Por: Oscar M. García Rodríguez
“El Mas Allá de la tumba está lejos de ser la abstracción que en la Tierra se supone, o las regiones paradisíacas fáciles de conquistar con algunas pocas fórmulas inexpresivas. El es, antes que nada, simplemente la Vida Real, lo que encontramos al entrar en sus regiones, ¡es Vida! . Vida intensa desarrollándose en modalidades infinitas de expresión, sabiamente dividida en continentes y falanges como la Tierra lo está en naciones y razas; teniendo organizaciones sociales y educativas modelo, que servirán de padrón para el progreso de la Humanidad. Es en lo Invisible, más que en mundos planetarios, que las criaturas humanas cogen inspiraciones para los progresos que lentamente aplican en el orbe.”
Ivonne Pereira, “Memorias de un Suicida”.
«El mundo espiritual dispone de aparatos completamente desconocidos en la Tierra, capaces de traer la rectificación física a los cuerpos dolientes. Si no lo hacen en mayor escala es por culpa nuestra, que creemos que solamente nuestra ciencia precaria y manca podrá salvar al hombre».
R. A. Ranieri, «Materializaciones Luminosas».
INTRODUCCIÓN: «COMO ES ARRIBA ES ABAJO; COMO ES ABAJO ES ARRIBA»
Un viejo principio hermético afirma: «Como es arriba es abajo; como es abajo es arriba». Esta es una proposición aparentemente sencilla en su formulación, pero pocos aún son capaces de abarcar todo el trascendente significado que encierran tan profundas y sabias palabras. Según la humanidad avanza en el camino de su evolución, mayor conciencia va tomando de la amplitud y alcance de esta atemporal enseñanza.
La moderna ciencia humana ha advertido que en el Universo las estructuras básicas se repiten, desde lo microscópico hasta lo macroscópico. La ciencia espiritual ha venido diciendo esto mismo desde la más remota antigüedad; pero, además, ella añade: la energía precede a la materia, el molde invisible a la forma visible.
Asimismo nos enseña la ciencia espiritual desde siempre, que el universo material se formó a partir de un descenso paulatino en la vibración de una «energía espiritual primordial», hasta su manifestación en el estado más densificado, el cual corresponde a la materia física que conocemos. El escenario de la Creación – según esas mismas enseñanzas – fue preciso hacerse para la experimentación del espíritu y que éste pasara de la inocencia a la sabiduría para, al fin, llegar a ser – dicen – «co-creadores con el Todo«.
LA VIDA EN EL MUNDO ESPIRITUAL
Una vez apuntadas las anteriores ideas introductorias, vamos a considerar ahora algunos planteamientos referidos al epígrafe que da título a este apartado, ideas que creemos necesarias para centrar el tema objeto de esta ponencia.
En el «Libro de los Espíritus», cuestión nº 278, Allan Kardec dejó anotada una pregunta que formuló a los guías espirituales que orientaban su trabajo, así como la respuesta correspondiente que aquellos le ofrecieron:
«P.- ¿Están confundidos los espíritus de diferentes órdenes?
R.- Sí y no; es decir, se ven, pero se distinguen los unos de los otros. Se separan o se aproximan, según la analogía o antipatía de sus sentimientos, como sucede entre vosotros. Forman un mundo cuyo reflejo oscurecido es el vuestro. Los del mismo grado se reúnen por una especie de afinidad, forman grupos o familias de espíritus unidos por la simpatía y por el fin que se proponen, los buenos por el deseo de hacer el bien, y los malos por el de hacer el mal, por la vergüenza de su falta y por necesidad de encontrarse entre seres semejantes a ellos».
Por su parte, Emmanuel Swedenborg (1668-1772), el gran sabio sueco de enciclopédica cultura así como uno de los médiums de más amplias facultades que se haya conocido, autor de una obra de amplia difusión hasta el día de hoy en algunos países, en la que describe cómo es la Vida en los planos invisibles a los que va el ser humano tras la muerte, expresa en su libro «Cielo e Infierno» lo siguiente:
«El mundo natural se corresponde con el mundo espiritual no sólo en sus líneas generales, sino también en cada una de las cosas que lo componen. Todas las cosas que existen en el mundo natural se derivan del mundo espiritual y están en correspondencia. Es preciso saber que el mundo natural existe y subsiste gracias al mundo espiritual, así como el efecto se deriva de la causa…».
Con las dos citas anteriores se halla expresado un hecho que a muchas personas seguramente costará aceptar, debido a la falsa imagen del mundo invisible creada al cobijo de una educación espiritual deformada, que induce a imaginarse una vida «post mortem» absolutamente etérea, insustancial, sin consistencia… Mas, si nos atenemos a multitud de informaciones de que disponemos dignas de consideración por su coherencia interna y concordancia universal, así como a los resultados obtenidos con las más novedosas investigaciones en el campo de los contactos mediante instrumental electrónico con el mundo espiritual, todo da a entender que la vida en los planos sutiles, aquellos a los que van los seres humanos tras dejar aquí el cuerpo físico a través del proceso denominado muerte, es análoga a la de la Tierra; aunque, a decir verdad, según informan esas mismas fuentes, es al revés, es decir, que es la vida terrestre la que es análoga a la espiritual.
¿Qué quiere decir esto? Pues que allí, en ese mundo espiritual invisible, existe también una naturaleza con el mismo tipo de expresiones que las del plano físico: montañas, plantas, selvas, bosques, ríos, paisajes, animales… Soy consciente de que a quien no esté familiarizado con el asunto, esta cuestión le parecerá imposible, pero innumerables indicios, informaciones y experiencias variadas apuntan a que es justamente así, y una confirmación más ha venido a sumarse con fuerza a las anteriores por una vía imprevista del todo hasta hace pocos años: la Transcomunicación Instrumental.
En los múltiples informes y evidencias que avalan la anterior aseveración, se señala que allí, en los planos invisibles, al igual que aquí, en el mundo sensible, los seres se atraen y reúnen por afinidades e intereses comunes, tienen numerosas ocupaciones, realizan infinidad de trabajos, estudian e investigan, cultivan las artes, viven en hogares, crean instituciones para coordinar y realizar distintas funciones, se relacionan, se solazan, mantienen afectos, realizan innumerables servicios de ayuda… Todo ello, evidentemente, en los planos que podríamos llamar de regeneración y medianamente superiores.
Otra cosa son los planos inferiores. Allí los seres también se organizan en la medida que les permite su escasa disciplina, realizan actividades y mantienen alianzas según afinidades e intereses; pero, claro está, bajo principios y objetivos del todo opuestos a los anteriores. Aquellos que residen en esos planos buscan exclusivamente el fin egoísta, la satisfacción de sus apetitos desbordados y desordenados, la supremacía y la dominación sobre los demás, el poder por el poder… Imaginad una zona ocupada, dominada y organizada por delincuentes de la peor calaña, depravados, crueles, viciosos, ociosos, vanidosos, egoístas… ¿Qué resultará de todo ello? Una especie de sociedad mafiosa donde cada ser estará enfocado primordialmente a la búsqueda de su propio interés; donde el que prevalece lo hace por medio del miedo y la crueldad refinadas, manteniendo subyugados a los menos voluntariosos y débiles; donde cada cual estará siempre dispuesto a traicionar al de al lado si cree que eso le conviene y donde otros muchos vagan alucinados presos de sus propios desvaríos o enfermizos apegos y dependencias. En los últimos años han aparecido determinadas películas, alguna de las cuales me viene a la memoria en estos momentos, que plantean situaciones de las que se puede sacar una imagen alegórica, aunque muy lejana aún de la verdadera realidad, para ilustrar cómo sería este tipo de estado; sólo que allí, en esos planos inferiores del mundo espiritual, la maldad – entendida, en el fondo, como una forma de ignorancia – se expresa en unas condiciones y con una intensidad difícilmente imaginables.
Según conocen bien los estudiantes del Espiritismo, por el hecho de morir no cambian nuestra conciencia, seguimos siendo tales como éramos, con nuestras aptitudes, inteligencia, gustos, carácter e inclinaciones. Y aunque no haya una regla absoluta, pues depende mucho de si la actividad que el ser desarrolló en su vida física fue vocacional o no, el que fue artista en la Tierra sigue en el Más Allá profundizando en su arte; el científico que estudiaba las fuerzas de la naturaleza y sus leyes, puede continuar en esos mismos estudios; el técnico que buscaba aplicaciones prácticas de los descubrimientos de la Ciencia, puede seguir concibiendo y realizando ciertos desarrollos tecnológicos, etc. Sin olvidar que todo este proceso se supedita a un grandioso Plan Evolutivo, que impulsa a que todo se corrija, mejore, complete y adelante en la escala infinita del progreso.
REALIZACIONES TÉCNICAS EN EL MUNDO DE LOS ESPÍRITUS
En la extensa literatura mediúmnica que hoy en día podemos consultar, existen abundantes informaciones que nos ilustran sobre los más variados aspectos de la realidad de los planos extrafísicos. En cuanto al número de datos, calidad y variedad de la información relativa a las condiciones y situaciones diversas que se presentan en el mundo de los espíritus, así como respecto a las formas de interrelación del mundo espiritual con el mundo de los encarnados, la obra psicografiada por el fallecido médium brasileño Francisco Cándido Xavier, más conocido como Chico Xavier, ocupa un lugar muy destacado.
Dentro de la extensa bibliografía de la que a lo largo de varias décadas fue canal, nos parece pertinente resaltar de manera especial los títulos de los que es autor espiritual la entidad conocida como André Luiz, seudónimo que oculta la personalidad de quien en su última vida física fuera célebre médico y una de las personalidades científicas más importantes en la historia brasileña, el Dr. Carlos Ribeiro Justiniano das Chagas (1878-1934) (1). Algunas de las informaciones aportadas por este ser se refieren a la presencia y manipulación por parte de los espíritus de instrumentos que podemos comparar a nuestros aparatos electrónicos, los cuales son utilizados por ellos para diversos fines. Veamos a continuación algunas de estas curiosas informaciones.
