D. JOSÉ ANTONIO TOLEDO, «COJO DE LAS LIRIAS», 1861-1936,
PIONERO DEL ESPIRITISMO Y DE LA AVIACIÓN EN LA ISLA DE LA PALMA
Por: Oscar García Rodríguez
Apuntes Biográficos
Nació Don José Antonio Toledo en Tendiña, caserío perteneciente a municipio de Los Llanos de Aridane (Isla de La Palma, Canarias), el 25 de junio de 1861, habiendo sido bautizado en la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios el 2 de Julio de 1861.
Era hijo natural de María Lirio Toledo y nieto de Antonio Lirio y María Toledo. Si bien en su partida de nacimiento figura inscrito como Antonio José Lirio Toledo, se le conoció y firmaba siempre como José Antonio Toledo Pérez.
El sobrenombre de «Cojo de las Lirias», con el que se le conocía popularmente, venía dado por una cojera que padecía en sus dos piernas, derivada de una deformación de nacimiento. Representa ya un indicio significativo de su personalidad, la cual se revelaría plenamente en los años siguientes, que por propia iniciativa y siendo aún muy joven, construyera un aparato ortopédico que logró mejorarlo ostensiblemente de su dolencia. En cuanto a la expresión «de las Lirias», que a modo de coletilla completaba su sobrenombre, procedía de su apellido original, al que el pueblo convirtió en femenino en referencia a dos tías con las que convivía, las cuales compartían este mismo apellido de nuestro protagonista, de tal forma que cuando en cualquier conversación se le aludía, a la pregunta de quién era el cojo del que se hablaba, la respuesta era: «¡El de las Lirias!».
Su niñez y primera juventud transcurren de forma semejante a la de todos los jóvenes de su época, por lo que al igual que hicieron muchos de sus coetáneos, finalmente emigra a la Isla de Cuba a la búsqueda de mejores horizontes económicos para su existencia. Durante su estancia en la «perla del Caribe», bien adentrado ya en la treintena de años, aprende a leer y escribir, lo que le permite desplegar definitivamente su innata curiosidad y ansias por el conocimiento, interés que le lleva a volcarse en el mundo de los libros. Se convierte a partir de entonces en un ávido lector de los más variados temas, entre los que se encontrarán en primer plano la medicina y los trabajos de Leonardo da Vinci. Asimismo, leyó con fruición numerosos textos de Teosofía y Espiritismo.
Cuando regresa a La Palma, a caballo de los dos siglos, la mayor parte de los abundantes libros que traía consigo le son confiscados y posteriormente quemados por la autoridad, al amparo de la férrea censura existente en aquel tiempo; un hecho, por desgracia, frecuentemente repetido en nuestro país en épocas de intolerancia, la cual por largas décadas y en diferentes períodos históricos se enseñoreó de la vida política y social de España.
En La Palma José Antonio Toledo erige una fundición, desarrollando en ella labores de herrero y latonero. Esto le permitió poner en práctica sus inquietudes y aprendizajes, fruto de sus numerosas lecturas y de una predisposición natural.
Llega así el año 1902, en que finaliza la construcción de una máquina voladora, diseñada siguiendo en parte los estudios de Leonardo da Vinci. El aparato, según dicen las crónicas de la época, estaba compuesto por unas alas de latón articuladas. Esas mismas crónicas cuentan que José Antonio Toledo, tras ajustar sobre sus hombros y brazos el ingenio volador, se subió al tejado de su casa y allí, con la ayuda de su esposa, Sebastiana Lorenzo, se lanzó al vacío. Al parecer, como era de esperar, este primer vuelo tuvo todas las características de los incipientes hechos de los pioneros, es decir, la de los frutos inmaduros, y los resultados no cubrieron totalmente las expectativas del inventor: Después de un vuelo de unos 50 metros, el apurado aterrizaje se realizó sobre un banco de nopales cercano a su casa. Sin embargo, parte de estos hechos – si nos atenemos al testimonio de varias de sus nietas, con quienes se ha puesto en contacto quien esto escribe – pudieron haber sido algo diferentes. Según estos informes los detalles más escabrosos de la historia, como los del referido aterrizaje sobre tan «puntiaguda superficie», fueron inventados por algunos de sus convecinos para dar mayor «salsa» al asunto. Es normal que en una comunidad habitualmente cerrada, con pocas ocasiones de distracción, cualquier cosa sirviese para la diversión, especialmente todo acontecimiento que se situaba fuera de los patrones de la normalidad habitual. Y para esa diversión no se desdeñaba el añadido de detalles graciosos que «redondeaban» una historia, añadidos que a fuerza de ser repetidos prácticamente adquirían carta de naturaleza.
