Ni la Verdad ni la Iluminación son cosas que puedan ser encontradas, solicitadas, adquiridas, conseguidas o poseídas. Aquello que es Infinita Presencia siempre está presente, y su realización sucede por si misma cuando los obstáculos para esa realización son eliminados. Por tanto, no es necesario estudiar la verdad sino simplemente apartarse de lo que es falso. El hecho de que se aparten las nubes no causa que el Sol brille sino simplemente nos revela lo que siempre estuvo oculto. El trabajo espiritual, por tanto, es principalmente, un dejar ir lo supuestamente conocido en favor de lo desconocido, con la promesa de otros que ya lo han hecho de que el esfuerzo será mucho más que bien recompensado al final. En el nivel terrestre, el oro no es creado, sino simplemente revelado al desconchar todo lo que lo oscurece.
Una de las principales herramientas espirituales es la intención, que establece prioridades y jerarquías de valores que vigorizan los esfuerzos de uno. El trabajo espiritual es un compromiso y además una exploración. El camino fue abierto por aquellos que lo recorrieron antes y prepararon en la consciencia de otros la posibilidad de seguirlo… de manera que han sido seres de avanzada consciencia los que superaron las marcas para que otros les siguieran. A su vez, cada avance que hacemos en nuestra consciencia beneficia a una multitud que no vemos y fortalece el siguiente paso para que otros lo sigan. Cada acto de bondad es notado por el universo y preservado eternamente. Cuando se ven las cosas como son, la gratitud reemplaza a la ambición espiritual.
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