ese instante del contexto proyectado sobre una secuencia de instantes seleccionados que, posteriormente, se convierten en una «historia». En el momento que la mente dualista los convierte en una historia, se les aplican los términos de «bueno» o «malo». Si quitamos el enjuiciamiento humano de la observación, todo lo que se puede ver es que la forma está en constante evolución, en constante «cambio», que no es intrínsecamente deseable o indeseable.

Todo manifiesta su potencialidad inherente en la medida en que está determinado por su esencia y por las circunstancias imperantes. El esplendor de todas las cosas se halla en su mera existencia, en el hecho de manifestar la gloria de la creación de Dios como existencia en sí. Por virtud del mero «ser», todas y cada una de las cosas que sienten y que no sienten en su existencia cumplen con la voluntad de Dios. Es debido a la intención divina que lo no manifiesto se hace manifiesto; y la creación es el proceso que nosotros presenciamos.

Debido a que la naturaleza de la creación no es evidente para la consciencia ordinaria, la mente manufactura enigmas sin respuesta, por ejemplo, ¿cómo puede un Dios «bueno» permitir tanto «mal»? Más allá de la percepción dualista y de las categorías arbitrarlas de la manifestación, no hay nada bueno ni malo que explicar, y se puede ver que el universo es, en sí mismo, inofensivo. La mente humana construye sus escenarios de objetivos y deseos, y los acontecimientos pueden coincidir con ellos o no. Tanto la tragedia como la victoria tienen lugar solo dentro de las limitaciones de la mente dualista y son independientes de la realidad. Todo lo que hay en este mundo parece surgir y luego disolverse dentro de las limitaciones de la percepción. Pero, en la medida en que la Realidad está más allá del tiempo, el espacio y la forma, es irrelevante si una «cosa» o una «persona» existen durante una décima de segundo o durante miles de años. Así, el empeño por vivir unos cuantos años más o incluso unos pocos instantes más, se antoja una ilusión vacía, porque la existencia no se experimenta en modo alguno dentro del tiempo. Este instante es la única realidad que se está experimentando; todo lo demás es una abstracción y una construcción mental. Por lo tanto, uno no vive en absoluto setenta años; solo este mismo instante fugaz es posible.

En la realidad de la no dualidad, todo está completo, y el deseo se sustituye por la gratitud. A medida que la vida evoluciona, todo ser vivo es la expresión total de su potencialidad en cualquier momento dado. La motivación desaparece como tal, y la acción tiene lugar como una fase en el proceso de actualización de la potencialidad. Por tanto, no hay actor detrás de la acción. Lo que hay es una sensación de totalidad y de completa satisfacción en cada instante. El disfrute de las necesidades físicas es el producto de la propia acción. El apetito de comer, por ejemplo, surge del acto de comer, sin deseo previo alguno por el siguiente bocado; si se deja de comer debido a una interrupción, no existe sentimiento de pérdida. La alegría de vivir tiene su origen en la propia existencia en cualquier momento dado, y la conciencia de totalidad continua es un aspecto de la alegría de la existencia.

La totalidad de la Unidad del Todo no se puede «experimentar». Más Bien, se conoce por virtud de serlo. El «yo» del Yo es el Ojo de Dios presenciando el despliegue de la Creación como un Ahora. La secuencia es una ilusión creada por la percepción del «yo» del ego, que es el punto de observación del proceso que va de lo no local a lo local, de lo no lineal a lo lineal, de la Totalidad al «esto». La percepción es el ojo del ego que, en la medida en que traduce el inaprensible Infinito en un finito experimentable, genera la percepción del tiempo, el espacio, la duración, la dimensión, la posición, la forma, la limitación y la singularidad.

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FUENTE: Prólogo del capítulo 1 del libro «El Ojo del Yo», del Dr. David R. Hawkins.

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 nasruuu¿Quién fue Nasrudín?

Nasreddin, o Nasrudín, es un personaje mítico de la tradición popular sufí, una especie de antihéroe del islam, cuyas historias sirven para ilustrar o introducir las enseñanzas sufíes, se supone vivió en la Península Anatolia en una época indeterminada entre los siglos XIII y XV.

Nombre

Nasr-ed-Din significa «victoria de la fe» y Hodja, «el maestro» o «el profesor». También se le conoce como «El maestro Nasreddin» (Nasreddin Hodja) y Mulá Nasrudín.