Diferentes testimonios recogidos por los escasos investigadores que en estos años pasados se han ocupado en recuperar detalles de la vida de uno de los más entrañables y singulares personajes de la vida insular del último siglo, afirman que nuestro particular «Ícaro» efectuó un segundo intento de vuelo, durante el que alcanzó aproximadamente los 100 metros de distancia, hasta que el primitivo aeroplano y su piloto chocaron contra uno de los numerosos almendros plantados en la finca de su propiedad en que realizaba las pruebas.
En recuerdo de aquellos hechos y como homenaje al intrépido aeronauta palmero, el Aeroclub de Santa Cruz de La Palma colocó hace unos años una placa en su sede social, cuya dedicatoria dice así: «A D. José Antonio Toledo, el primer palmero que intentó volar, 1902».
El accidentado desenlace de aquel experimento, con el cual José Antonio Toledo intentó igualarse a los pájaros, no derrumbó su ánimo, pues su inventiva no tenía reposo y estaba siempre a la búsqueda de nuevos retos. Tal es así que después de este incidente diseñó y construyó un carromato especial para el transporte de mercancías y una revolucionaria bicicleta hecha totalmente de madera, además de algún barco.
José Antonio Toledo murió en el año 1936. Sus restos fueron enterrados en el antiguo cementerio de la ciudad de El Paso, hoy desaparecido.
En el antiguo ayuntamiento de esta misma población se conservaron durante mucho tiempo los apuntes, dibujos y diseños de su aparato volador, según nos contó su nieta, Zoila Toledo. Hoy se desconoce su paradero.
Queda por saber qué hubiera sucedido de haber nacido José Antonio Toledo en algún otro lugar con más y mejores condiciones para llevar adelante sus iniciativas, donde hubiera podido disponer de los recursos y la receptividad social necesaria para desarrollar sus proyectos aeronáuticos y demás ideas originales
José Antonio Toledo y el Espiritismo
Aquellas abundantes lecturas que realizó tras aprender a leer, entre las que estaban, como señalamos, las de Espiritismo, hicieron que José Antonio Toledo se convirtiese en un ferviente convencido de esta doctrina filosófica, llegando a ser colaborador habitual de importantes revistas espíritas y representante para toda Canarias de una de las más renombradas publicaciones periódicas espiritistas españolas de la época. Nos referimos a «La Evolución», subtitulada Revista de Espiritismo Progresivo, de Barcelona, de la que fue representante para Canarias durante años y en cuyas páginas colaboró con sus trabajos, como hemos tenido la oportunidad de comprobar.
El fundador y director de esta revista fue el conocido escritor espiritista Manuel Navarro Murillo, esposo y padre de otras dos grandes figuras de las letras espíritas hispanas, Matilde Alonso Gainza y Matilde Navarro Alonso, respectivamente. Navarro Murillo fue, además, un señalado representante del movimiento pacifista, cuyos ideales no sólo no separaba de los espíritas, sino que precisamente encontraba en éstos una gran parte de la fundamentación moral que sustentaba y daba sentido a su posicionamiento en pro de la paz.
Al final del ejemplar que cerraba cada tomo anual de esta publicación espiritista, aparecían unas páginas suplementarias conteniendo el índice de cada unos de los números que integraban el tomo, un listado con las obras recibidas y comentadas a lo largo del año, otro listado con las revistas de cambio y, finalmente, el estadillo con la dirección de la publicación, los componentes de la redacción, los colaboradores y los representantes en diversas zonas de España y en varios países del extranjero. Es aquí, concretamente en la sección de «Representantes», donde durante años figurará el nombre de nuestro protagonista de esta manera: «Canarias: D. José A. Toledo, Los Llanos».