«En los Dominios de la Mediumnidad», es el título de una de las obras dictada por el espíritu André Luiz a comienzos de los años cincuenta del siglo XX. En el capítulo II, titulado El Psicoscopio, se describe una escena protagonizada por una pequeña comitiva integrada por el espíritu comunicante, un joven estudiante llamado Hilario y Áulus, un instructor espiritual. En determinado momento éste último toma una pequeña caja en sus manos y notando la curiosidad de sus acompañantes, les explica lo siguiente:
– Tenemos aquí nuestro psicoscopio, el cual nos facilita nuestros exámenes y estudios, sin obligarnos a una esforzada concentración mental.
Ofreciéndome el agradable trabajo de transportarlo – observa André – , tomé el enigmático instrumento y noté entonces que en la Tierra el minúsculo objeto sólo pesaría algunos gramos».
Ante una nueva pregunta de sus curiosos acompañantes relativa al pequeño artilugio, Áulus añadió:
– Es un aparato al que intuitivamente se refirió un ilustre estudioso de la fenomenología espírita a fines del siglo pasado. Se destina a la auscultación del alma y puede definir las vibraciones de ésta, a la vez que para realizar estudios acerca de la materia…. Esperamos que esté, en el futuro, entre los hombres. Funciona con electricidad y magnetismo, utilizando elementos radiantes análogos en esencia a los rayos gamma. Está constituido por sistemas ópticos de estudio, con recursos disponibles para la microfotografía».
Más adelante el instructor ofrece nuevas explicaciones y datos sobre las funciones y alcance del peculiar instrumento:
«En nuestro trabajo de supervisión, podemos con él clasificar sin dificultad las perspectivas de los distintos grupos de servicios psíquicos que existen en el mundo. Analizando la psicoscopia de una persona o de un equipo de trabajadores, es posible deducir las posibilidades y calificar la categoría de su condición. Según las radiaciones que proyectan, planeamos la obra que puedan realizar en el tiempo.
(…) Ciertamente estamos sujetos a todos los exámenes de los planos superiores… Si el espectroscopio permite al hombre investigar la naturaleza de los elementos químicos localizados a enormes distancias, analizando la onda luminosa que emiten, con mucha mayor facilidad identificaremos los valores de la individualidad humana por los rayos que ésta emite. La moralidad, el sentimiento, la educación y el carácter son conocidos con claridad mediante una breve observación».
Cuando a Áulus se le hace notar lo positivo que sería que el hombre encarnado dispusiera de tal dispositivo para la solución de gran cantidad de problemas psicológicos, el instructor anunció proféticamente:«el futuro reserva prodigios al sentido del hombre común».
En el capítulo XVI de esta misma obra, que lleva por título Mandato Mediúmnico, la pequeña comitiva espiritual se encuentra visitando esta vez un Centro espiritualista terrestre, donde iba a realizarse una sesión mediúmnica. Allí las tres entidades observan detenidamente a Ambrosina, principal médium del centro, reparando en la bella luminosidad que despedía su aura, en forma de «extensas irradiaciones opalinas», lo que evidenciaba las altas cualidades evolutivas que atesoraba en su ser. Entonces detectan algo singular en el cuerpo espiritual de la mujer, circunstancia que André Luiz nos narra así:
«De su cabeza, por entre sus cabellos canosos, le salía un pequeño cono de luz, a la manera de un delicado adorno».
Extrañados, André e Hilario solicitan mayores aclaraciones a su orientador, quien, sin demora, resolvió la demanda de ambos:
«Es un aparato magnético ultrasensible por medio del cual la médium vive en constante contacto con el responsable de la obra espiritual – entiéndase: guía – que por ella se realiza. Por el tiempo de actividad que ha dedicado a la causa del bien y por los sacrificios con que se consagró, Ambrosina recibió del Plano Superior un mandato de más íntima asociación con el instructor que preside sus trabajos».
Mientras tanto, las actividades propias de la reunión se seguían desarrollando normalmente, destacando la gran cantidad de personas que acudían ante la médium con los más variados requerimientos y problemas. André y su joven compañero no dejan de notar, asombrados, la gran operación de ayuda que se organiza desde el plano invisible y la especial relación fluídico-energética que se establecía entre la médium y su guía. En esos instantes contemplan el despliegue y uso de un aparato singular:
«Antes de comenzar el trabajo de responder a las preguntas formuladas – señala André Luiz –, un gran espejo fluídico fue colocado junto a la médium por trabajadores espirituales de la institución, y en él fueron apareciendo, con gran rapidez, las imágenes de las personas ausentes nombradas en las peticiones de la noche, al objeto de someterse al examen de los benefactores que, a distancia, contemplaban las mismas y recogían sus pensamientos, especificaban sus necesidades, ofreciendo después la solución posible para los pedidos formulados».
Hilario, intrigado, interroga a Áulus sobre la naturaleza y utilidades de aquel espejo o pantalla fluídica:
– «Es un televisor – contestó – manejado con recursos de nuestra esfera.
Aclarando que el aparato mostraba el alma del ser y no el cuerpo carnal, el instructor añadió:
“Con el examen del periespíritu se recogen los informes y se sacan las conclusiones. Muchas veces es imprescindible analizar ciertos casos presentados con sumo cuidado…; frente a ellos, recurrimos a los llamados en masa, movilizando medios para atender a distancia. Para eso, trabajadores de nuestro tipo de labor son distribuidos por diversas regiones donde captan las imágenes de acuerdo a los pedidos que nos son dirigidos, sintonizando las emisiones con el aparato receptor que está a nuestra vista. La televisión, que comienza a extenderse por el mundo (2), puede ofrecer una idea de semejante servicio, destacando que entre nosotros esas transmisiones son mucho más simples, exactas e instantáneas».
Otra obra que contiene numerosas informaciones sobre aparatos que usan las entidades espirituales es “Materializaciones Luminosas», de Rafael Américo Ranieri. Sin embargo, en este caso se cuenta con la particularidad de que no sólo se dispone de la descripción que aportan los espíritus, sino que se cuenta además con los testimonios de encarnados que asistieron a una serie de experiencias de materializaciones espirituales en las que tales artilugios pudieron ser observados.
En el capítulo V de la referida obra, titulado Un Aparato Extraño, el autor da cuenta de una fascinante experiencia cuyo relato transcribimos a continuación:
«Una entidad resplandeciente se aproximó a una señora y le colocó en el pecho un aparato extraño: parecía un bollo hecho en una forma semejante a la concavidad de un plato hondo, por tanto, casi un disco, gelatinoso, de color verde claro y transparente.
Colocó el extraño aparato en el pecho de la señora y como por arte de magia, pudimos verle el interior del cuerpo como si contemplásemos peces en un acuario. Allí dentro palpitaba el corazón, vivían los pulmones y corría la sangre por las arterias y las venas. Se veía todo con perfecta nitidez.
No nos habíamos recuperado de nuestro asombro, cuando la entidad introdujo una de las manos a través del aparato, quedando parte de ella en el interior del cuerpo de la señora y el resto fuera. Con gestos acompasados, el espíritu retiraba la mano y volvía a introducirla. Cada vez que la retiraba traía en los dedos cierta materia oscura que lanzaba al ambiente y se disolvía. El espectáculo duró largos minutos.
Reflexionando acerca de esta experiencia, Ranieri anota en su libro lo siguiente:
“El mundo espiritual dispone de aparatos completamente desconocidos en la Tierra, capaces de traer la restauración física en los cuerpos enfermos. Si no lo hacen en mayor escala es por culpa nuestra, que creemos que solamente nuestra ciencia precaria y manca podrá salvar al hombre».
En el capítulo XII, titulado Fenómenos con Radiactividad, se relata otra sorprendente experiencia, tanto por los hechos acontecidos, en sí mismos, como por sus trascendentes implicaciones. Durante una sesión de ectoplasmia una entidad materializada llamada José Grosso, cuya presencia era habitual en aquellas sesiones, anunció a los asistentes que iba a saturar el ambiente de radioactividad, lo que provocó inmediatamente una pregunta de Rafael Américo Ranieri al espíritu, que reflejaba un sentimiento colectivo de justificada, aunque contenida, aprehensión:
– ¿Pero, saturando el ambiente con radioactividad, los encarnados no corremos riesgo?
El espíritu, riendo alegremente, respondió:
– Nosotros, los espíritus, derramaremos en el ambiente un elemento que los hombres todavía no conocen y que equilibra la acción perjudicial del radium.
Tranquilizados todos con la respuesta, se siguió con el desarrollo de la sesión hasta que uno de los asistentes, llamado Marcio Cattonio, dio un grito de alegría y asombro a un tiempo:
“- ¡Miren, miren mi ropa! ¡Está saliendo luz!”, exclamó.
Todos nos volvimos inmediatamente para Marcio – explica Ranieri – y contemplamos un fenómeno notable: a medida que Marcio pasaba las manos sobre la ropa, de ella salía luz, luz fosforescente, luz de luna, luz igual a la que los espíritus, por Peixotinho (3), nos presentaban en sus tejidos de otro mundo,
“Inmediatamente, César Burnier, una de las personas presentes, abogado y fiscal del estado de Minas Gerais, realizó el mismo experimento y el fenómeno se reprodujo en él.
Todos intentamos realizar el mismo fenómeno y el fenómeno se hizo patente con los que lo intentaron. Algunos pasaban las manos por los cabellos y sus cabellos derramaban luz fosforescente. Yo pasé las manos sobre mi ropa, por mis tirantes y mis cabellos, y ví la luz desprenderse de ellos.
Fuimos casi treinta personas las que realizamos el mismo fenómeno y reproducimos la misma experiencia.
Algún tiempo después, José Grosso dijo que iba a retirar la radioactividad del ambiente. Retirada la radioactividad, todos intentaron seguir realizando el fenómeno, restregando las propias ropas, los tirantes y los cabellos, pero sólo la oscuridad respondía a nuestros intentos. Nada más sucedió. Como por encanto, la luz fosforescente desapareció del ambiente, como un ángel de luz que hubiera desaparecido en las tinieblas.»