Historia

Nasrudín es un Mulá (maestro) que protagoniza una larga serie de historias-aventuras-cuentos-anécdotas, representando distintos papeles: agricultor, padre, juez, comerciante, sabio, maestro o tonto. Cada una de estas historias cortas hace reflexionar a quién la lee u oye, como una fábula, y además suelen ser humorísticas, con el humor simple de lo cotidiano, a veces con contrasentidos y aparentes absurdos.

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Mirando el arcoiris

INTRODUCCIÓN

Jacobo Grinberg, el genial científico

Jacobo GrinbergJacobo Grinberg-Zylberbaum, uno de los más lúcidos e intrépidos científicos mexicanos, nacido en 1946, desapareció misteriosamente en 1994. Como legado dejó, además de su ejemplar actitud ante el estudio científico de la conciencia y múltiples fenómenos “etéreos”, la fundación del Instituto Nacional para el Estudio de la Conciencia y más de cincuenta libros, así como innumerables estudios e investigaciones. Grinberg egresó de la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde cursó la carrera de Psicología, y entre otros estudios de posgrado obtuvo un doctorado en el New York Medical College, durante el cual se dedicó principalmente a llevar un registro electrofisiológico del cerebro humano expuesto a estímulos geométricos. Se dice que a los 12 años Grinberg decidió estudiar la mente humana a raíz de que su madre falleciera de un derrame cerebral. A partir de entonces comenzaría una admirable trayectoria que lo llevaría a confrontar la mente, a través del minucioso estudio, hasta consagrar una comunión con ella y entender que a fin de cuentas esta representaba el pulso catalizador por medio del cual el ser humano construye lo que conocemos como realidad.

Una de las etapas más populares de la carrera profesional de Grinberg fue el trabajo realizado junto con la legendaria curandera mexicana Pachita, con quien trabajó, desde una perspectiva científica, en la evaluación metodológica de las manifestaciones de conciencia en el ser humano. A partir de estas experiencias escribió el más popular de sus libros, Pachita, Milagro Mexicano. En la introducción de esta obra, Grinberg justificó así su publicación que para muchos puso en riesgo su prestigio científico y, sin embargo, terminó por ser una pieza fundamental para que la ciencia se permitiese relajar sus viejos tabúes y disponerse a estudiar aquellas facetas de la “realidad” que permanecían a la sombra de la mirada de los científicos.

En la introducción, decíamos, escribió: “Hace  años tuve la suerte de conocer a Pachita; recibir sus enseñanzas, compartir su trabajo y acompañarla en sus exploraciones. Esa mujer extraordinaria modificó mi percepción de la realidad y me puso en contacto directo con un mundo lleno de magia y poder. Fui testigo de una serie de acontecimientos asombrosos y me obligué a escribir acerca de ellos con la mayor exactitud posible. Este libro es el resultado de ese trabajo. Describo lo que vi tal como sucedió, sin modificaciones y con toda veracidad. Pachita era capaz de realizar verdaderos milagros modificando el espacio-tiempo y la materia, al grado de poder materializar objetos, realizar trasplantes de órganos, diagnosticar enfermedades y curar a los enfermos que por cientos acudían a pedirle ayuda”.

A partir de su trabajo con Pachita, que culminó en 1988, Grinberg desdoblaría su experiencia con la curandera mexicana para construir una de sus teorías más representativas, la Teoría Sintérgica. Posteriormente profundizó en el estudio de las frecuencias energéticas que manifiesta el ser humano durante estados meditativos, las cuales son medibles —y por lo tanto comprobables. Su vanguardista manera de abordar científicamente diversos aspectos de los mundos metafísicos a los que está expuesto el ser humano atrajo el interés de agencias militares de Estados Unidos, mismas que en repetidas ocasiones intentaron hacerse de los servicios de Grinberg, recibiendo invariablemente una negativa por parte del investigador.