Una de sus colaboraciones aparecería publicada en el número de diciembre de 1912, lleva por título «La Reencarnación es la justicia» (lo reproducimos al final de esta biografía). Al comienzo del escrito coloca estos versos de su autoría:
Un hombre me amenazó
Porque como él no creo.
Si él no ve lo que yo veo
¿Qué culpa le tengo yo?.
Otro pobre literato
De mi dice falsedades.
¿Qué son letras sin verdades?
¿Qué vale un falso… relato?
El primer punto del artículo se titula «Mi modo de mirar esas ofensas?». Por todo lo que dice allí y lo que se puede deducir, a veces no lo debió tener fácil D. José Antonio Toledo para manifestar libremente sus ideas en una sociedad sin duda de estrechos y limitados horizontes, dominada hegemónicamente por la Iglesia y también ante la presión de determinados personajes supremáticos que creían y creen – pues, por desgracia, esta es una «especie» que todavía no se ha extinguido – que la verdad es igual a su opinión, y se molestan sólo porque otros piensen de distinto modo al suyo. El autor da a entender que los más duros ataque e innobles críticas de que era objeto, venían de un sector muy claro: desde algún representante local de la Iglesia Católica, seguramente el sacerdote de la localidad. Lo deducimos por estas palabras: «… aún en la Tierra se encuentran almas tan malas… que emplean todos sus recursos en el mal y encarnecen a tus discípulos… Por el fruto se conoce al árbol: el que hable en nombre de Dios (1), verdad y justicia deben brillar en sus palabras».
El resto del artículo es una suma de argumentos claros, que hacen evidente que la creencia en la reencarnación es lo único que explica con lógica y moral la justicia de Dios. Estos argumentos están engarzados en un imaginario diálogo, en el que su autor responde a las objeciones de aquellos que no admiten esta posibilidad, la niegan sin apuntar razones o literalmente se burlan de ella. Finalmente extrae numerosas citas de los Evangelios, que confirmarían que ya en aquellos lejanos tiempos la creencia en la reencarnación era algo común y que incluso el propio Jesús de Nazaret la enseñó. Con esta parte del artículo pretende su autor contestar y desarmar a sus opositores – creyentes católicos en su inmensa mayoría – desde su mismo territorio: el de las fuentes documentales en las que se apoyan tradicionalmente las enseñanzas cristianas y católicas.
Fue autor José Antonio Toledo, además, de varias obritas dedicados a la temática espírita, de las que sólo en un caso hemos podido encontrar referencias inequívocas. Concretamente en el tomo IX (julio 1911-junio 1912) de la revista «La Evolución» figura, entre los trabajos recibidos durante ese período, uno escrito por este adelantado del Espiritismo palmero, el cual lleva por título «Senda de la Felicidad o la Ley de Dios e Higiene».
Pensamos que es altamente probable que José Antonio Toledo sea también el autor – sin poderlo afirmar categóricamente – de otro folleto enviado, asimismo, a la redacción de «La Evolución» desde Canarias y que se recoge en el Índice de Libros Recibidos y Anunciados situado al final del tomo XI de dicha revista (julio 1913-junio 1914). Este folleto, de 41 páginas de extensión, lleva por título «La Justicia Divina, Revelación en un Sueño», y aparece firmado con el seudónimo «Un Amante de la Humanidad». Algún tiempo después de su recepción, Manuel Navarro Murillo le dedicó un comentario en su periódico del que extractamos lo que sigue:
«Su autor se complace en estudiar de un modo entretenido y bastante razonable, en su mayoría, los vicios que corroen la sociedad y en buscar sus remedios inculcando a todos sus respectivos deberes y dando cuenta de los beneficios de que pueden gozar las almas. Tiene muchos párrafos en que se ocupa de cuestiones espiritistas y de moral común a todas las creencias, de forma dialogada».