Como habrán comprendido los amigos oyentes al tener conocimiento de la anterior experiencia, el descubrimiento de un elemento capaz de controlar y anular los efectos de la radioactividad, tiene unas implicaciones revolucionarias para el ser humano terrestre. ¿Dispondremos de él algún día? Creo, sinceramente, que sí, pero quizás sólo en un futuro relativamente lejano, cuando el ser humano haya superado muchas barreras egoístas y piense y actúe dirigido hacia el bien común. ¿Por qué pensamos esto? Pues porque este descubrimiento, puesto en manos del hombre de hoy, traería consigo más peligros que beneficios, ya que la mentalidad belicista preponderante haría que si una de las grandes potencias nucleares actuales dispusiese de él, podría caer en la tentación de utilizar su armamento atómico en un conflicto pensando que tendría garantizado que a ellos no les afectarían los efectos contaminantes, terriblemente perniciosos y duraderos, de la radioactividad.
En el capítulo XXII, cuyo título es Con la Piedra de Radio en la Mano, se narra otro hecho de la misma naturaleza que el anterior, en el cual se alude nuevamente a ese desconocido elemento capaz de anular los efectos negativos de la radioactividad. Es la misma entidad atrás mencionada, José Grosso, materializada, la que se aproxima a Ranieri y le dice:
– Voy a pasar un «preparado» a su mano y después colocaré en ella una piedra de radio. Ese preparado es para que su mano no se queme, para que no se alcanzada por la acción de la radioactividad.
Diciendo esto, me cogió la mano derecha y le pasó algo que yo en verdad no sentí que fuera un líquido. En realidad pasó una especie de pequeña escoba. Después se dirigió a la cabina y volvió trayendo en la mano una piedra del tamaño de una avellana, piedra luminosa, de luz verde clara, que se derramaba por la sala. La piedra fue colocada por él en mi mano. Yo sentía el peso y veía desprenderse aquella luminosidad que inundaba el recinto. Quedamos en un semicrepúsculo. José Grosso dijo riendo:
– En sus manos tiene usted quinientos «contos». (4)
Acerqué la mano abierta a mi rostro, la miré de cerca y después la extendí mostrándola a cada uno. Todos la observaron. La piedra lucía en la palma de mi mano. Era una piedra de luz.
El espíritu, en pie, en medio de la sala, esperaba.
Ranieri, en tono de broma, se dirige al espíritu materializado y le pregunta:
– ¿Vale quinientos «contos», José Grosso? ¿Puedo quedármela?
Prorrumpiendo en una sonora carcajada, el espíritu, contestó divertido:
– ¡Yo sé que usted está bromeando, más si se la quedase, nosotros iríamos a buscarla!
Finalmente, el investigador añade:
“Unos cinco minutos quedó la piedra en mi mano. Hasta que comencé a notar un fuerte calor en la palma y sentí que me estaba quemando.
Rápidamente Ranieri entregó la piedra al espíritu exclamando:
“¡Llévese su piedra, me está quemando la mano!”
José Grosso, riendo nuevamente, la recogió y se la llevó.
Según cuenta el autor de la obra, la palma de su mano le dolía ligeramente, dolorcillo que se mantuvo hasta ocho días después de la reunión. También anota que en aquella misma sesión “otros aparatos indescriptibles” fueron presentados por las entidades espirituales a todos los asistentes.
En el mismo capítulo, pero un poco más adelante, se describe lo acontecido en otra sesión de experimentación, que el autor califica como” una de las más bellas” a la que había asistido:
“Los espíritus – dice – iban y venían materializados, aunque no iluminados. Con todo traían aparatos que los iluminaban de cuando en cuando. José Grosso trajo una especie de hoja de papel, de apariencia metálica y luminosa, que lanzaba bastante luz en el ambiente”.
El ser espiritual materializado confirma a los asistentes la presencia en la sala de «aparatos para la vista” y al poco tiempo se acerca al investigador portando algo en sus manos, al tiempo que le reclama atención:
«En eso – cuenta Ranieri – veo a José Grosso, con un aparato exquisito, que yo no conocía y lo mostró cerca de mi…. Enfocó el mismo contra la pared. Tal aparato lanzaba círculos de luz que crecían o disminuían de tamaño, a voluntad de José Grosso. A veces los círculos quedaban del tamaño de una mandarina, después disminuían hasta quedar del tamaño de una cabeza de alfiler, quedando sólo un punto luminoso.
Después de experimentar bastante en la pared para que viésemos, o tal vez para regularlo, se encaminó con aquello hacia doña Rosa – una de las personas presentes en la sesión – y dijo:
– Voy a tratar sus ojos.”
La aludida, que sufría mucho de la vista, emocionada, expresó su agradecimiento al espíritu por el tratamiento que le anunciaba e inmediatamente aquel aplicó el aparato sobre un ojo de la paciente:
“Un pequeño punto luminoso brillaba en la oscuridad iluminando el ojo de doña Rosa”.
Todos los presentes se dieron cuenta de que José Grosso había examinado sólo un ojo de la mujer, terminando con la vaporización de “algo” sobre él con otro enigmático aparato. El tratamiento apenas había durado unos minutos.
Seguidamente el espíritu se dirigió a Galeno, otro de los asistentes, al que también aplicó los aparatos. Igual que en el caso precedente, sólo le observó y trató un ojo.
Ranieri, mientras tanto, se preguntaba para sus adentros la razón por la que José Grosso había tratado sólo un ojo en ambos caso. Después de terminada la reunión, vería respondidas satisfactoriamente sus mudas interrogantes.
Concluidos los trabajos, Galeno exclamó admirado:
«- ¿Vieron que cosa más extraña?. ¡José Grosso parece que lo sabía!… Sabía que los médicos ya me habían desengañado en cuanto al otro ojo. Yo tengo un ojo que según la medicina humana no tiene remedio, está perdido… José Grosso, en tanto, solo cuidó del otro, del que sabía que aunque enfermo, presentaba posibilidades.
Doña Rosa también estaba en las mismas condiciones”.
En el capítulo XVII, titulado Aparatos Semejantes a los de «André Luiz», Rafael Américo Ranieri detalla nuevas experiencias del mismo tenor de las que venimos estudiando, si bien vividas por él en otro grupo de experimentación mediúmnica:
«Tuve la oportunidad – dice – de ver en el «Grupo Hermana Sheilla» los espíritus materializados llevando los aparatos de luz verde, a los cuales atribuyen el poder de la radioactividad. Vi también aparatos de luz roja, semejantes a los de «André Luiz». Aplican los mismos aparatos para las mismas dolencias, todo exactamente como lo hacen los espíritus en «André Luiz» y toman las mismas precauciones».
En el capítulo XVIII, titulado Las Gotas de Luz, Ranieri nos deja la reseña de un hecho asombroso que tuvo lugar, como los anteriores, durante una experiencia de ectoplasmia:
«Esa noche – refiere el investigador – me fue reservado asistir a un acontecimiento simple, pero sorprendente.
Después de atender a los enfermos presentes, el espíritu de Joseph Gléber se aproximó a la silla donde yo estaba… En una de sus manos traía una copa de agua cristalina y en la otra un pequeño aparato luminoso que iluminaba la figura del espíritu en la región del pecho y la copa.
Dijo:
– Vamos a preparar un remedio para el enfermo tal.
Diciendo esto, elevó el aparato luminoso a una altura de un palmo, más o menos, por encima de la boca de la copa y a los pocos instantes vimos, como de un cuentagotas, caer una gota de luz. La gota describió, luminosa, la pequeña trayectoria y cayó en el fondo de la copa. Hubo entonces una especie de pequeña explosión dentro del agua, efervesciendo ésta y subiendo en la copa al mismo tiempo que se volvía totalmente rosa.
El espíritu tomó otra copa de agua y con el mismo aparato repitió la operación y esta vez, del mismo aparato, saltó una gota luminosa de luz azul. Otra copa, y del mismo aparato saltó una gota de luz verde. Se diría que cada copa de agua era para un enfermo diferente, con enfermedad distinta.
En todos los casos hubo la sorprendente explosión de colorido fosforescente. El espíritu repitió eso numerosas veces. Esos remedios así producidos eran colocados en pequeñas garrafas y enviados a los enfermos y todos ellos mejoraban con el uso de esos medicamentos.
Vi muchos de esos envases de cristal y puedo afirmar que el color que el agua recibía, permanecía para siempre».
Una corroboración de primera mano de lo que venimos relatando, la tuvimos en el Grupo Espírita de La Palma gracias al excelente amigo y espiritista venezolano Juan Vicente Mendoza, que visitó nuestro Centro por vez primera allá por el año 1979. En esa oportunidad nuestro buen amigo y colega nos regaló una excelente conferencia donde relató sus por entonces recientes experiencias relacionadas con las curaciones psíquicas que se producían en Brasil, a donde se había trasladado meses atrás en razón del cáncer que sufría un sobrino suyo llamado Tulio Emilio.
Cuando las entidades espirituales corporificadas trataron el caso en una reunión a la que fueron invitados, celebrada en el Centro Espírita Regeneración, en Río de Janeiro, los médicos del Más Allá explicaron que la enfermedad que Tulio Emilio padecía tenía su causa en vidas anteriores y que había sido elegida por él para aprender una lección en esta reencarnación, por lo que no podían curarle, aunque sí podían aliviarle los dolores que le ocasionaba su mal, Para esto los médicos espirituales prepararon un «medicamento» especial de forma ABSOLUTAMENTE IDÉNTICA al caso relatado últimamente y CON UN APARATO DE IGUALES CARACTERÍSTICAS.
Juan Vicente Mendoza nos contó que el médico materializado pidió que se llenaran varias vasijas de cristal con agua. Cuando las tuvo a su disposición fue a la cabina donde estaba el médium – Fabio Machado -y al poco tiempo apareció trayendo en sus manos un extraño aparato, en todo idéntico al que refiere el Sr. Rafael Américo Ranieri en su obra, con el que transformó el contenido de las vasijas, dándole al agua de cada envase un color diferente. Después de esta operación, el médico del Más Allá dio instrucciones para que los líquidos resultantes fueran tomados por el enfermo en períodos y dosis específicas, del mismo modo que se procedería con cualquier medicina recetada por un médico de nuestro plano. También explicó el espíritu materializado que «aquello» que había introducido en el agua y que produjera su cambio de color, eran substancias o esencias que ellos, los espíritus, extraían de los diferentes reinos de la naturaleza, las cuales tenían propiedades curativas.