La Teoría Sintérgica y la Dermoóptica

Entre algunos de los estudios que encabezó Jacobo Grinberg, ya fuese dentro del Instituto Nacional Para el Estudio de la Conciencia, fundado por él mismo al interior de la UNAM, o de manera independiente, se encontraban intrigantes temáticas en torno a la relación de la mente con la materia. Desde ortodoxos análisis y evaluaciones prácticas de las aptitudes paranormales de brujos, yogis y chamanes, hasta la posibilidad de entrenar a niños propensos al desarrollo de herramientas cognitivas calificadas como “extra-sensoriales”. Otro de los temas que más tiempo de trabajo le ocupó a Grinberg fue la telepatía, entendiendo este fenómeno como la transmisión precisa de información entre dos cerebros separados en el tiempo y/o el espacio.

dermoComo resultado de estas investigaciones Grinberg acuñó novedosas teorías. Su Teoría Sintérgica, la cual se refiere a una especie de matriz holográfica, llamada lattice, que todo lo abarca (y la cual recuerda a los campos morfogenéticos propuestos por Sheldrake o al concepto de “orden implicado” acuñado por David Bohm). Al interior de este campo informacional nada está separado, es una especie de éter hiperinformativo a partir del cual nuestro cerebro debe decodificar hebras de conocimiento a través de distintas aptitudes cognitivas. Y el resultado de este proceso es lo que cada uno de nosotros concebimos como la “realidad”: «La realidad es percibida como resultado de una decodificación que lleva a cabo nuestro cerebro a partir de una estructura pre-espacial, y como tal involucra la interpretación realizada por el aparato de nuestra mente-cerebro», afirmaba Grinberg. Además, de acuerdo con el científico mexicano, esta matriz representaba algo así como una proyección holográfica del Aleph de Borges, por lo que en todos sus puntos convergía la información completa del Cosmos, y aquel que fuese capaz de entrenarse con las habilidades necesarias para entablar una interacción consciente con esta matriz, podría acceder a un estado permanente de iluminación “informativa”.

“El descubrimiento reciente acerca de la relación entre la actividad cerebral y la fuerza gravitacional… y la demostración experimental de la existencia de una comunicación directa entre seres humanos correlativa con un incremento de la coherencia cerebral forma parte del cuerpo de evidencias experimentales que… apoyan lo que comenzó siendo pura- mente hipotético, esto es, la existencia del campo neuronal y la conceptuación del mismo como campo unificado…. postulo que la experiencia es la interacción del campo neuronal con la estructura energética del espacio. A ésta última la bautizo con el término de sintergia y postulo una similitud entre la organización sintérgica del espacio y la organización cerebral. El campo neuronal afecta y altera la organización sintérgica, y en cierto nivel de funcionamiento es uno con ella, de tal forma que el producto de la actividad cerebral se confunde con el resto de la creación. Quien se siente unido al todo en sus múltiples manifestaciones, sabe que su cuerpo las contiene en tal forma que en su percepción del mun- do no existe lo interno y lo externo como dos reinos independientes pero interconectados, ni tampoco el observador u lo observado como dos realidades separadas y dicotomizadas; mas bien, una es la realidad y ésta no admite separaciones.” señaló Grinberg en el segundo libro de la serie Psicofisiología de la Conciencia, “El Cerebro Consciente” (1979a – p. 5)

visionextraocularOtra teoría especialmente interesante, entre las logradas por Grinberg, es la que se refiere a la visión dermoóptica, una habilidad “extrasensorial” que el científico estuvo trabajando con niños mexicanos (particularmente en la ciudad de Toluca). La dermoóptica “consiste en hacer una lectura sin necesidad de tocar absolutamente nada, solamente con las variaciones dermográficas, con los sensores que tenemos en los pulpejos de los dedos […]. Los niños situaban su mente en el cerebro de otro ser y leían como quien arrastra un disco duro a su ordenador”, dice al respecto el doctor español Fernando Rivera, quien presentó una ponencia en tributo a Grinberg. Básicamente se refiere a la aptitud de percibir imágenes o textos a través de la piel. La percepción dermoóptica funciona a través de la captación de los rayos infrarrojos por medio de los receptores cutáneos, los cuales a su vez estimulan los símbolos visuales que están almacenados en los centros nerviosos. El primer sentido que desarrolló el ser humano es precisamente el tacto, y aparentemente en un principio el tacto cumplía algunas de las funciones que actualmente cubren el resto de los sentidos, los cuales eventualmente surgieron respondiendo a necesidades evolutivas. Grinberg tenía pensado extender los estudios que realizaba en torno a la dermoóptica con niños mexicanos al Tíbet, en donde realizaría algunos talleres con niños de esa región.