Abundan los testimonios que señalan que José Antonio Toledo era habitualmente invitado a participar en reuniones y debates con la elite intelectual y social de Los Llanos de Aridane de entonces. En estas reuniones, a las que en principio muchos acudían por simple curiosidad, quizás pretendiendo encontrar un elemento de diversión observando a aquel singular «personaje», dejaba sorprendido a sus interlocutores con su preparación, profundos conocimientos e ideas frescas e innovadoras. Defendía allí sus ideas y convicciones con erudición y gallardía, asombrando a sus contertulios.
Hay interesantes indicios que hacen pensar que José Antonio Toledo poseyó desenvuelta la mediumnidad de la clarividencia. Sus familiares señalan que en muchas ocasiones se le escuchó decir que aquellos terrenos en los que se asentaba su casa y los de los alrededores «se llenarían en el futuro de numerosas casas que estarían habitadas por gentes venidas de fuera de la isla». Esta previsión o profecía, se vería con el tiempo totalmente cumplida, pues en aquella zona se construyó, a partir de los años setenta del siglo XX, la primera urbanización turística del Valle de Aridane, formada por casas del tipo bungalow, cuyos ocupantes han sido siempre, en su inmensa mayoría, extranjeros.
También solía decir que esperaba que su familia no tuviera que sufrir los acontecimientos que sucederían a partir de finales del siglo XX, ya que – explicaba – esta época se caracterizaría porque «la familia – tal como entonces era entendida – entraría en crisis, los hijos no respetarían a sus padres, habría numerosos conflictos y la vida iría a un ritmo vertiginoso». Parece que también en este caso su previsión fue acertada.
Indudablemente el Espiritismo es un camino de superación para la mente y el corazón. El Espiritismo es, cuando se lo comprende de verdad, ante todo una escuela donde «se aprende a aprender». Y este ideal queda perfectamente ejemplarizado en la vida y obra de José Antonio Toledo, pionero de la aviación y del Espiritismo en la Isla de La Palma.
Quede este humilde trabajo como sentido homenaje de la generación de espiritistas palmeros de la actualidad, entre los que se cuenta su autor, a quien fue un digno precursor en esta Isla en el estudio, divulgación y defensa de los ideales de la «doctrina de los espíritus» codificada por el maestro Allan Kardec, y reciba su ser, allí donde quiera que esté, nuestro más profundo y sincero reconocimiento.
**********************************************
LA REENCARNACIÓN ES LA JUSTICIA
Un hombre me amenazó
Porque como él no creo.
Si él no ve lo que yo veo
¿Qué culpa le tengo yo?
Otro pobre literato
De mi dice falsedades.
¿Qué son letras sin verdades?
¿Qué vale un falso… relato?
MI MODO DE MIRAR ESTAS OFENSAS
Mi espíritu se eleva sobre estas bajezas terrenales y camina con la velocidad del pensamiento a través de los espacios infinitos, contemplando los millones de soles, planetas y constelaciones sin número por su infinitud y hago abstracción de los objetos materiales de la tierra, porque son de valor ínfimo comparados con las grandes maravillas de los Cielos. Y después de recorrer el plano Astral, me traslado al glorioso Devachan, donde por medio de largas conferencias con los seráficos devas, que son los misioneros de la paz, amor y ciencia, ya me encontraré algo preparado para presentarme al Divino Maestro y pedirle perdón para mis calumniadores, como él también lo pidió pendiente de la cruz para sus verdugos con estas hermosas palabras: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».
Amorosísimo Maestro, yo os amo y deseo imitaros; dadme valor para resistir las tentaciones de la fatal vida terrestre, pues aún en la tierra se encuentran almas tan malas como Judas, escribas, fariseos y asesinos, que emplean todos sus recursos en el mal y encarnecen a tus discípulos. Permitid Señor, que nuestros espíritus puedan todos elevarse a las regiones superiores de la felicidad y amor donde reinan la paz y la verdadera alegría, y podamos olvidarnos de este punto negro y triste que le damos el nombre de Tierra, y yo creo sea el purgatorio o el infierno, porque algunos seres usan armas más infernales que las del mismo Satanás, que nos describen y gozan con maltratar a los que piensan de distinto modo sobre la Naturaleza y su Autor.