Lo significativo para quien ahora les habla a ustedes es que no sólo con ocasión del tratamiento de Tulio Emilio, sino en varios casos más atendidos en aquella misma reunión, las entidades materializadas portaban en sus manos APARATOS IGUALES a los descritos en las experiencias registradas en la obra «Materializaciones Luminosas», siendo los intervinientes en algunos casos LOS MISMOS SERES, LAS MISMAS ENTIDADES que aparecían en las experiencias consignadas en el citado libro; es el caso, por ejemplo, del espíritu conocido con el nombre de «José Grosso». Con tales aparatos los espíritus realizaron numerosas demostraciones prácticas de su funcionamiento y diversas curaciones.
Mauro Barreto, compañero en el Grupo Espírita de La Palma, realizó a mediados de los años 80 de la pasada centuria, un viaje para estudiar el desarrollo del Espiritismo en Brasil. Allí conoció a una extraordinaria persona y veterano médium llamado Antonio Alves Feitosa. Éste le invitó a asistir a una sesión de ectoplasmias, en su transcurso se materializó un médico del espacio de grave aspecto y característica fisonomía árabe, el cual realizó dos operaciones a otros tantos enfermos allí presentes que habían sido citados para la ocasión. Uno de los tratamientos que nuestro compañero presenció consistió en el uso de aparatos de cromoterapia traídos a la sesión desde el mundo espiritual por la referida entidad, muy semejantes a los descritos anteriormente.
Todas las descripciones de hechos que implican el uso de tecnologías de origen espiritual y que hemos venido comentando hasta ahora, corresponden a situaciones que se dan en estados espirituales intermedios, incluso intermedios bajos, en los que se encuentran entidades trabajando en servicios de ayuda y recuperación de otros espíritus afectados por múltiples desequilibrios pero que ya están en condiciones de ser atendidos. En esos estadios laboran numerosas entidades que ya han comenzado a cultivar la fuerza regeneradora de la buena voluntad y que mediante la dedicación altruista a los demás, recuperan parte de sus numerosos débitos. Constituyen para ello colonias a manera de grandes sanatorios u hospitales, que se colocan en regiones espirituales relativamente próximas cercanas a nuestro plano físico, las cuales obedecen a jerarquías y planes superiores, a los que se supeditan.
Las realizaciones técnicas de los mundos sutiles, sin embargo, no son exclusivas de los planos intermedios y superiores. También las hay en los planos inferiores. No nos debe de extrañar esto, pues perfectamente la inteligencia puede haber alcanzado altas cotas de desarrollo en un ser, en el que al mismo tiempo conviva una atrofia moral. ¿No ocurre esto mismo en la Tierra?.
Veamos algún caso donde se nos describan elementos tecnológicos desarrollados en esos planos que en diversas escuelas espiritualistas conocen con de denominación de «bajos astrales».
En la obra «Liberación», recibida también a través de la mediumnidad de Chico Xavier y dictada por la entidad de la que ya hemos venido hablando asiduamente, André Luiz, hay un capítulo titulado Operaciones Selectivas, en el que se relata la visita que con objetivos de estudio realizan varios seres espirituales situados en estadios evolutivos más altos, a los planos inferiores del mundo invisible. Una vez allí, los expedicionarios observan cierta asamblea donde, entre otras cosas, aprecian el uso de un aparato extraño. Esta es la curiosa descripción:
«Poco a poco, delante de nuestros ojos asombrados, tres entidades tomaron formas perfectamente humanas, llevando una de ellas, la que en el porte guardaba mayor autoridad jerárquica, un pequeño instrumento cristalino en las manos».
Seguidamente aquel enigmático objeto es utilizado por parte de la entidad:
«Alzó el instrumento cristalino frente al primer grupo, formado por catorce hombres y mujeres de varios tipos. Efectuó observaciones que no pude seguir y dijo algo a los compañeros que se dispusieron a tomar nota inmediatamente».
Posteriormente se aporta información aclaratoria sobre la utilidad de aquel curioso aparato, cuando el orientador espiritual responde a una pregunta formulada por una de las entidades «expedicionarias» presentes.
«Se trata de un captador de ondas mentales. La selección individual requeriría de largas horas. Las autoridades que dominan en estas regiones prefieren la apreciación en grupo, lo que se hace posible por los colores y las vibraciones del círculo vital que nos rodea a cada uno».
Los visitantes, mezclados como unos más entre la masa de los seres allí presentes, experimentaron en sí mismos una auscultación por medio del aparato. Tras esto, se ofrecen datos adicionales que con los que se precisa aún más su capacidad, función y limitaciones:
«El instrumento no es capaz de marcar la posición de las mentes que ya se transfirieron para nuestra esfera. Es un recurso para la identificación de periespíritus desequilibrados y no alcanza la zona superior».
En el capítulo X de «Misioneros de la Luz», otra obra de la que es autor espiritual André Luiz y receptor el médium Francisco Cándido Xavier, se encuentra una detallada descripción de todo el proceso que las entidades espirituales desenvuelven para llevar a buen término una sesión de materialización o, como sería más adecuado decir, de ectoplasmia. En una de las fases del operativo espiritual se describe el uso de sorprendentes «aparatos» destinados a una importante finalidad:
«No había pasado mucho tiempo, cuando comparecieron algunos trabajadores de nuestra esfera, trayendo pequeños aparatos que me parecieron instrumentos reducidos pero de gran potencial eléctrico, en virtud de los rayos que emitían en todas direcciones…».
El instructor que acompaña a André Luiz, ofrece a su alumno la pertinente explicación:
«… Estos amigos están encargados de operar la condensación del oxígeno en toda la casa. El ambiente para obtener la materialización de una entidad del plano invisible a los ojos de los hombres, requiere elevado tenor de ozono y, además, es indispensable semejante operación, con el fin de que todas las larvas y expresiones microscópicas de actividad inferior, sean exterminadas. La relativa ozonización del ambiente inferior se hace necesaria como trabajo bactericida».
La médium brasileña Ivonne Pereira publicó en 1953 una obra titulada “Memorias de un suicida”. Como se podría inferir del título, su contenido se centra en la terrible situación en que quedan los suicidas tras traspasar el telón de la llamada muerte. La narración sigue el caso de cierto personaje histórico, conocido escritor portugués, que se suicidara, y que en la obra aparece con un nombre ficticio, Camilo Botelha. Estos informes fueron escritos a finales de la década de los años los años 30 del siglo XX, aunque no se publicaron hasta el año citado.
En el libro se recogen numerosas informaciones alusivas a aparatos y sistemas tecnológicos que usan los espíritus, muchos con finalidad terapéutica. Así, se describen sistemas de grabación y reproducción de escenas animadas con los acontecimientos vitales de los espíritus tratados en centros de socorro u hospitales del mundo invisible. También hay muchos pasajes donde se habla de aparatos dotados de pantallas especiales para comunicarse y trasmitir imágenes vívidas a distancia, de forma que lo que en ellas se ve y que sucede en un remoto lugar, parece estar aconteciendo en el mismo sitio donde están los aparatos. Lo que más se le aproximaría, según nuestro entendimiento, sería algo así como una transmisión en un sistema holográfico perfecto. Igualmente se mencionan pantallas donde se reflejan, en escenas totalmente realistas, cada uno de los acontecimientos de la vida de aquellos seres que se conectan a sus mecanismos.
Se nos ofrecen datos sobre sistemas de visión y vigilancia a distancia; para análisis, estudio y evaluación de cara a la preparación de nuevos cuerpos en los seres que van a reencarnar; sobre aparatos parecidos a nuestros televisores, donde aparecen las imágenes de aquellos seres que nos recuerdan con cariño; sobre sistemas para leer en la memoria de la naturaleza cualquier acontecimiento del pasado de la Tierra; otros para observar cualquier hecho o fenómeno que sucede en nuestro globo, bien sea en el mundo microscópico o en el macroscópico, en el interior o en la superficie de la Tierra, en el mundo físico tangible o en otros planos invisibles para nosotros de la naturaleza; aparatos para el tratamiento de los cuerpos espirituales; sistemas que proporcionan energía, iluminación y transporte; instrumentos para búsquedas, sondeo y localización, semejantes a nuestros radares; sistemas de purificación y energetización de ambientes; aparatos que registraban todas las impresiones mentales y emocionales de los que ante ellos se colocaban. Incluso hay referencias, aunque no descripciones, a aparatos para los que el informador carecía de referencias y que escapaban totalmente a su comprensión.
En un voluminoso tratado de cerca de ochocientas páginas titulado «Memorias de un Presidente de Trabajos«, Luiz da Rocha Lima, que fuera durante muchos años máximo responsable del Centro Espírita Frei Luiz, de Río de Janeiro (Brasil), recoge de forma exhaustiva su experiencia a lo largo de varias décadas al frente de un grupo mediúmnico especializado en la producción de fenómenos de materialización. Esta obra es un verdadero arsenal de hechos y experiencias, y es imposible que deje a ningún lector indiferente. Al repasar sus páginas, no puede uno menos que admirar la labor silenciosa de tantos hombres y mujeres que trabajan en el mundo en pro de una humanidad mejor sin alharacas, en silencio y con verdadera humildad. Tampoco podemos evitar recordar a tanto famoso seudo investigador, que afirma con desparpajo y total ignorancia cosas como que «hoy no hay fenómenos como los producidos por aquellos grandes médium de fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, posiblemente – es ésta siempre su intencionada, si bien no siempre expresada, coletilla – porque en la actualidad disponemos de medios para descubrir sus fraudes».