Obra

La extensa obra escrita de la que fue (o es) autor el Dr. Jacobo Grinberg Zylberbaum comprende una cincuentena de títulos, entre los que destacamos:

-El Espacio y la Conciencia; Trillas, México 1981

-La Luz Angelmática; EDAMEX, México 1983. INPEC 1988

-En Busca del Ser; INPEC, México 1987 – 1990

-Meditación Autoalusiva; INPEC, México 1987 – 1990

-Retorno a la Luz; SEP, México 1987

-La Expansión del Presente; INPEC, México 1988

-Cantos de Ignorancia Iluminada; INPEC, México 1998

-Los Chamanes de México I: Psicología Autóctona Mexicana; Alpa Corral, México 1987. INPEC 1990

-Los Chamanes de México II: Misticismo Indígena; Alpa Corral, México. 1987

-Los Chamanes de México III: Pachita; INPEC, México 1989. Heptada Madrid España 1990

-Los Chamanes de México IV: La Cosmovisión de los Chamanes; INPEC, México 1988

-Los Chamanes de México V: El Cerebro y los Chamanes; INPEC, México 1989

-Los Chamanes de México VI: La Voz del Ver; INPEC, México 1989

-Los Chamanes de México VII: El Doble; INPEC, México 1990

-La Creación de la Experiencia; Los libros del Comienzo, Madrid España. 1990

-La Conquista del Templo; Heptada, Madrid España 1990

-La Meditación; INPEC, México 1991

-Fluir en el sin yo. INPEC, México, 1991

-La Teoría Sintérgica; INPEC, México 1991

-La Batalla por el Templo; INPEC, México 1991

-La Fuerza Vital del Cielo Anterior;. INPEC, México 1991

-El Prototipo; INPEC, México 1991

-El Sabor de la Iluminación; Sirio 1994

-El YO como idea; INPEC-UNAM. México, 1994.

Esta maravillosa bibliografía debe ser más conocida para que la herencia de un trabajo tan intenso y profundo ilumine el camino de todos aquellos que se buscan a sí mismos.

Les sugerimos e invitamos a que lean y degusten una de estas obras fundamentales, obra en la que se relatan unas asombrosas experiencias que supusieron para el autor un antes y un después en su vida, en sus ideas y, sobre todo, en su conciencia. Nos referimos al libro “Pachita”, que constituye el volumen III de la serie Los Chamanes de México. Dicha obra la pueden descargar en el siguiente enlace:

http://www.transformacionhumana.com/images/Pachita.pdf

HOMENAJE

Próximos a cumplirse 19 años de la “desaparición”, del Dr. Jacobo Grinberg-Zylberbaum, deseamos rendirle un homenaje y recordarle, para lo cual seleccionamos un texto que podría ser muy bien la síntesis de todo un camino, de toda una vida, el sentido y meta de todas las existencias: la iluminación espiritual. Este texto es el capítulo VIII de una de sus obras, “Fluir en el sin yo” (1991), y se titula La Iluminación a la Luz de diversas Tradiciones Espirituales.

DEDICATORIA

Para los que ven, para los que verán;  para los que huelen, para los que olerán; para los que oyen, para los que oirán; para los que saborean, para los que saborearán; para los que sienten, para los que sentirán; para los que intuyen, para los que intuirán; para los que presienten, para los que presentirán; para los que imaginan, para los que imaginarán; para los que están, para los que estarán; para los que son, para los que serán. Para ti, para él, para ella, para TODOS.

Espiral colorida

Por: Jacobo Grinberg-Zylberbaum

LA ILUMINACIÓN A LA LUZ DE DIVERSAS

TRADICIONES ESPIRITUALES

LA REALIDAD Y LAS REALIDADES

Prácticamente, todas las tradiciones Espirituales están de acuerdo en afirmar la existencia de un estado sublime, el cual se conoce como Iluminación.

Este estado acontece como resultado de un establecimiento en la Realidad.

Puesto que existe mucha confusión en relación con el término Realidad, iniciaré este Capítulo con el intento de aclararlo.

En general, se considera que la Realidad es lo que vemos; el mundo externo lleno de objetos y seres vivos. Ciertamente, nadie puede (más…)

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