Por el fruto se conoce al árbol: el que hable en nombre de Dios, verdad y justicia deben brillar en sus palabras.
Dios, sí, es la soberana justicia, por eso nos concede nuevas vidas para que ganemos la perfección que en esta no alcanzamos. Dios es más justo que los hombres, y nosotros procuraremos satisfacer los justos deseos y necesidades de nuestros hijos y ningún deseo puede ser más justo que el de vivir y progresar.
¿Os burláis de mi porque digo que volvemos a la vida después de ese trance que llamáis muerte? Pues burlaos cuanto queráis de mis palabras, burlaos si podéis de las leyes naturales y eternas; pero sabed que vuestras burlas caerán sobre vosotros, sin que podáis hacer retroceder de su marcha natural y armónica ni el más ligero átomo de esa materia tangible que tanto alardeáis conocer, cuanto menos a los fluidos impalpables que constituyen el eterno reino espiritual. Desgraciados sabios que aún ignoráis las cosas de mayor importancia, más justas y evidentes. ¿Para qué queréis esa inteligencia si no podéis evitar ninguna de las calamidades que nos rodean? ¿Por qué rechazáis el mejor remedio que nos ha dado el Creador para que podamos sufrir las penas de esta vida, que es el conocimiento de nuestra evolución anímica? Me calumniáis porque digo que nuestra vida no termina en la tumba, que somos eternos en graduación progresiva. ¿Ignoráis que esta doctrina es de aquel que llamáis Dios y hombre y que fue el gran maestro de amor y caridad? «Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis» (J.C.). Si estas palabras proceden de hombres, con ellos perecerán, pero si vienen de Dios no las podréis destruir (G).
Vuelvo al asunto de la Reencarnación, y digo que volveremos a la vida tantas veces mientras tengamos que pagar delitos cometidos en la materia de este mundo, pues de allí no saldremos mientras no paguemos el último cuadrante. Las palabras de Cristo son infalibles, y él dijo que con la vara que midamos seremos medidos, aludiendo a la responsabilidad de nuestros actos. También dijo referente a la reencarnación: «En verdad os digo, que el que no naciere de nuevo no verá el Reino de los Cielos».
Si debemos dar crédito a la Biblia, veamos algunos versículos del profeta Jeremías y otros: «Más después que los habré extirpado, me aplacaré y tendré misericordia de ellos y los restableceré a cada cual en su heredad, a cada uno en su tierra» (CXII,15) Amat.
Si los profetas dijeron verdad, el anterior versículo no deja duda de nuestra vuelta a la vida material, como tampoco la dejan los siguientes:
«En mi tribulación llamé al Señor y me oyó: del seno del sepulcro exclamé y oíste mi voz. Y yo dije: Arrojado he sido de la vista de tus ojos; pero aún veré otra vez tu santo templo. Descendí hasta las raíces de los montes: los cerrojos de la Tierra me encerraron para siempre; mas tú sacaste mi vida de la sepultura, ¡oh Jehová, Dios Mío!» (Jonás, II, v.3, 5 y 7) Amat.
«Y de nuevo he de ser rodeado de mi piel, y en mi carne veré a mi Dios. A quien he de ver yo mismo…» (Job, XIX, 26 y 27) Scio.
Para abreviar copiaremos sólo algunas palabras de los siguientes versículos, que son las que más pronto he encontrado, todas alusivas al renacimiento:
«… Os volverá su misericordia el alma y la vida» (II, Macabeos, III. 24), Genonde.
«… Y les volveré a traer y les haré morar en reposo, porque tendré compasión de ellos y serán como fueron antes que los desechara; porque yo soy el Señor su Dios, y les oiré» (Zacarías, X, 6), Ostervald. (Véase también Jeremías, 1, 5).
«Cuando el hombre hubiere acabado, entonces estará al principio, y cuando cesare quedará absorto» (Eclesiastés, XVIII, 7 a 9), Amat.