Empecemos extrayendo de esta enjundiosa obra, lo acontecido en la 308ª reunión de materializaciones, celebrada en Río de Janeiro el 2 de enero de 1969. Por varios motivos, aquella reunión fue muy importante, especialmente por un hecho constatado algunas veces, aunque no con demasiada frecuencia, en las experiencias de ectoplasmia y que fue estudiado por Ernesto Bozzano, como es el caso de la aparición de materializaciones diminutas. Tales hechos parece que están relacionados, según las explicaciones dadas por los espíritus, con la «economía de la fuerza» que ejercitan las entidades espirituales cuando, por cualquier circunstancia, no existe ésta en suficiente cantidad. En la ocasión a la que nos referimos, entre otros fenómenos, se manifestaron dos espíritus materializados luminosos, cuyas perfectas formas humanas no sobrepasaban, sin embargo, los 25 centímetros de altura.
Con ser muy interesantes las referencias a estos singularísimos hechos, traemos a colación aquí esta sesión de experimentación por otra razón, ésta: durante el desarrollo de la misma, junto a los espíritus guías de los trabajos y de los médium presentes corporificados, fue materializado «una especie de reactor nuclear produciendo el Efecto de Shorenkoff, del que emanaba una luz azulada muy intensa que provocaba un aumento en la emanación del ectoplasma». (5)
Otros aparatos traídos del Más Allá aparecen descritos en el acta de la 558ª sesión de materializaciones, desarrollada en Río de Janeiro el 22 de Mayo de 1971. En esa sesión se materializó un espíritu de gran luminosidad, de nombre RAMAN, quien traía consigo un aparato especial el cual, según informaron los guías espirituales, sería de mucha ayuda para varios de los presentes que iban a ser tratados por los médicos del espacio. Pasemos a la apasionante descripción de este notable artefacto:
«Surge en el canto del reóstato un aparato de unos 35 centímetros de largo y de unos 25 centímetros de diámetro, forma esferoidal, girando, oscilando, con dos luces dentro, amarilla y anaranjada, teniendo en la extremidad inferior una protuberancia de donde salían chorros de luz dorada.
El aparato vibra sobre el recinto. Ondas de perfume invaden la sala. A veces, el aparato presenta en la parte superior un círculo que gira velozmente. Tiene ranuras o gradas largas y gruesas, y en los intervalos de estas, gradas más finas, paralelas. En su interior hay como un gas amarillo-anaranjado y tiene abajo un apéndice, como una tetilla, por donde arroja luz verde-carmesí. Es un aparato para nuevas técnicas de cura, de la alta espiritualidad».
Veamos ahora como se describe la utilización de este aparato:
«El hermano RAMAN es alto y corpulento. Pone en funcionamiento el aparato, mostrando, con la luz encendida, su silueta. Su largo manto se arrastra por el suelo.
El apéndice del aparato centellea rápidamente. Es una verdadera bomba… Raman ilumina el lecho con la luz del apéndice inferior del aparato. Irradia sobre la hermana Wanda… yendo después hasta la hermana Asteria, aplicando el aparato sobre ella… Al aproximarse al Presidente, éste nota perfectamente el esferoide, las franjas, los lados planos…
(…) Raman continúa tratando los enfermos, usando en cada uno una tonalidad y un color de acuerdo con sus necesidades, pareciendo en algunos verdadero bombardeo atómico».
Luiz da Rocha Lima, aparte de un experimentado director de trabajos mediúmnicos, era el mismo médium y, además, un hombre con notable preparación científica, no en vano era químico. Después de la anterior experiencia, elaboró un pequeño informe en el que sugería posibles explicaciones para el fenómeno observado. Ese informe, aconsejado por una de las entidades espirituales guías, fue sometido a la consideración de los técnicos del espacio en otra reunión de materializaciones – la que hacía la nº 560, concretamente – donde le confirmaron la exactitud de sus razonamientos.
En esencia, las consideraciones del Sr. Luiz da Rocha Lima se centraban en la existencia de una energía sutil de la naturaleza que denominan en Oriente «prana» – en el Espiritismo sería ésta la que conforma el llamado «principio vital» -, cuyo equilibrio en el cuerpo determinaría la vitalidad orgánica y, por tanto, el estado de salud. Según él, los llamados gases raros o nobles del aire son los que portan el prana. A partir de aquí, sigamos con sus palabras textuales el hilo de sus razonamientos:
«Ahora, si un espíritu encarnado puede realizar curas, lo que ya está comprobado a través del magnetismo, ¿qué no podrá hacer un espíritu de alta estirpe espiritual, como RAMAN, si encuentra un ambiente propicio para él.
Es como una dínamo poderosa atrayendo la energía del prana, el propio prana, el Plasma Divino o campo de fotones que Louis de Broglie captara en las energías poderosas, concentrando en su aparato y dosificando metódicamente las energías suficientes a los necesitados.
El color naranja interno del esferoide está constituido de ARGÓN, soporte del prana, cuya energía en electrovoltios (6) es de 106.750.000. Hay dentro una pequeña esfera roja que se agita en todos los sentidos, de acuerdo con las necesidades, que debe estar constituida de NEÓN».
Los técnicos espirituales confirmaron que aquel instrumento podía ser tanto emisor como receptor: de hecho, sobre su superficie se pudo observar algo parecido a un indicador, el cual giraba hacia la derecha cuando emitía, y hacia la izquierda cuando actuaba como receptor.
«En una reunión posterior – dice finalmente Luiz Da Rocha – RAMAN aplicó de nuevo el aparato, pero estaba iluminado por dentro en color amarillo, por tanto lleno de KRIPTÓN, cuya energía en electrovoltios es de 276.300.000″.
En la misma sesión experimental en que apareció por vez primera RAMAN, otra entidad que se dio a conocer con el pseudónimo de Médico del Espacio, realizó varias intervenciones quirúrgicas mientras empuñaba “con la mano derecha un aparato semejante a un tubo ovalado”, a través de cuya punta se derramaba luz roja clara… “Un disco luminoso viene para el centro, luz verde. La luz verde acompaña la operación de retirada del algodón del médium. La luz irradia sobre el lecho donde se encuentra el hermano Lauro».
Entre tanto «Frederick”, otro médico espiritual materializado, explicó a los presentes que varios médicos del mundo invisible estaban junto al enfermo tratado y que aquel aparato había sido preparado ese día para traer remedios que no había en la Tierra.
La última mención sobre aparatos traídos y usados por los guías, médicos, e instructores espirituales materializados que recogemos de esta obra, se encuentra en la relación de hechos de la 825ª reunión de materializaciones, celebrada en Río de Janeiro el sábado 13 de Septiembre de 1975:
«El hermano Pierre sale de la cabina materializado, iluminado, trayendo en su mano izquierda un aparato. Cuida del médium Dirceu, arrodillado, aplicándole en su chacra kundalini…».
Preparados y substancias
El uso por parte del mundo espiritual de elementos o preparados, desarrollados a partir de las substancias que la naturaleza ofrece, con una finalidad precisa como hacen, por ejemplo, nuestros químicos, se deja ver en los relatos descripciones de experiencias registrados en la fenomenología mediúmnica. En este sentido, traigamos aquí de nuevo algo que ya se mencionó anteriormente. ¿No recuerdan los oyentes esta observación hecha por la entidad espiritual nominada José
Grosso, con ocasión de un experimento en que se saturó de radiactividad el ambiente del local donde se desarrollaba la sesión:
«Nosotros, los espíritus – decía –, derramaremos en el ambiente otro elemento que los hombres todavía no conocen y que equilibra la acción perjudicial del radium».
El profesor Urbano Pereira, físico brasileño, cuenta en su libro «Trabajos post-mortem del Padre Zabeu», las experiencias mediúmnicas de efectos físicos – voz directa, materializaciones, aportes, etc. – que tuvieron lugar en el año 1944 en la sede del Grupo Espírita Kardecista Luiz Gonzaga, a través de las notables cualidades del médium Francisco Antunes Bello. El director espiritual de las sesiones era precisamente la entidad conocida como Padre Zabeu, que frecuentemente aparecía materializada y que otras veces hablaba por voz directa. Señala el profesor Pereira que en la producción de los fenómenos los espíritus utilizaban muchos auxiliares químicos del espacio y otros más ligados al mundo físico.
Acudamos, una vez más, a esa interesante obra que es «Memorias de un Presidente de Trabajos», particularmente a los ilustrativos hechos acontecidos en la 640ª reunión de materializaciones, celebrada el 8 de abril de 1972. En ella, el espíritu materializado del Dr. Frederick trata a diferentes pacientes, uno de los cuales es el mismo Luiz da Rocha Lima, director de los trabajos, a quien realiza una delicada operación de corazón. Antes de empezar la intervención, el médico del espacio anuncia que va a utilizar «un anestésico todavía no empleado en la Tierra», y que el mismo tendría «un olor ligeramente alcohólico». Dicho anéstésico, precisaría, era «más fuerte que los originados del xylol (Dimetil-benzeno)».
Efectivamente, el Dr. Frederick empapó el pecho de su paciente con el anunciado anestésico, acción experimentada por el enfermo con la sensación de un «frío intenso», que le provocó una anestesia local.
Cromoterapia
Habrán observado los oyentes, según las experiencias relatadas, prácticamente que casi todos los aparatos que los espíritus materializados portan y usan para curar, aparecen descritos como fuentes de luz de diferentes colores que aplican a los dolientes según sus necesidades o afecciones. Precisamente esta cuestión fue planteada a las entidades espirituales por los integrantes del Centro Frei Luiz; los instructores del mundo invisible respondieron, en esencia, lo siguiente:
LUCES BLANCAS.- Según los espíritus «proceden de la Luz Divina, aunque degradadas en parte de acuerdo con la preparación del ambiente y vibraciones sinceras y unísonas» de los asistentes reunidos para ayudar. Esta luz cura, alivia y neutraliza las energías psíquicas negativas. «Es la Luz Divina, fuente de energía pura», afirmaron.
LUCES DE COLOR ROJO.- La función de las energías lumínicas de este color es, según los informantes espirituales, la de «filtrar las células positivas y anular las negativas».
LUCES DE COLOR VERDE.- «Atenuándose hasta el blanco son empleadas para eliminar coágulos y evitar trombosis», señalaron los guías del mundo invisible. «En su pasaje de verde para el blanco – precisaron – los médicos consiguen desmaterializar el coágulo en los (pacientes) que tienen mérito o que están al final del karma bien aprovechado».
LUCES DE COLOR AMARILLO.- Se emplean principalmente para «eliminar energías psíquicas negativas (miasmas)».
Seguidamente los médicos espirituales explicaron que en las tareas encaminadas a la anulación de actividades de hechicería o magia negra, que a veces realizaban en el Centro, siempre que la entidad médica actuante aparecía materializada portando un aparato con un foco de luz amarilla, era porque el paciente que iba a ser tratado, u otro de los presentes, precisaba que fueran eliminadas de su periespíritu ciertas cargas negativas acumuladas, lo que lograban mediante la aplicación de «pases dispersivos» con estos rayos de luz amarillo-naranja o naranja. Únicamente después de realizada esta limpieza periespiritual, podían ser tratados los cuerpos físicos.
Aparatos usados en el momento de la muerte
Vamos a dejar constancia, a partir ahora, de algunos casos en que se habla del uso de aparatos empleados por equipos espirituales que ayudan a desligarse a los espíritus en el momento de su desencarnación o muerte.
En «Sembrando y recogiendo», otra de las obras dictadas al médium brasileño Hercilio Maes por la entidad llamada Ramatis, en coparticipación con otro servidor espiritual nominado Atanagildo, se recogen numerosos testimonios que demuestran como se enlazan los hechos del pasado de los seres con las condiciones de su presente, puesto que «la siembra es libre, pero la cosecha obligatoria». Se ve claramente el encadenamiento lógico de las causas y los efectos en la serie de existencias de los seres humanos, un encadenamiento justo y amoroso, a pesar de que nosotros, contemplando sólo unos fotogramas del infinito film que es la vida del espíritu, no tengamos noción completa de la película y muchas veces nos quedemos perplejos ante los dolorosos cuadros que se muestran a nuestro alrededor o de los que, incluso, podemos ser nosotros mismos protagonistas.
Uno de los casos de desencarnación que se describen en esta obra es el de Hortensia, una mujer que fuera en aquella vida en fase terminal presa de las profundas limitaciones provenientes de poseer una figura humana horriblemente deformada, circunstancia que la hacía blanco fácil del desprecio y las burlas del populacho ignorante.
Hortensia está en fase de agonía; ante las dificultades de la separación, una entidad amiga solicita la ayuda de un equipo espiritual, que pronto llega a la humilde cabaña en la que la pobre mujer habita:
«Los tres espíritus penetraron y no pudieron ocultar el choque vibratorio desagradable que los alcanzó, por causa de los fluidos densos, mortificantes y la gran cantidad de miasmas, gérmenes y bacilos psíquicos, activados por el desarrollo de su vida inferior. En un costado, echada sobre un montón de trapos y paja infestada, Hortensia, la mujer simiesca y repulsiva, se revolvía en tormentosa agonía con los ojos desorbitados y fijos en el destrozado techo de la cabaña. No tenía semejanza a ser humano alguno, parecía una caricatura esculpida en el tronco de un árbol carcomido. El espíritu más viejo se curvó hacia ella, en un gesto de profunda conmiseración y al mismo tiempo de observación, como el técnico que busca alguna falla en la pieza valiosa. Enseguida aclaró:
– Realmente, el cordón umbilical se rompió y el chacra laríngeo está debilitándose por la evasión del éter físico, lo que se comprueba por la pérdida de la voz al intentar hablar. Ya fue separada la fase instintiva, y ahora nuestro trabajo se concentra en la región mental, en donde queda vestigio de la última onda de vida carnal.
Los dos jóvenes se postraron al lado de Hortensia y conforme a las instrucciones de su mentor, movían sus aparatos en complicados procesos, los que despedían colores de un anaranjado brillante matizado algunas veces con un plateado luminoso. Después de un lapso de tiempo, se podía ver perfectamente el doble astral de Hortensia, proyectado unos quince centímetros por encima de su cuerpo físico, pero todavía ligado a un cordón plateado, que resplandecía como un hilo eléctrico incandescente. Algunos minutos después, el espíritu director tomó un estuche castaño claro, de donde sacó una especie de tijera de podar árboles, la que conectó a una caja que pendía de la cintura de uno de los jóvenes compañeros, algo parecida a un transformador terreno. Rápidamente partieron de la referida tijera millares de chispas serpenteantes de color azul acerado y al cortar el cordón, una parte quedó colgando de la región bulbar del periespíritu de Hortensia, de donde emanaban por la balanceante punta el «tonus vital», en cantidades intermitentes».
Después de esto, el espíritu de Hortensia es dejado al cuidado de varias entidades que habían acudido para realizar aquel trabajo asistencial.
En otro capítulo de la obra, que lleva por título «El Cantor», se detallan los pormenores de la vida de Rosalino y su dramática desencarnación entre las llamas que consumían los restos de su automóvil, después de sufrir un accidente automovilístico. Nuevamente vemos aquí a un equipo de ayuda a los desencarnantes, usando aparatos y substancias desarrolladas por los espíritus:
«Mientras las llamas voraces aniquilaban los restos de su automóvil, Rosalino era asistido desde el ‘otro lado’ de la vida por un singular equipo vestido de blanco. Lo habían envuelto en una densa nube de gas blanquecino con matices azules, que le penetraba por los poros periespirituales. Esa luz partía desde un aparato, parecido a los conocidos extintores que se utilizan en la Tierra para combatir las llamas. Las personas encarnadas que habían acudido para sacarlo de en medio de los hierros calientes y retorcidos, no podían suponer que el espíritu ya se había liberado de su cuerpo carbonizado… Los espíritus vestidos de blanco, lo apartaron del lugar y lo depositaron en una red maciza revestida con una especie de polvo muy parecido al talco, que a su vez producía reflejos luminosos. Después se pusieron en camino con marcha disciplinada fuera de la zona del desastre».
Los benefactores espirituales procedieron seguidamente a aplicar pases sedativos sobre el periespíritu de Rosalino, para apaciguar el estado de franca alteración en que se encontraba el recién desencarnado y, posteriormente, lo trasladaron a un centro de socorro donde permanecería un tiempo, aletargado y al cuidado de los médicos del mundo invisible, hasta el despertar de su conciencia espiritual, hecho que finalmente sucedería una semana después.
El siguiente caso, procedente de la misma obra, se encuentra descrito en el capítulo titulado «La vida contra la vida».
Zelita es una mujer que había desencarnado relativamente joven, con apenas 50 años de edad, después de una vida llena de contrariedades y errores. Tras su desencarnación, pasó a un estadio espiritual bastante inferior, dada la densidad de su periespíritu, donde sufrió una dura purificación que ella vivió como una terrible pesadilla. Finalmente, cuando sus condiciones espirituales estuvieron propicias, pudo ser rescatada y ayudada por los amigos del mundo invisible, que la trasladaron inconsciente a un sanatorio espiritual. Pasado un tiempo relativamente breve, Zelita despierta y se da cuenta de que se encuentra en un ambiente extraño para ella:
«Se encontraba descansando en una modesta cama, con sábanas blancas y muy reconfortantes. A su alrededor había una claridad rosada muy tenue, que a su vez iluminaba todo el aposento. Todavía se notaba agotada, pero podía razonar con más lucidez, mover los ojos y sentir la aspiración y expiración de los pulmones debilitados. Estaba tan decaída que no podía casi hablar…
Al poco rato, la puerta se abrió y entró una mujer de aspecto bondadoso, pero de mirar severo, dio unos pasos y se inclinó sobre la cama. Tenía un vestido azul ceniza muy claro, su cuerpo era delgado y esbelto…».
La mujer, manifestando mucha energía, instó a dos jóvenes enfermeros que estaban presentes, a realizar el trabajo para el que habían venido:
«Entonces uno de los jóvenes enfermeros ajustó un tubo blanquecino y aparentemente de plástico a una bola de material cristalino, de color amatista muy brillante, mientras el compañero fijaba por el otro extremo una especie de farolito, cuyo vidrio era de un tono naranja muy vivo. La señora se inclinó delicadamente hacia Zelita, mientras los dos jóvenes aplicaban el raro aparato a una distancia de cinco centímetros de la región del bulbo y del cerebelo. Rápidamente accionaron un pequeño botón y apareció un brillante fluido de color naranja, que parecía compuesto de millares de pequeñísimos hilos chispeantes, formando un tejido que se filtraba por el tubo de plástico. Ese chorro de fluido se esparcía por la región posterior del cráneo de Zelita, el que inmediatamente lo absorbía con cierta avidez. La cabeza comenzó a tomar un color claro muy suave, que inmediatamente se extendió por toda la columna vertebral. La luminosidad por momentos disminuía, como aumentaba, presentando el maravilloso diseño de todo el sistema nervioso. Parecía que estaba formado por finísimos hilitos de seda, mezclándose con el suave liláceo que demarcaba el sistema endocrino; después todo el conjunto se transformaba en un tono anaranjado resplandeciente que iluminaba sorpresivamente la matriz espiritual, que da vida a la forma humana».
Todo el tratamiento, realizado con el concurso de aquel aparato tan especial, tenía como finalidad despertar las fuerzas vitales del periespíritu de la paciente, en extremo debilitadas tras su permanencia en los bajos estadios del mundo astral.
Pasemos ahora a tratar el tema que venimos estudiando desde una perspectiva un tanto diferente.
Tal como manifestamos oportunamente y como seguramente sabrán muchos de los que nos escuchan hoy, la denominada Transcomunicación Instrumental consiste en el establecimiento de puentes de comunicación con el Más Allá mediante el uso de instrumental electrónico.