«… Mirad, yo abriré vuestras sepulturas, y os sacaré fuera de ellas ¡oh pueblo mío! y os conduciré a la tierra de Israel…» (Ezequiel XXXVII, v. 1 y de 7 a 14), Amat.
Véanse, para terminar, el Antiguo y Nuevo Testamento y hallaremos que todos sus autores predicaban la reencarnación; pero, ¿creen todos los hombres en la Biblia? Parece que no, porque en muchos casos prueban lo contrario.
¿Creéis en la pluralidad de mundos habitados?. Pues muchos son los autores que justifican esa creencia, entre ellos algún padre de la Iglesia Católica.
J. A. TOLEDO
NOTA: Artículo aparecido en la revista «La Evolución» (Barcelona), diciembre de 1912.
Queridas Hermanas/os:
…¡Que Bonito!…
No conocia la vivencia de este honorable Palmero…Y Espirita encima en aquellos años.
¿Y parece ser, que dió su/s fruto/s… Ya que desde hace mucho tiempo existe un centro espirita no?
Enhorabuena por vuestro excelente labor…
Nosotros somos de Gijón (Principado de Asturias)
Y estamos trabajando poco a poco, pero en plan…
En un futuro, me gustaría acercarme a pasar unos días de descanso en vuestra isla y de paso, estar con vosotros…
Recibir Un Taf. (Triple Abrazo Fraterno)
fdo: Samuel Rionda (vuestro hermano en CRisto)
Tfno: 630 43 68 61
bueno que podre desir yo si ese era mi abuelo mi madre era la hija mas chica de el ellas emigraron para cuba yo nasi alla pero ahora estoy en canarias en tenerife les agradesco a quien ha publicado este relato de mi abuelo yo no tuve el honor de conoserlo pero si tengo muchos escritos de el cuando llegue de cuba me los dieron algunos colaboradores muchas gracias les dejo mi numero del movil por si quieren contactar conmigo un fraternal saluso sara mi telefono es 672555731 muchas gracias
hojala yo hubiera tenido el honor de poder conocer al famoso cojo de las lirias jose Antonio Toledo me contaban que era un hombre muy savio e intelectual ya que el aprendio a escribir y leer el solo fue un gran personaje y dejo su cuerpo para que lo enterraran en el paso allí descansan su restos que en paz descansen su nieta SARA RAMOS TOLEDO
Hola Sara: un placer poder contestar tu correo. Sin duda tu abuelo fue un adelantado a su tiempo, alguien a quien sus contemporáneos no entendieron bien, salvo contadas excepciones, destino habitual de todos los pioneros.
Sé que sus restos fueron enterrados en el antiguo cementerio de El Paso, que estaba precisamente donde hoy se ubican los aparcamientos del supermercado Hipercentro.
Lástima que los planos de su planeador no se conservasen, los cuales – según mis informaciones- estuvieron durante bastante tiempo en el antiguo ayuntamiento pasense.
Investigando en antiguas revistas en Cataluña me encontré con algún escrito de él y con la información de que había sido corresponsal para Canarias de la publicación barcelonesa La Evolución por la segunda década del siglo XX.
¿Conserváis en vuestra familia alguna documentación de su autoria o sobre su persona, bien sean escritos, muestras de su letra, retratos, etc.?
Un gran saludo Sara
Óscar García
Presidente del Grupo Espírita de La Palma
MI OTRO NUMERO DE MOVIL ES 671151738 ES MI NUEVO NUMERO DE MOVIL MUCHAS GRACIAS
Le saludos a tentamente a todos
Mis hermanos del centro. Espirita de la palma.
Joaquin jerez torres
Hermano Joaquín,recibimos tus saludos con agradecimiento. Recibe también los nuestros.
Soy bisnieta de Dn José Antonio toledo desde muy pequeña escuchaba sus historias en boca de mi madre .
[…] (1861 -1936). Ya en su momento publicamos en este mismo blog (Ver artículo en el siguiente enlace: https://grupoespiritaisladelapalma.wordpress.com/2010/01/05/jose-antonio-toledo/) un trabajo glosando su figura, revelando en él detalles que eran deconocidos hasta ese momento de […]