Lo que podríamos considerar, de alguna manera, un antecedente – al menos en el objeto, no así en los medios – de estos «puentes de comunicación» entre los dos mundos, el espiritual y el terrestre, se le ocurrió al periodista, investigador psíquico y médium inglés W. T. Stead, una de las 1.513 víctimas del hundimiento del «Titánic», ocurrida el 14 de abril de 1912. Pocos años antes de su muerte Stead había creado en Inglaterra una agencia de comunicaciones entre muertos y vivos, a la que denominó «Oficina Julia». Este nombre fue adoptado por Stead como homenaje a una entidad espiritual que se comunicaba en sus experimentos mediúmnicos y que fue precisamente quien le sugirió inicialmente la idea. A la oficina acudieron numerosos clientes y entre los comunicantes espirituales llegaron a aparecer algunos que habían ocupado destacados puestos públicos en su última vida.
De hecho Stead recopiló importantes declaraciones efectuadas por el supuesto espíritu de Catalina II, emperatriz de Rusia, fallecida en 1796, con relación a la situación política en los Balcanes. Y estas comunicaciones fueron acertadas, pues los acontecimientos históricos posteriores confirmaron las previsiones allí contenidas. Hasta tal punto fue esto así, que varios meses antes del asesinato de los reyes de Serbia, Alejandro y Draga, acuchillados en su lecho, en una reunión mediúmnica presidida por Stead fueron profetizadas estas muertes. Se sabe que Stead intentó comunicarse con el embajador Serbio para que advirtiera a su soberano, pero sus gestiones no dieron fruto.
El, de todo punto de vista inusitado campo de investigación – hasta hace relativamente pocos años – de la Transcomunicación Instrumental (TCI), viene desarrollándose en los últimos tiempos de una manera extraordinaria, especialmente en Europa. Las comunicaciones recibidas por varios grupos de trabajo en Alemania, Luxemburgo, Italia, Francia, los Estados Unidos de Norteamérica y últimamente Brasil, vía radio, teléfono, televisor, computador y diversos sistemas desarrollados ex-profeso, como los distintos modelos del Spiricom y Vidicom, permiten concluir que grupos de científicos y de técnicos desencarnados, ayudados por diversas entidades del Más Allá, están interesados en establecer puentes de comunicación con el plano físico o de los encarnados. Para ello han realizado e instalado en los planos donde viven, verdaderas «estaciones emisoras», llenas de complejos y sofisticados aparatos, cuyo funcionamiento escapa por el momento a nuestro entendimiento. Comunicaciones en las que se habla de estas instalaciones se han recibido por diferentes grupos de investigadores. De manera significativa, se ha de señalar que referencias sobre la existencia de tales complejos técnicos se habían recogido ya desde los primeros tiempos por los pioneros en la obtención de las voces electrónicas (EVP), como fueron los casos de Jürgenson y Raudive. Friedrich Jürgenson, por ejemplo, decía al respecto:
«Por más fantástico que parezca todo esto, la verdad es que se trata de voces de personas muertas, que por libre iniciativa buscan lanzar un puente sobre el abismo que separa su plano de existencia del nuestro. Con ese objetivo, los organizadores del Más Allá utilizan no solamente una instalación semejante al radar, sino que también disponen, por lo que parece, de una frecuencia de onda electromagnética especial, que manipulan a voluntad, interfiriendo las ondas cortas, medias y largas de nuestras estaciones radiofónicas». (7)
Jürgenson contaba, además, que todos los contactos entre los «muertos» y los «vivos» por medio de la TCI, ya en su época, eran fiscalizados por una «Central de Investigaciones» semejante a una estación multiplicadora, que disponía de medios para, si hacía falta, intensificar enormemente las señales emitidas.
Los comunicantes del Más Allá por medios electrónicos de las últimas décadas han dado nombre a estas estaciones emisoras o puentes de comunicación. Tenemos así denominaciones como: Estudio Kelp, Radio Peter, Kegele, Kostule, Puente Goethe, Sigtuma, Irvides, Puente Euroseñal, ABX Juno, Puente Burton, Sistema GA-1, Flujo del Tiempo, Life-Line, Central, Co-Tiempo, estación Landell, etc. Incluso han enviado imágenes (transfotos) de parte de algunas de estas instalaciones por medio del VIDICOM, las cuales han sido publicadas en diversos medios. Es más, en sus comunicaciones los técnicos del Más Allá han aportado informaciones substanciales para la mejora de los equipamientos de los grupos de investigadores terrestres.
En una comunicación recibida por el ingeniero y transcomunicador alemán Hans Otto König en 1988, por intermedio de su equipo electrónico, los seres del Más Allá afirmaron:
«Somos capaces de influenciar vuestra tecnología. Mas tenemos nuestros propios aparatos para contactar con ustedes».
El 15 de octubre de 1987 falleció Friedrich Jürgenson. Pocos días después, estando con el Grupo de Luxemburgo los investigadores alemanes profesor Ernst Senkowski – la máxima autoridad mundial en TCI – y el Dr. Ralf Determeyer, surgió por la radio la voz de Konstantin Raudive, quien anunció la feliz llegada a su plano de Jürgenson. A los pocos minutos, el mismo Jürgenson se comunicó por vez primera tras su desencarnación, aludiendo con sus palabras a la tecnología mediante la cual sus amigos del Más Allá lograban comunicarse. Estas fueron sus palabras entonces:
«¡Buenas tardes, mis amigos!. Aquí habla Friedrich Jürgenson. Gracias por su presencia. Naturalmente se trata aquí de otro tipo de conexión, de una especie de radar que nuestros amigos de aquí construyeron…».
Otras menciones a aparatos o sistemas técnicos usados por los habitantes del Más Allá, recibidos vía TCI, se encuentran en los contactos obtenidos por el Grupo de Darmstadt (Alemania), con quien se comunicaba la estación espiritual denominada ABX-Juno. Así, el 7 de Julio de 1987, se recibía por radio una comunicación que transcribimos resumidamente:
«Queridos amigos de Darmstadt, por favor presten buena atención: Aquí habla, conforme prometimos, ABX-Juno. Nuestros técnicos están intentando activar el transcantor de nuestro lado. Pedimos un poco de paciencia. Necesitamos del transcantor de nuestro lado para establecer el contacto entre ustedes y los suyos que se encuentran de nuestro lado…».
Otra referencia a ese peculiar aparato que los científicos del Más Allá denominan «transcantor», la encontramos en la comunicación recibida en el Grupo de Darmstadt el 7 de septiembre de 1987:
«Aquí habla ABX-Juno. Buenas tardes, queridos amigos de Darmstadt. Vamos a informarles sobre la siguiente evolución. El transcantor fue reajustado por nuestros técnicos. Esto significa para ABX-Juno que consigo recibir sus voces sin límites. Desgraciadamente todavía no es posible para ustedes oír nuestras voces por mayores espacios de tiempo, mas estamos en el camino de una solución también para este problema y después esperamos poder mantener conversaciones con ustedes cada vez más prolongadas…».
Todo da a entender que el futuro nos deparará grandes y magníficas sorpresas en cuanto a la ayuda tecnológica que podremos recibir de altas instancias espirituales. En este sentido una estación de Más Allá anunció que seres superiores a ellos deseaban primeramente un perfeccionamiento de la espiritualidad humana, antes de transmitir informaciones técnicas adicionales para los contactos (8). Por tanto de nosotros, los seres humanos, parece ser que depende, en última instancia, la obtención de mejores y más trascendentes resultados en los años venideros.
EL ENIGMA DE LAS «ABDUCCIONES» Y LOS «IMPLANTES»
¿Qué son las «abducciones»?
Desde hace poco más de dos décadas, de una manera generalizada, un nuevo y singular aspecto se sumó a la ya de por sí compleja problemática asociada al fenómeno OVNI: son los casos de personas que dicen haber sido secuestradas por seres extraterrestres, introducidas en sus naves y, en la mayoría de los casos, sometidas a exhaustivos exámenes médicos, incluidas la toma de variadas muestras orgánicas.
Muchas de las personas que habían sufrido abducciones no tenían conciencia inmediata de su experiencia, sino que la recordaban parcialmente, aunque todos tenían la sensación de «tiempo perdido». Mediante el afloramiento de fragmentos de esas vivencias en sueños, en forma de recuerdos deslabazados y posteriormente con la ayuda de investigadores que emplearon técnicas como la hipnosis, comenzaron salir a la luz alucinantes experiencias.
Mientras los primeros casos registrados fueron pocos y aislados, tales supuestos hechos fueron objeto de severas críticas y puestos en duda por la mayor parte de los investigadores; pero posteriormente este tipo de casuística fue aumentando de una manera increíble, alzándose como uno de los aspectos más problemáticos y discutidos de todo lo relacionado con la fenomenología OVNI-Extraterrestre.
En la investigación de los numerosos casos de supuestas abducciones registrados, los testigos señalan frecuentemente, como ya comentamos, haber sido sometidos a observaciones y manipulaciones médicas, incluyendo la toma de muestras orgánicas diversas y, en ciertos casos, la introducción en sus organismos de pequeños aparatos.
Los testigos relataban con mucha frecuencia que posteriormente a su extraña experiencia, en sus cuerpos aparecían señales que no tenían con anterioridad, tales como pequeñas cicatrices en diversas zonas de su piel, rojeces y marcas diversas que asociaban a aquellas manipulaciones a las que decían haber sido sometidos. En el cuerpo de muchos de esos testigos pudo verificarse la presencia de esas marcas.
Pero en los últimos años, los relatos de estas personas que hablaban de que en sus cuerpos habían sido introducidos pequeños y enigmáticos artilugios, comenzaron a ser investigados en profundidad. Y ahora viene lo realmente sorprendente: se pudo comprobar que curiosos y diminutos cuerpos o «aparatos», aparecían en diversas partes de los organismos de numerosos abducidos (manos, brazos, rodillas, piernas y especialmente en la cabeza: cuello, barbilla, cara e, incluso, en el cerebro). Estos pequeños artilugios, tras ser extirpados de los cuerpos de estas personas, muestran variados aspectos y formas, así como extrañas composiciones, desconcertando a la ciencia médica.
Médicos pioneros, como el norteamericano Dr. Derrel Sims, han logrado extraer numerosos implantes de este tipo, de los cuales guarda una amplia colección.
Implantes Astrales Las Investigaciones de la Asociación Espírita «Casa do Jardim».
El doctor brasileño José Lacerda de Azevedo es el autor de la obra «Espíritu-Materia: Nuevos Horizontes para la Medicina», cuya primera edición apareció en 1986. En ella se cuentan los trabajos realizados en la institución Casa do Jardim y el Hospital Espírita de la ciudad de Porto Alegre. Uno de los trabajos en los que el Dr. José Lacerda y compañeros se han especializado, es en el tratamiento de personas que sufren obsesiones espirituales, logrando a lo largo de los años grandes éxitos, especialmente teniendo en cuenta que la mayoría de los casos por ellos tratados habían sido desahuciados por la medicina clásica e incluso por procedimientos terapéuticos alternativos. Para el tratamiento de esos casos desarrollaron incluso nuevas técnicas que demostraron su validez en la práctica, como la que denominaron APOMETRÍA, cuya descripción no ofrecemos por escapar al objeto de esta conferencia. Lo que si viene a cuento es algo que el equipo de trabajos de desobsesión de Casa do Jardim pudo detectar en sus tratamientos, siempre en casos catalogados como obsesiones complejas. Veamos el relato que sobre esto nos hace el Dr. José Lacerda:
1. Aparatos parásitos fijados al Sistema Nervioso
«(…) Hace años venimos constatando, en los enfermos atendidos en «Casa do Jardim», la presencia de pequeños y extraños aparatos colocados con mucha precisión y pericia en la contraparte astral del sistema nervioso. Ellos aparecen para los videntes como si estuvieran fijados en el cuerpo físico, ya que el cuerpo astral se sobrepone a él. Como este cuerpo astral tiene una fisiología en todo semejante a la física, cualquier perturbación de su funcionamiento fatalmente repercute en ésta, transcurrido poco tiempo.
En el inicio de nuestras observaciones pensamos que la sorprendente presencia de esos aparatitos sólo pudo ser descubierta porque los médiums estaban desdoblados por la apometría; permaneciendo en la dimensión espiritual durante toda la sesión de trabajos, estaban en condiciones de ver, en detalles, la estructura astral y los desvíos anatómicos de los pacientes. Vimos, después, que esta percepción también es el resultado de la simple clarividencia, sin recurrir al desdoblamiento. Tenemos, hoy, una explicación aún más plausible, que tal vez aclare la razón por la cual esos aparatos no fueron identificados hace mucho más tiempo: es probable que los médiums, viendo, no posean noción exacta de lo que ven. Nos explicamos: de ordinario, los aparatos son pequeñísimos y las personas que tienen condiciones para verlos, raramente conocen los detalles anatómicos del sistema nervioso.
Por todo eso, cuando nos enfrentamos con el primer caso (junio de 1972)… nuestra sorpresa fue enorme. Se trataba de algo totalmente anómalo. Desconocido. No teníamos ninguna referencia sobre el asunto, ni donde consultar, para esclarecimiento.
En estos últimos catorce años – de 1972 a 1986 -, además, el volumen de casos atendidos, tratados y observados fue creciendo constantemente. Han podido ser contados más de mil, con los más variados grados de complejidad, sofisticación y gravedad de efectos».
2. ¿Cómo funcionan?
«La finalidad de esos ingenios electrónicos (electrónicos, sí, y sofisticados) es causar perturbaciones funcionales en áreas como las de la sensibilidad, percepción o motoras, y otros centros nerviosos como núcleos de la base cerebral y de la vida vegetativa. Más perfectos y complejos, algunos afectan áreas múltiples y zonas motoras específicas, con las correspondientes respuestas neurológicas: parálisis progresivas, atrofias, hemiplejías, síndromes dolorosos, etc., paralelamente a las perturbaciones psíquicas.»
«(…) La constante interferencia en el sistema nervioso provoca perturbaciones importantes en la vida vegetativa y, sobre todo, en el vasto dominio de la mente. Las víctimas de ese tipo de obsesión sufren distorsiones casi inmediatas en la apreciación de los valores, con desvíos de la conducta que terminan por desestructurar sus personalidades.
La técnica más corriente consiste en fijar el aparato en el cerebro o huesos del cráneo con tornillos especiales. Enseguida son hechas conexiones mediante finísimos filamentos con diversas áreas del sistema nervioso central o núcleos a lo largo de la columna, de acuerdo con el efecto específico deseado.
En algunos aparatos vimos que recibían señales electromagnéticas de controlada y variable intensidad… Estas afectan continuamente determinadas áreas del cerebro, causando agotamiento y fatiga funcional. Alterando el umbral de la respuesta fisiológica a determinados estímulos normales, eran emitidos comandos anómalos e intempestivos hacia el área auditiva…, sugerían formas de autodestrucción e impulsaban a toda una gama de acciones nefandas o esdrújulas, directamente inyectadas en el cerebro».
El autor describe la existencia de aparatos aún más refinados, como los casos de aquellos que aprovechan las energías propias del individuo para retroalimentarse. Pone el ejemplo de aparatos conectados a partes delicadas del sistema nervioso, de los que se ha derivado una conexión a un órgano del mismo individuo que para su funcionamiento ordinario necesite mucha mayor cantidad de energía eléctrica (un músculo, por ejemplo), de tal manera que cuando ese órgano se pone a funcionar emite una descarga en dirección al centro nervioso provocando algo semejante a un cortocircuito y causando auténticos desastres, con inmediatas e intensas perturbaciones funcionales. «Sin saberlo, la persona hace funcionar continuamente el ingenio parásito», dice el Dr. José Lazerda.
Esbozo de una nueva Hipótesis
A través de todo lo dicho hasta aquí, todos ustedes, amigos, seguramente habrán llegado a una misma deducción: ¿No es verdad que hay una extraña semejanza entre la casuística ufológica de los implantes a que han sido sometidos numerosas personas que han sido supuestamente abducidas – se afirma – por seres extraterrestres y las investigaciones desarrolladas por la Asociación Espírita Casa do Jardim, de Porto Alegre (Brasil) sobre implantes relacionadas con obsesiones de carácter espiritual?.
¿No estará en esta causa espiritual el origen de una parte, al menos, de las conocidas experiencias catalogadas como abducciones extraterrestres? Y digo una parte, porque no excluyo que haya casos en que pueda seguirse sosteniendo la hipótesis extraterrestre – con objetivos desconocidos, incluso con finalidad positiva, ¿por qué no? -, así como también – con muchísima más razón aún – la hipótesis terrestre, es decir, la de acciones desarrolladas por las centrales de inteligencia, por organizaciones gubernamentales secretas y por los poderes militares de las grandes potencias, con oscuros fines.
CONCLUSIONES
Nuestra educación y nuestra cultura, dominada generalmente por una determinada tradición religiosa, ha conducido a que amplios sectores de esta sociedad mantengan, en muchos aspectos, concepciones tremendamente deformadas sobre la realidad espiritual. En gran parte ello ha venido motivado por la paulatina desnaturalización de un mensaje espiritual original positivo, concebido en su génesis para aportar conocimientos y elevar el grado de conciencia del ser humano, pero que tras ser manipulado tendenciosamente por las organizaciones religiosas y sus jerarquías para adquirir predominio y poder y con el fin de su perpetuación, se ha transformado en una fuente de desorientación.
Es explicable, pues, que de ordinario a muchos resulte tan difícil aceptar ciertas informaciones que nos deberían hacer reflexionar, sobre todo teniendo en cuenta que con ellas se cumple la ley de la concordancia; es decir, que la misma información substancial ha venido siendo aportada en tiempos distintos y por diferentes fuentes no conectadas entre sí.
Entre esas informaciones están las que se refieren a la naturaleza y condiciones de la vida en el mundo espiritual. Siguiéndolas se puede establecer que la vida en los planos invisibles se parece mucho a la terrestre en su estructuración; aunque, parafraseando lo que dicen los espíritus, es más acertado decir que la vida terrestre es la que es un pálido reflejo de la vida espiritual y no al revés.
Dentro de esta analogía entre la vida espiritual y la terrena, existen investigaciones y desarrollos científicos y técnicos que se llevan a cabo en el mundo espiritual, que anticipan los avances que posteriormente alcanzaremos en el plano de los encarnados. De ahí que en las informaciones obtenidas por vías mediúmnicas fiables, se nos hable de extraños y sofisticados aparatos, portadores de magníficas cualidades para el diagnóstico y la curación, o también para el estudio de la naturaleza; aparatos que usan formas de energía y manipulan fuerzas para nosotros todavía difícilmente imaginables. En esos mismos informes se nos asegura que esas realizaciones técnicas serán nuestras en el futuro, pero que algunas de ellas, para llegar a ser una realidad física, precisan antes de un cambio importante en la sociedad terrestre, en la conciencia de los humanos, que debe hacerse menos egoísta y más espiritual. Según eso se vaya produciendo, nos anticipan esas entidades, cosas sorprendentes y revolucionarias nos esperan.
Por último, he querido dejar constancia en esta conferencia del esbozo de una hipótesis que estimo puede aportar un poco de luz al extraño fenómeno de las denominadas “abducciones e implantes extraterrestres”. Como hemos señalado, investigaciones realizadas en algunas importantes instituciones espíritas, integradas por personas muy preparadas, han podido detectar y solucionar casos de enfermos afectados por obsesiones espirituales, que presentaban implantados en su cuerpo periespiritual pequeños y extraños aparatos que les causaban diferentes alteraciones neurológicas y físicas. Y lo más curioso de este hecho, es que la detección de esos diminutos aparatos comenzó a darse mucho antes de que saliera a la luz la problemática de los implantes en el cuerpo de personas presuntamente abducidas por supuestas entidades extraterrestres.
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Ponencia presentada en las «III JORNADAS ANDALUZAS DE ESPIRITISMO» – Sevilla, 31 de Octubre, 1 y 2 de noviembre 2003.
Todo esto es muy interesante. Muchas gracias por tu dedicación y generosidad al compartirlo.
Muchas gracias Mª Ángeles, un buen amigo me enseñó que «lo que no se comparte se pudre». Esperamos que sigan siendo de tu interés los materiales que insertemos en adelante.